He sido monaguillo antes que fraile. Es decir, he pasado por una redacción de una revista de videojuegos y desde hace más de cinco años me dedico a la docencia. De hecho, cuando nuestro Gobierno y la molt honorable Generalitat quieran, regresaré a los institutos y me dedicaré, primero, a educar a los alumnos y, en segundo lugar, a enseñarles inglés. Por este orden.
Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista).
Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.
Y me temo que, como no tienen edad legal para trabajar, serán sus propios padres los que desembolsen el dineral que cuesta un juego para consola en sus primeros meses. En concreto, 60 euros si optan por la edición normal.
De nuevo, los que tienen la primera palabra para educar a sus hijos habrán obviado una información que viene en cada carátula de videojuego en Europa. Se llama PEGI (Pan European Game Information) y funciona como la clasificación por edades de las películas. O sea, que si pone en un recuadro 18 significa que sólo está recomendado para mayores de 18 años.
Presta atención: GTA V no está recomendado para menores de 18 años.
Yo he jugado a todas las entregas anteriores y te pondré un ejemplo claro basándome en la anterior entrega, la cuarta. El argumento del juego contenía la misma carga de violencia y un vocabulario similar al de Pulp Fiction.
¿Pondrías Pulp Fiction a un chaval o a una chica de 14 años?
Si la respuesta es sí, adelante.
Ahora bien, puede que no le des importancia. Además, todos los demás niños juegan a este tipo de juegos, no tienen la edad recomendada y no han matado a nadie.
Es un argumento.
Otro argumento es: ¿qué significa educar a tus hijos? ¿Darles vía libre para que consuman productos con una dosis elevada de agresividad, violencia y asuntos de droga, prostitución, etc. y luego echarles la bronca porque suelten un taco?
Otra réplica de las mamás y papás: igualmente lo pueden piratear. Para hacerlo tendrán que haberse gastado un dinero en modificar la consola: un dinero que, además, habrá salido de vuestros bolsillos. Por otra parte, resulta complicado con la PlayStation 3. Con la Xbox 360 es más factible, pero sólo si no se conectan a Internet. Por tanto, si vuestro hijo tiene esta consola, haced la prueba: si se horroriza ante la idea de jugar online, es que la ha pirateado.
Obviamente, los niños no son ladrones de guante blanco y, normalmente, donde hay pilas y pilas de CD y DVD hay material audiovisual pirateado.
Sin embargo, no creo que haya que ir tan lejos. Basta con echar un vistazo a los títulos de los juegos y buscarlos en Internet (o mirar la carátula).
¿Estoy siendo exagerado?
Más datos. El protagonista de GTA IV tenía que ayudar a una mujer maltratada física y psicológicamente para luego cargarse al maltratador, aunque por el camino podías meterte en el negocio de los prostíbulos y controlar unos cuantos para ganar dinero. La escena del maltrato no tenía nada que envidiarle al mejor trabajo de Clint Eastwood tras la cámara. ¿Y quieres saber lo peor de todo? Violar la ley resulta divertidísimo.
Obviamente, como ocurre con la gran mayoría de las películas de acción de Hollywood: el héroe es un machote, el éxito, una necesidad a cualquier precio y las mujeres sólo aparecen en escena para hacer de florero.
Vale, ¿pero el juego estará bien? Seguro, aunque desconfío de los títulos que son calificados de obra maestra al instante de salir a la venta... o antes. En concreto, a un juego hay que darle tiempo. Si en una semana te has aburrido, no vale ni diez euros.
Por ejemplo, en Meristation el analista estrella de la página le ha dado un 10 a lo último de Rockstar, aunque ha encontrado varios defectos. ¿No se supone que un diez sobre diez es lo máximo? Lo que ocurre es que las páginas web de referencia para los jugadores están controladas por grupos de comunicación importantes y Rockstar paga muy bien sus anuncios de publicidad.
