Millones de personas han compartido durante más de una semana la pregunta existencial de un entrenador de fútbol impotente tras una derrota. Fue poco original. Como un mártir a punto de morir, miró al horizonte de los flashes y se preguntó por qué. Su plegaria alcanzó a millones de personas: unos a favor, otros en contra.
Lástima que el tema de su lamento pleberiano incluyera supuestas ayudas arbitrales y tratos de favor al Barça. Lástima que millones de cerebros se hayan conectado durante tanto tiempo para ocuparse de un tema tan insustancial.
Imagínate a la mitad de ese numeroso grupo de personas participando de la misma pregunta. Un enorme "por qué" de cabo a rabo del planeta Tierra, pero provisto de contenido.
¿Por qué aún hoy se muere gente de hambre en el mundo cuando hay excedentes de alimentos, de dólares y de tecnología? ¿Por qué somos cómplices de un sistema económico asesino que suministra armas cada vez más mortíferas a los países más desgraciados para que se maten entre ellos? ¿Por qué no exigimos justicia y transparencia a nuestros políticos? ¿Por qué la gente se encuentra sin empleo y se le pide que consuma más productos para levantar el país? ¿Por qué se nos exige abrocharnos el cinturón y esa expresión sólo repercute en los más pobres?
Podríamos estar hasta el próximo siglo enumerando porqués. Imagina que los interrogantes de arriba están resueltos, aunque sea demasiado imaginar. No podemos desdeñar otros porqués.
¿Por qué en la era de las comunicaciones la gente se sigue sintiendo sola? ¿Por qué, con toda la cultura antigua y moderna a nuestro alcance, seguimos siendo tan incultos? ¿Por qué, a pesar de la red de redes, estamos tan desinformados? ¿Por qué nos importa un bledo tirar la vida, la única que conocemos, por la borda y nos perdemos en sufrimientos estériles? ¿Por qué no nos dedicamos a optimizar cariño y a construir sueños en lugar de optimizar recursos y construir autopistas?
E incluso podemos añadir otro interrogante: "para qué". ¿Para qué sirven la bolsa, las redes sociales, las plataformas petrolíferas, los cazas, los residuos nucleares, los satélites...? ¿Qué papel juegan los pilares de nuestra economía globalizada en el único objetivo que merece la pena: el bienestar común?
Lástima que el tema de su lamento pleberiano incluyera supuestas ayudas arbitrales y tratos de favor al Barça. Lástima que millones de cerebros se hayan conectado durante tanto tiempo para ocuparse de un tema tan insustancial.
Imagínate a la mitad de ese numeroso grupo de personas participando de la misma pregunta. Un enorme "por qué" de cabo a rabo del planeta Tierra, pero provisto de contenido.
¿Por qué aún hoy se muere gente de hambre en el mundo cuando hay excedentes de alimentos, de dólares y de tecnología? ¿Por qué somos cómplices de un sistema económico asesino que suministra armas cada vez más mortíferas a los países más desgraciados para que se maten entre ellos? ¿Por qué no exigimos justicia y transparencia a nuestros políticos? ¿Por qué la gente se encuentra sin empleo y se le pide que consuma más productos para levantar el país? ¿Por qué se nos exige abrocharnos el cinturón y esa expresión sólo repercute en los más pobres?
Podríamos estar hasta el próximo siglo enumerando porqués. Imagina que los interrogantes de arriba están resueltos, aunque sea demasiado imaginar. No podemos desdeñar otros porqués.
¿Por qué en la era de las comunicaciones la gente se sigue sintiendo sola? ¿Por qué, con toda la cultura antigua y moderna a nuestro alcance, seguimos siendo tan incultos? ¿Por qué, a pesar de la red de redes, estamos tan desinformados? ¿Por qué nos importa un bledo tirar la vida, la única que conocemos, por la borda y nos perdemos en sufrimientos estériles? ¿Por qué no nos dedicamos a optimizar cariño y a construir sueños en lugar de optimizar recursos y construir autopistas?
E incluso podemos añadir otro interrogante: "para qué". ¿Para qué sirven la bolsa, las redes sociales, las plataformas petrolíferas, los cazas, los residuos nucleares, los satélites...? ¿Qué papel juegan los pilares de nuestra economía globalizada en el único objetivo que merece la pena: el bienestar común?
Comentarios