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Mostrando entradas de mayo, 2014

Madridistas, la décima (todavía) no existe

Hay que conseguirle una camiseta a este hombre!!! Está bien que alguien en este país maldito disfrute por unas horas, y en ese sentido la Copa de la Liga de Campeones ganada por el Real Madrid el 24 de mayo cumplió con su papel. Algunos fueron felices y otros rabiamos como perros. Unos y otros dejamos de pensar en temas importantes por unas horas. La final me pareció previsible y muy mal arbitrada. Previsible porque el Real Madrid jugó mal y se aprovechó de sus mortales zarpazos y el Atlético de Madrid tiró de orden táctico, de empeño y de fuerza, pero faltaron destellos de calidad que sobran en el club blanco. Lo del árbitro es grave: ¡Cinco minutos de descuento! Ni los más viejos de Lisboa… Y ese penalti a poco del final de la prórroga. ¿Era necesario pitarlo si existen dudas razonables y ya ganaban 3-1?

Stop a Cañete. Mis 10 razones para votar... a otr@

Cañete, en los toros mientras ardían tres parques nacionales. Si respetas a las mujeres, a tus hijas, tu pareja, tus amigas, o simplemente, consideras que tu madre no tiene nada de tonta por el hecho azaroso de haber nacido mujer, entonces no puedes votar a Arias Cañete. Y, dado el sistema de recuento de votos, quedarse en casa significa darle el voto a este señor que tanto me recuerda a un espécimen de pelo en pecho, camisa abierta, cinta de El Fary, y calendario de mujer desnuda con el pubis velludo. Sí, no se han extinguido. Además, algunos son multimillonarios, insultan a la mitad de su electorado y viven en barrios exclusivos. La mala educación y la soberbia no saben de títulos universitarios ni nobiliarios. Arias Cañete es el ejemplo vivo de una España rancia y muy viva. Razones para ir a votar el 25 de mayo y no hacerlo por Cañete: 1. El señor Arias Cañete no es la primera vez que demuestra su misoginia. Ya en el 2000 comparó a la mujer con el regadío. Ahora,

El derrumbe de una era en clave de fútbol

Mensaje subliminal para catalanistas y españolistas. Recuerdo tiempos remotos en los que un entrenador de fútbol que consideraba que había fracasado presentaba su dimisión. En aquella misma época, se marchaba un presidente si no conseguía hacer vibrar a la afición, o, al menos, no ganaba títulos. Los más cobardes se resistían a morir y cortaban algunas cabezas para ofrecer una ilusión de cambio. Entonces, también, los jugadores de fútbol se arriesgaban el físico en cada balón disputado. En el caso del baloncesto ocurría lo mismo. Un último minuto duraba siglos, porque nadie arrojaba la toalla y el marcador podía variar hasta el último momento. He visto partidos últimamente en los que el equipo que perdía por seis puntos daba por perdido el encuentro con minuto y pico de tiempo restante. Ayer, el Atlético de Madrid se proclamó campeón de Liga, y a todo el mundo le pareció bien, porque teóricamente es el triunfo del pequeño contra los Goliaths, el Real Madrid y el Barça. La

Modernísimas novelas con principios apabullantes

Seré mal pensado. De paso, seré yo mismo, porque no puedo ser de otra manera. Creedme si os digo que estoy al día de las novelas actuales. Mejor dicho, leo mucho sobre las novelas actuales de escritores jóvenes que publican en editoriales de cierto prestigio. No tiene ningún secreto. Compro muchas novelas, pero sobre todo me nutro de la biblioteca de la Facultad de Letras, de las dos municipales que me quedan cerca de casa y, si no puedo echarles el guante, acudo al ebook o me paso unas horas en la FNAC y ojeo las novelas que me recomiendan desde los suplementos culturales. Unas veinte páginas. Quizá treinta. En realidad, con esta última opción ya me basta para hacerme una idea. La mayoría de las novelas que últimamente han publicado sellos como Anagrama, Tusquets, Candaya y Seix-Barrall y que han tenido cierto ruido mediático me han dado la misma impresión. Muchas plantan una enredadera en la forma que cuesta franquear para palpar el contenido.

Claroscuros en peligro de extinción

La obra de arriba pertenece al artista Philippe Berthier. De bien pequeños nos enseñaron que en la vida existía una amplia gama de colores, y que el negro y el blanco se situaban en los extremos. Me imagino que en alguna materia escolar se debe aprender esta verdad irrefutable hoy como hace treinta años. Últimamente, al menos es lo que detecto, se critica con dureza a la gente que no se moja, que no se muestra partidaria de una opción o de la (aparentemente) contraria. Se les dispara antes de preguntarles por qué toman la decisión de no implicarse. Una persona que no se define sobre un tema aparece como un borrón. Resulta incómoda porque no se le puede encasillar, y nadie puede vender un producto que no se muestra. ¿A qué viene esa urgencia por reclamarle a la gente que se pronuncie con claridad sobre cualquier dicotomía? Supongo que tiene que ver con la necesidad de extraer el máximo beneficio a cualquier actividad, que es a lo que se dedica todo el mundo, y al utilitarismo, e

Vaciado mental con minimonólogo incluido

Mi superego, contra sí mismo. Siempre pierde ¡el pobrecito! A veces no encuentro salida a tantos pensamientos. El cerebro no deja de maquinar situaciones y se me plantean historias, pero también reflexiones, que consumen energías de las que no ando sobrado. Al principio de descubrir que tenía un don y una desgracia, me refiero a mi cuestionable facultad para crear, me sentía muy orgulloso. Sin ánimo de resultar falsamente modesto, ya que en casi todo lo demás resultaba normalucho o insuficiente, al menos me reconfortaba pensar que tenía un espacio en el que destacar: en los pagos de la imaginación.