A propósito, un recordatorio para afrontar la crisis. Casi todos los videojuegos acaban bajando de precio al cabo de unos meses hasta costar alrededor de 20-25 euros si son nuevos o incluso menos de segunda mano. Yo no tendría prisa.
Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista).
Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.
Y me temo que, como no tienen edad legal para trabajar, serán sus propios padres los que desembolsen el dineral que cuesta un juego para consola en sus primeros meses. En concreto, 60 euros si optan por la edición normal.
De nuevo, los que tienen la primera palabra para educar a sus hijos habrán obviado una información que viene en cada carátula de videojuego en Europa. Se llama PEGI (Pan European Game Information) y funciona como la clasificación por edades de las películas. O sea, que si pone en un recuadro 18 significa que sólo está recomendado para mayores de 18 años.
Presta atención: GTA V no está recomendado para menores de 18 años.
Yo he jugado a todas las entregas anteriores y te pondré un ejemplo claro basándome en la anterior entrega, la cuarta. El argumento del juego contenía la misma carga de violencia y un vocabulario similar al de Pulp Fiction.
En GTA V podrás atracar bancos. |
Si la respuesta es sí, adelante.
Ahora bien, puede que no le des importancia. Además, todos los demás niños juegan a este tipo de juegos, no tienen la edad recomendada y no han matado a nadie.
Es un argumento.
Otro argumento es: ¿qué significa educar a tus hijos? ¿Darles vía libre para que consuman productos con una dosis elevada de agresividad, violencia y asuntos de droga, prostitución, etc. y luego echarles la bronca porque suelten un taco?
Otra réplica de las mamás y papás: igualmente lo pueden piratear. Para hacerlo tendrán que haberse gastado un dinero en modificar la consola: un dinero que, además, habrá salido de vuestros bolsillos. Por otra parte, resulta complicado con la PlayStation 3. Con la Xbox 360 es más factible, pero sólo si no se conectan a Internet. Por tanto, si vuestro hijo tiene esta consola, haced la prueba: si se horroriza ante la idea de jugar online, es que la ha pirateado.
Habrá más sexo que en ninguna otra entrega. |
Obviamente, los niños no son ladrones de guante blanco y, normalmente, donde hay pilas y pilas de CD y DVD hay material audiovisual pirateado.
Sin embargo, no creo que haya que ir tan lejos. Basta con echar un vistazo a los títulos de los juegos y buscarlos en Internet (o mirar la carátula).
¿Estoy siendo exagerado?
Más datos. El protagonista de GTA IV tenía que ayudar a una mujer maltratada física y psicológicamente para luego cargarse al maltratador, aunque por el camino podías meterte en el negocio de los prostíbulos y controlar unos cuantos para ganar dinero. La escena del maltrato no tenía nada que envidiarle al mejor trabajo de Clint Eastwood tras la cámara. ¿Y quieres saber lo peor de todo? Violar la ley resulta divertidísimo.
Obviamente, como ocurre con la gran mayoría de las películas de acción de Hollywood: el héroe es un machote, el éxito, una necesidad a cualquier precio y las mujeres sólo aparecen en escena para hacer de florero.
Vale, ¿pero el juego estará bien? Seguro, aunque desconfío de los títulos que son calificados de obra maestra al instante de salir a la venta... o antes. En concreto, a un juego hay que darle tiempo. Si en una semana te has aburrido, no vale ni diez euros.
Por ejemplo, en Meristation el analista estrella de la página le ha dado un 10 a lo último de Rockstar, aunque ha encontrado varios defectos. ¿No se supone que un diez sobre diez es lo máximo? Lo que ocurre es que las páginas web de referencia para los jugadores están controladas por grupos de comunicación importantes y Rockstar paga muy bien sus anuncios de publicidad.
A propósito, un recordatorio para afrontar la crisis. Casi todos los videojuegos acaban bajando de precio al cabo de unos meses hasta costar alrededor de 20-25 euros si son nuevos o incluso menos de segunda mano. Yo no tendría prisa.
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