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Mostrando entradas de febrero, 2013

Desalojarás al desahucio

A mí no me extraña que Dolores de Cospedal haya prohibido que su equipo de gobierno en Castilla la Mancha use la palabra "desahucio". Demasiado contundente, cita una circular. Quizá fue el día que la vi con la mantilla y el traje negro. Seguramente fue en un rincón de la catedral de Toledo, cuando los flashes se apagaron, porque la señora de Cospedal siguió una luz que gorgojeaba entre las oscuras piedras, y los fotógrafos oficiales no estaban preparados para salir corriendo tras un espectro.

Resumen incompleto de 50 sombras de Grey

Pack Guarrón, de venta en farmacias y tiendas de disfraces. Grey era un tipo gris pero con una verga prodigiosa. Su bragueta se anticipaba a sus palabras y a sus actos. No había quién le aguantara una conversación. Ni las ninfómanas con los sesos tapizados con portadas de novelas románticas subidas de tono le podían seguir el discurso. Grey, en su ansia por follar con el máximo número de mujeres en el menor tiempo posible se había construido un rollazo repetitivo a partir de eufemismos que hicieron temblar la sociedad un siglo y medio antes: la llave y la cerradura; el aguijón y la flor; la noche y el ascenso a los cielos... Para conseguir llevarse al huerto a cincuenta mujeres, las sombras a las que se refiere el título, se hipotecó entero en un apartamento calcado de la suite nupcial de cualquier motel de las afueras de Las Vegas de los que tienen un Elvis con el pelo blanco, o directamente peluca, que te casa por cincuenta dólares. Cincuenta millones de las vetustas pesetas le

La tercera vía

Llega un momento en el que el camino recorrido se difumina. ¿Cómo he llegado a ser quién soy? Y no lo recuerdo todo. Hay fases borrosas. Incluso conexiones causales que no consigo unir. De la sucesión cronológica ni hablemos, ¿qué pasó antes? ¿qué después? Así es difícil saber en el momento que se encuentra uno. Al fin y al cabo, es lo que importa. Dónde estamos. En qué momento vivimos. Freudianismo aparte, ¿qué más puede importar? Admito, no obstante, que el subconsciente trabaja en la sombra y que se alimenta del pasado. Quizá en algún lugar recóndito del cerebro haya quedado grabada la secuencia completa con sus consecuencias. ¿Quién dijo qué? ¿Quién disparó primero? Quizá por protección, autoprotección, esté oculto tras una maraña de recuerdos inconexos.

Habremus Papam... para rato

Me imagino la escena: el jefe del cotarro, algún Rockefeller: "Está jodido el viejo. Oye, asesor número 666, ¿y si hablamos con el Vaticano para que lo cambien y dejan a los bancos en paz?". El jefe del Vaticano, que no es Ratzinger, debió de pensar que era una barbaridad, que a Juan Pablo II lo habían convertido en un zombi sin derecho a un retiro digno, y ahora iban a darle vacaciones al alemán... Como mínimo no era justo y, por lo menos, era rompedor. "La verdad", le dijo el asesor cardenalicio número 13, "vendemos mil veces más calendarios de Wojtyla que del alemán. Es una buena oportunidad para elegir otro con cara de bueno y puño de hierro. Ratzinger, además, nos ha salido muy intelectual. Menos escribir y más viajar. Eso es lo que tendría que hacer".

Por sus debates los conocerás

Sánchez Dragó, ganando puntos. Resulta estremecedor que uno de los pocos debates con suficiente duración para tratar los temas de actualidad se dé en forma de espectáculo circense las noches de los sábados. Se llama El gran debate y de grande sólo tiene el formato y los emolumentos que reciben sus invitados. La cita, en Telecinco, claro. El otro día el programa reunió a una caterva de acérrimos al poder del PP, desvergonzados y cínicos que se ganan la vida paseándose por las televisiones, con  Hermann  Terscht y  Sanchez Dragó a la cabeza. Enfrente, tenían a una activista en contra de los desahucios y a favor de un cambio en la legislación para que los bancos acepten la dación en pago y, por ejemplo, se fomente el alquiler social. Pues bien, automáticamente, como resortes actividados por sus amos, los referidos contertulios atacaban a una tal Ada Colau, cuyo única falta conocida había sido atreverse a llamar criminales a los banqueros.

Textos alegres en mi blog: ni de coña

Esta foto (perdón por el anglicismo) apesta!!!!! Si yo fuera un tipo alegre, que no es lo mismo que feliz ni contento, supongo que no escribiría. Las mayores tonterías se las he leído a gente que parece siempre alegre. Básicamente, no me creo a la gente que siempre da muestras de experimentar una alegría inmensa. Y cuando se dedican a escribir suelen caer en la trampa: escriben textos alegres. Por eso quieren parecerlo. Seguramente alguien les dijo alguna vez que el lector ya tiene bastantes dramas con su vida personal, o con las noticias. Por tanto, se obligaron a escribir de forma desenfadada y alegre. Luego, como no quedaba bien con su cara de acelga, la cambiaron por una de tomate que se sabe libre de acabar en un bote de salsa para pasta.

Jugar con fuego y dinamita

Acabará ocurriendo: a alguien se le van a cruzar los cables y va a cometer una tontería contra alguno de los muchos corruptos que ocupan cargos públicos y nos toman el pelo cada día sin dejar su puesto ni responder ante la Justicia. Hacen mal los jueces en otorgar trato de favor a los poderosos. Si en lugar de un civil, es a un militar a quien se le obtura el cerebelo, puede convencer a otros sobre los que tenga influencia o que estén por debajo en la cadena de mando.

Sobrepeso de información para no saltar a la trinchera

Hay ciudadanos a los que les va relativamente bien. No me refiero a la oligarquía millonaria, ni siquiera a los burgueses que no se han jugado sus beneficios a la ruleta bursátil, me refiero a quien más o quien menos va generando unos ingresos superiores a sus gastos y, como he dicho que les va relativamente bien, también estoy hablando de la gente que se informa de los últimos acontecimientos, lee libros, va al cine, y tiene algunos valores éticos y estéticos bastante bien asentados. Esta gente, entre la que podría estar yo si no fuera porque me han recortado mi carrera profesional, se nutre de las noticias de la televisión, de alguna emisora de radio poco fanática de lo suyo y de algún diario serio, que no incluye ninguno de éstos: ABC, El Mundo, La Razón y, por supuesto, fantasmadas como La Gaceta y ya no digamos Alba y similares payasadas (que tienen todo el derecho a existir como propaganda sectaria, pero que incumple todos los preceptos periodísticos).