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Mostrando entradas de 2017

Los desafectos

Todo parece ir bien cuando uno se despreocupa. Pero la calma total suele ser mala consejera. Uno no advierte que la ausencia de vibraciones no es la felicidad, sino lo contrario al amor. Lo más probable es que haya un desafecto en curso. El otro suele no enterarse. Cuando se le notifica, o lo descubre, qué tragedia, y qué pesado resulta subir con la cruz a cuestas por todas las etapas del duelo incluyendo la negación. Hasta resignarse suele rebelarse. Nadie me puede dejar de querer, es la consigna. Algunos se agazapan en su desafecto hasta que el otro siente igual, pero son los menos. El desafecto suele llegar por sorpresa, aunque haya expertos en anticipar desgracias.

Ante el horror

Antes del atentado de las Ramblas sabíamos que los actos terroristas generan mucho dolor. Pero una cosa es saber algo, y otra muy distinta, interiorizarlo. Al barcelonés de a pie, no a los ricos de Pedralbes ni a los futbolistas del Barça, el tramo de las Ramblas que va desde Canaletes al Liceu le trae recuerdos del día a día. Porque para los ciudadanos de Barcelona ese espacio no es el pretexto turístico para acabar sentado ante una sangría de polvos y una paella precocinada. Y no digamos para los viejos que conocieron unas Ramblas totalmente integradas con Ciutat Vella. La gente que no vive en Barcelona no entiende que cruzamos la Rambla muchas veces al mes, muchísimas al año, y que tenemos asociados a este tramo muchos recuerdos. De entenderlo, nadie escribiría que los terroristas han atentado contra el capitalismo o la globalización representada por un turismo masivo. Por favor, las Ramblas eran de los ciudadanos antes de que pusieran el Burger King o la tienda of

La ficción es la libertad

Perdonad que insista, pero en el campo de las ideas ir cambiando todo el rato de argumento no me parece una muestra de riqueza. Al contrario. El caso es que hay que separar la parte creativa y literaria de la escritura, y el resto, que es básicamente, todo lo que conforma la puesta en circulación del texto para su lectura. Para lo primero, nada mejor que la ficción. Nado muy a gusto en las aguas imperfectas que voy trazando gracias a lo que capto y querría captar, a lo que otros captan, o lo que no captan. Es mi captura del mundo. Es mi libertad.

De la vida y la muerte

Tantas veces me he caído, y otras tantas me he levantado. Creo que aunque suene ingenuo hay que apelar a la Naturaleza cuando cada día nos ofrece un espectáculo de resurgimiento. Renace la hierba desde el pedregoso manto que parece incapaz de dar vida. Y, sin embargo, de la dureza de la masa inerte brota la vida a cada instante. Hablo de un renacimiento simbólico, claro. Recuperarse de los varapalos de la vida está en el adn de los seres humanos y, seguramente, de cada ser vivo. De lo que quiero hablar es de la incesante renovación en el espíritu y, más tarde (sin viceversa), en el pensamiento.