Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2009

Miedo

Hace algunas semanas que ya no le tengo miedo al miedo. Es un paso adelante. Sin embargo, existe un peligro mayor. El sustituto ideal del miedo suele ser la ira. Este post no va dirigido a las personas que utilizan la expresión "qué deprimente" cada vez que alguien rastrea en la verdad. Así que, por favor, vosotros los que despreciáis la parte inmunda de la existencia dejad de leer. Gracias. Como iba diciendo, en el espectro negativo, si se me va el miedo al miedo, que es el peor de los miedos posibles, me puedo dar por satisfecho. Lo malo es que inevitablemente surge la ira. Por ejemplo, leo "Nocilla Dream" y algunos poemas sueltos de las vanguardias europeas (casualidades de la vida) y llego a una conclusión taxativa: no se deberían publicar poemas escritos desde la razón, sea en modo automático, inconsciente o gilipollas. Sin saber por qué, también llego a otra conclusión: acaso, dejar de querer para salvaguardar mi salud (no demasiado buena) me aleja de la posib

Escribir ya no es lo que era

Hace mucho tiempo, escribir era algo así como un derroche, como cada vez que salía a correr por los caminos de tierra hasta el cementerio; más poéticamente, como cada vez que decía un "te quiero". Nada era premeditado. Todo era verdad, aunque sonara a bolero desgastado. Luego, escribir se convirtió en una especie de oficio para sacar pecho, huir de los peligros de Hacienda, conocer gente extraña y pagar el alquiler, poco más. Y dejó de ser bonito. Artículos de esto y de lo otro. Todo perecedero. Papel cliché. Papel higiénico. Hace más de un año me dio un colapso. Nadie se pone de acuerdo en los desencadenantes, pero yo sí los sé. Son demasiados en cantidad y en intimidad para contarlos. No descarto que algún especialista sepa todavía mejor yo los orígenes de mi ansiedad. Pero de lo que no dudo es de que sólo yo sé cuánto he sufrido. Ahora quiero que escribir sea todo lo que yo ansío, excepto un sinfín de trabajillos para sacar pecho, pasar miedo y aborrecer la escritura

Raval 3

Está a punto de acabar mi experiencia educativa en el Raval de Barcelona. Al menos, la de este año. Me había quedado en lo positivo del Milà i Fontanals. Pues bien, después de un breve tiempo la profesora titular me quitó de enmedio a punto de Semana Santa por un motivo "ético" (cito textualmente): irse de vacaciones. Tanto me dolió que la fortuna quiso que me llamaran para el otro instituto del Raval, el Miquel Tarradell (ya es casualidad). Mi primera impresión fue tan adrenalítica que estuve toda la tarde sentado en el sofá mirando el televisor apagado. Imaginaos: un instituto antiguo en obras, compartido con un colegio de primaria, con rumores de cambios en la dirección y con una falta de disciplina entre los alumnos que ya me golpeó en la frente el primer día. Ahora se acerca el final de este período y tengo que decir que las he pasado canutas. Eso estaba cantado. Sobre todo, he sentido pena. La pena de ver a uno críos jugando a ser mayores con actitudes chulescas, o simp

Personal III (Personal I, segunda parte)

Mi experiencia docente en el Raval Esperaba a que se terminara mi sustitución en el IES Milà i Fontanals, pero parece que todavía estaré allí unos días más, y como ya he cumplido mis 9 semanas y media, haremos un homenaje a la pésima película seudo-erótica de los ochenta. Convivir con chicos y chicas de cualquier país de Asia, especialmente de Filipinas, Pakistán y Bangladesh, es simplemente maravilloso. La mayoría desprende nobleza, y eso me gusta. A pesar de su situación económica, se nota que las familias se toman en serio la educación de sus pequeños. Puede que algunos no estudien, que hablen sin parar, pero tienen respeto a su profe. Respecto a los latinoamericanos, no podría generalizar. Yo creo que todo depende de sus familias. Me da la sensación de que no tienen el mejor de los panoramas posibles y eso se nota. Ojo con los dominicanos y el inglés: lo tienen atrevesado por algún motivo que no logro entender. Yo les pongo de ejemplo al buen inglés de Juan Luís Guerra, pero me di

Poema II

El autómata tonto De pronto te veo al trasluz de un pensamiento vano y descubro que vivo para merecerte. Algunas veces, más de las que quisiera, (lo confieso) se me olvida quién me da el aire que respiro cuando me asfixio. Es como quererte sin notarme el pulso. Lo hago a menudo. Así es, así de tonto. Pero, te juro que no sé si te lastimo o me ignoras, hasta verlo en tus ojos. Es otro de tus milagros. Recupero la vista y quiero ahogarme en la lágrima que cae, resbaladiza y clara, tan dulce si no fuera tuya… pero amarga como la corteza de un olmo seco al que quisiera subirme. Aunque disimule bien, tu mal me deja sin resuello. Y te alejo, te tacho, te borro, y convierto el “nosotros” en un “yo más tú” culposo que me duele más a mí que a ti, amor, y que tú no lo sabes, pero es sólo la estrategia más tonta, por automática, para no ver mi tontería en tus ojos de agua clara.

Personal II

El pasado No es sano, te deja en un estado de letargo ridículo y te impide avanzar, pero lo cierto es que a algunos el pasado no deja de perseguirnos. Lo he etiquetado como personal, pero… ¿Hay alguien que se libre totalmente del pasado? Se puede materializar en forma de culpabilidad, rencor, nostalgia o todo eso a la vez, y sobre todo, puede tener ojos, sonrisa y manos que en un tiempo agarraste muy fuerte para que no se fuera. Pero ahora sólo está en el pasado. Y casi siempre, lo que se quedó en el pasado, se quedó en su lugar correcto. Algo me dice que si mereciera le pena que esa sensación, aquella casa o la persona en cuestión estuvieran ahora mismo en mi propia dimensión, entonces simplemente estarían. A veces idealizo los elementos del pasado, otras veces, me alegro de haberlos perdido de vista. Y cuando pienso en los cambios que me suceden casi cada día, perdón, cada día, pero no soy consciente, entonces más seguro estoy de que esos ojos pueden haberse apagado, o aún peor, pued