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El asesinato de Bin Laden: no me creo nada

La credibilidad de EEUU, en la UVI.
Ya hemos nadado suficiente en el siglo XXI como para exigir rigor a las informaciones. Respecto a la ejecución de Bin Laden, a mì no me basta con el discurso de Obama, por mejor que su aparato propagandístico realice los montajes de vídeo. En realidad, ¿qué hemos visto? Un helicoptero destrozado, una casa en algún lugar hecha trizas y las caras absortas de Barack Obama y la señora Clinton observando... algo.

Seamos serios: necesito ver fotos del cadáver para saber que ese hombre está muerto. Y si quieren que me crea que intentó resistirse, a pesar de estar desprovisto de armas, pues que me dejen ver el vídeo. Lo contrario es decir medias verdades que para mí equivale a mentir.

En esta noticia la sombra de la sospecha se alarga. Una de las hijas de Bin Laden aseguran que los supersoldados norteamericanos capturaron a Bin Laden vivo y lo ejecutaron. Dado que entraron en un país sin permiso, violando el espacio aéreo; dado que no tenían ningún derecho a realizar una misión ilegal con tan trágico final; las fuentes oficiales de Estados Unidos pierden credibilidad frente a la opinión de una testigo presencial.

Al final, tendrán que confesar la verdad y espero que les salga más caro que cuando mintieron descaradamente con el bulo de las armas de destrucción masiva.

Bush, Obama, Kennedy, Nixon... Da igual. Y si Llamazares le ha dicho a Zapatero que no lo reconoce tras brindar por el asesinato de Bin Laden, entonces don Gaspar es más ingenuo todavía que yo, que ya es decir.

A propósito, el nombre de la operación, Gerónimo, dice mucho del progreso que ha experimentado el pueblo estadounidense desde el exterminio de los indios a la invasión mundial de estos tiempos. Cada cual que lo entienda como quiera.

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