Antes del partido
Ojo a los 100.000 vatios que harán reventar los tímpanos de los espectadores con un solo objetivo: que nadie escuche los silbidos al himno español.
Me parece una medida poco ética y menos democrática: los asistentes al partido tienen derecho a aplaudir, vitorear o abuchear el himno, la españolidad o la monarquía. Para eso pagan, pero no me refiero a la entrada del partido, sino a sus impuestos.
Ojo también a las banderas españolas. Si son los madridistas radicales quienes las enarbolan, ¿cuál es el mensaje? Para mí está claro: nosotros somos españoles. Por tanto, vosotros que no pensáis como nosotros (inconcebible en Catalunya un alcalde como Álvarez del Manzano o una Presidenta como Esperanza Aguirre), tenéis que ser extranjeros.
Aquí el problema no está en que los catalanes se sientan o no españoles. Ése es un tema personal. Sin embargo, me atrevería a decir que la idea de España de un catalán difiere bastante de la de un votante extremista del PP, sea de dónde sea.
Durante el partido
El Real Madrid le ha perdido el miedo al Barça. Al conseguir empatarle el sábado pasado, descubrieron la pólvora: ¡El FC Barcelona no es infalible! Además, no pasa por su mejor momento. Las goleadas del inicio de liga se han convertido en victorias por la mínima.
Sin embargo, la encerrona de los merengues, con seis defensas y medio, ya no será una sorpresa, y confío en que Guardiola le habrá encontrado el remedio. De todas maneras, bastaría con que el árbitro vigilara de cerca a Pepe. ¡Pedazo de animal! Este hombre se equivocó de deporte. En efecto, lo suyo es el fútbol... americano.
Después del partido
Espero que todo el mundo sepa ganar y perder. No veo odio más absurdo que el deportivo. Que rían los que tengan que reír y los demás, a disfrutar igualmente de la noche, o a descansar, que también tiene su gracia. Ya tendrán tiempo de lamentarse del montón de euros despilfarrados en plena crisis. O no.
Imagen vía Blog jajaja
Ojo a los 100.000 vatios que harán reventar los tímpanos de los espectadores con un solo objetivo: que nadie escuche los silbidos al himno español.
Me parece una medida poco ética y menos democrática: los asistentes al partido tienen derecho a aplaudir, vitorear o abuchear el himno, la españolidad o la monarquía. Para eso pagan, pero no me refiero a la entrada del partido, sino a sus impuestos.
Ojo también a las banderas españolas. Si son los madridistas radicales quienes las enarbolan, ¿cuál es el mensaje? Para mí está claro: nosotros somos españoles. Por tanto, vosotros que no pensáis como nosotros (inconcebible en Catalunya un alcalde como Álvarez del Manzano o una Presidenta como Esperanza Aguirre), tenéis que ser extranjeros.
Aquí el problema no está en que los catalanes se sientan o no españoles. Ése es un tema personal. Sin embargo, me atrevería a decir que la idea de España de un catalán difiere bastante de la de un votante extremista del PP, sea de dónde sea.
Durante el partido
El Real Madrid le ha perdido el miedo al Barça. Al conseguir empatarle el sábado pasado, descubrieron la pólvora: ¡El FC Barcelona no es infalible! Además, no pasa por su mejor momento. Las goleadas del inicio de liga se han convertido en victorias por la mínima.
Sin embargo, la encerrona de los merengues, con seis defensas y medio, ya no será una sorpresa, y confío en que Guardiola le habrá encontrado el remedio. De todas maneras, bastaría con que el árbitro vigilara de cerca a Pepe. ¡Pedazo de animal! Este hombre se equivocó de deporte. En efecto, lo suyo es el fútbol... americano.
Después del partido
Espero que todo el mundo sepa ganar y perder. No veo odio más absurdo que el deportivo. Que rían los que tengan que reír y los demás, a disfrutar igualmente de la noche, o a descansar, que también tiene su gracia. Ya tendrán tiempo de lamentarse del montón de euros despilfarrados en plena crisis. O no.
Imagen vía Blog jajaja
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