Simón es un empleado de banca al que su padre colocó en una caja de ahorros hace mucho tiempo. Su forma de ver la vida es plenamente surrealista y ese don, que le iría muy bien si pintara o esculpiera, se da bofetadas con la realidad.
A sus 40 años comparte piso con dos estudiantes en Barcelona. Normalmente intenta llegar pronto por la noche para poner su canal favorito, el quinto, que para algo la tele es suya.
La verdad es que podría vivir solo. Al fin y al cabo su padre tiene varios pisos en Barcelona. Pero alquilar el apartamento de su propio sueldo le hace sentir bien.
Una de esas noches, después de no haber hecho nada importante en la oficina, Simón escuchó las quejas de sus dos compañeros, mientras cenaban en la mesa, a la izquierda de su sofá, desde donde veía un programa de acertar refranes.
Como los chicos vieron que se interesaba por la conversación, uno de ellos, el más desaliñado, le preguntó cuáles eran sus planes de futuro.
Sin apartar la vista del televisor, Simón respondió:
—El único plan que tengo a largo plazo es morirme.
Los chicos no supieron qué responder y Simón lo agradeció, porque sólo de esa manera consiguió seguir el concurso.
A sus 40 años comparte piso con dos estudiantes en Barcelona. Normalmente intenta llegar pronto por la noche para poner su canal favorito, el quinto, que para algo la tele es suya.
La verdad es que podría vivir solo. Al fin y al cabo su padre tiene varios pisos en Barcelona. Pero alquilar el apartamento de su propio sueldo le hace sentir bien.
Una de esas noches, después de no haber hecho nada importante en la oficina, Simón escuchó las quejas de sus dos compañeros, mientras cenaban en la mesa, a la izquierda de su sofá, desde donde veía un programa de acertar refranes.
Como los chicos vieron que se interesaba por la conversación, uno de ellos, el más desaliñado, le preguntó cuáles eran sus planes de futuro.
Sin apartar la vista del televisor, Simón respondió:
—El único plan que tengo a largo plazo es morirme.
Los chicos no supieron qué responder y Simón lo agradeció, porque sólo de esa manera consiguió seguir el concurso.
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