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Por desgracia, ha pasado: regreso a los tiempos de la represión franquista


Los desalojados apenas
ofrecieron resistencia. /EFE

 Hace muy pocos días avisaba sobre esta posibilidad. Pues bien, una vez pasadas las elecciones, los políticos se han quitado sus máscaras y hemos podido ver su verdadero rostro: el de la intolerancia violenta.

Resulta curioso, cuando menos, que ayer en el programa de sátira política de TV3, Polonia, no apareciera el personaje que representa a Felip Puig, conseller d'interior. Lo que caracteriza a este personaje es que siempre va con un bate de béisbol dispuesto a repartir a la mínima. ¿Censura en TV3? Casi seguro, porque se trata de una caracterización desternillante... excepto si la realidad supera la ficción y sus súbditos se dedican a vapulear a gente pacífica sin discriminar sexo, edad ni condición.

En Barcelona, que es donde los mossos d'escuadra han sembrado el terror entre los indignados, sólo interesa que la ciudad luzca pulcra para los turistas de cara al fin de semana y, sobre todo, que la posible victoria del Barça se celebre con los altercados de siempre. Ni uno más.

Varias conclusiones:
-Nuestros políticos viven de espaldas a los intereses de la gente que los ha elegido. ¿Quién se creen que son? Cuando mandan a los mossos a apalear a sus conciudadanos, ¿no están socavando los principios del Estado de Derecho?
-La democracia en España es una quimera. En el fondo, se nos permite votar (a un par de partidos con posibilidades) y ya está. En el resto de decisiones el pueblo no tiene voz ni voto.
-El modelo de Barcelona para el presente y el futuro es un parque temático para borrachos europeos de fin de semana y, de lunes a jueves, un gran centro comercial donde todo debe aparentar estar en orden.
-Tanto los ciudadanos como las fuerzas de seguridad son más tolerantes con los desvaríos ocasionados por el fútbol que por las protestas por un mundo mejor.
-El giro a la derecha que ya se está dando en Catalunya y España agravará los abusos del poder y de los artificieros neocapitalistas. Y la gente es libre de votar a quien quiera, pero están cavando dos tumbas, una pequeñita para ellos, y otra gigantesca a modo de fosa común.

De todas maneras, un toque de atención: los medios de comunicación no están contando ni una décima parte de lo que ha ocurrido en la Plaça de Catalunya. Estamos hablando de un asedio premeditado, con una excusa falsa de limpieza de la plaza, que empezó alrededor de las seis de la madrugada y que no concluyó hasta la una de la tarde. Durante unas seis horas, los mossos se han dedicado a pegar y tirotear a todo aquel que se cruzara en su camino. ¡Seis horas maltratando a gente pacífica! Es muy grave.

En fin, lo peor es que era previsible y ha ocurrido. Siguiente parada (ojalá me equivoque), la Puerta del Sol en Madrid.

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