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La consulta por la independencia catalana, otra piedra en el tejado de los soberanistas

Sin entrar en detalles, sin análisis de fondo, hay algo que no me cuadra en la euforia de los promotores de la consulta por la independencia de Caltalunya. Menos de un 20 por ciento de participación me parece un porcentaje muy bajo como para descorchar botellas de cava.

Ya sé que apenas se ha hecho publicidad, que la gente, en plena crisis, no está para movilizaciones que no tengan que ver con la economía o el paro, pero, de todas maneras, sigo creyendo que es un resultado muy pobre.


Para mí hay dos lecturas claras:

En primer lugar, hoy por hoy la sociedad catalana no está dispuesta a independizarse del estado español. Tal vez incluso una cuarta parte podría decir sí en un hipotético referéndum. De todas maneras, seguirían en cifras insuficientes, suponiendo que se alcanzara el 90 por ciento de votos a favor como ha ocurrido en esta consulta.

La segunda lectura resulta algo más preocupante. A la gente cada vez le interesa menos la política. Los índices de participación en las últimas votaciones fueron paupérrimos y es que hay una verdadera brecha entre las necesidades de los ciudadanos y la aportación de los políticos. Por no hablar de la confianza en la clase política.

Sé que he abierto un tema que levanta ampollas en Catalunya e, inexplicablemente, en el resto de España. No busco la polémica, porque creo que los catalanes tienen derecho a decidir su futuro y contra ese deseo de libertad no me valen argumentos de ningún tipo. Por supuesto que entiendo que muchos políticos utilizan estas iniciativas para sus propios intereses electoralistas. Pero también conozco gente que lleva toda la vida soñando con esa oportunidad. Sólo por esto último, me alegro de que puedan votar. Y, aunque no me alegrara, tienen derecho.

De todas formas, a la vista de los resultados, creo que a los partidos independistas no les interesa convocar un referéndum a corto plazo. O tal vez sí en el caso de que deseen crear un telón de humo del que sólo saldría beneficiado Artur Mas.

Por otra parte, alguien debería echar un rapapolvos a los políticos catalanes y, de paso, a los españoles porque han conseguido convencernos de que están para servirse, y no para servirnos. Y de ahí a considerar que la democracia es inútil sólo hay un paso.

NOTA: Los de siempre aprovechan la ocasión para demostrar su falta de profesionalidad y su intenso odio hacia todos los que piensan con independencia a sus postulados. Podría ser Intereconomía, la COPE, o El Mundo, pero esta vez ha sido ABC. Ejemplo de insulto más erratas graves:
"No ha revelado si a favor en contra, por lo que no se descarta que la pseudopsicóloga haya tenido una crisis identitaria y avalara la independencia. Para su tranquilidad, recordarle que otro compañero de partido, el secretario de Universidades, Antoni Castellà, ha votado sí y lo ha dicho dijo".
Lo dice dicho un seudoperiodista. Cuantas más veces lo leo, más fallos le encuentro. Por ejemplo, sobra la coma antes de Antoni Castellà.

Ahora, una muestra de pifia mayúscula en un titular de la web de ABC, justo debajo del enlace anterior:
"La consulta secesionista que divive a CDC y UDC llega a su fin".
Divive y venverás. Así se hace prensa en España.


Imagen vía El País 

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