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Pasa la mejor Semana Santa de tu vida (y pásalo a la gente que te importe)

¿Crees en Dios? ¿En el Diablo? ¿En el flujo de energías? Puede que sí. Puede que no. Ya te has hecho un lío. El caso es que notas que hay algo en determinados ambientes que te hace subir como la espuma o que te hunde hasta las cloacas.

Sabemos que hay miles de variables que nos influyen, pero también somos conscientes de que resulta complicadísimo identificarlas y erradicarlas. Sin embargo, no cabe duda de que hay una especialmente dañina que nos afecta a todos por igual. Y vamos a experimentar qué ocurre si la secuestramos durante una semana. ¿Cuándo? Cuanto antes... Qué mejor ocasión que la Semana Santa.

Antes de señalar el objetivo y explicarte cómo desactivarlo, vamos a jugar un par de párrafos a las adivinanzas.

¿Qué te ocurre cuando te dan una mala noticia? Depende, estarás pensando. Tienes razón, pero ¿cómo te sientes cuando recibes un día tras otro un aluvión de malas vibraciones en forma de audio, texto o vídeo?

Ya casi lo tienes... Paciencia. Ahora, piensa, ¿quién estaría interesado en amargarte la vida? Hagamos una lista:  tu banco, los bancos de la competencia, tu empresa, el resto de empresas, tu Gobierno, el resto de gobiernos... ¿Y cómo pueden llegar hasta ti? Efectivamente, a través de los medios de comunicación.

Piensa en la estructura de un telediario cualquiera: primero, la bronca de los políticos ibéricos; luego, un par de guerras internacionales; luego, otro par de sucesos con muertos de por medio; por enmedio, cuando estás a punto de echarte a llorar, la montaña rusa inicia el descenso y obtienes: la tira diaria de noticias absurdas (persecución de coches en Los Ángeles, el oso que entra en la tienda, etc.), alguna conexión en directo que te remite a la supuesta noticia del día (siempre es mala) y, después de unos cuantos anuncios, una maravillosa sección dedicada al fútbol que dura tanto como la primera parte del telediario y que se titula Deportes.

Así, día tras día. Los periódicos: lo mismo. ¿Cuándo has visto una buena noticia en la portada de un diario? Cada diez años bisiestos. ¿Y en la radio? Bronca, chorradas y música machacona.

¿Te haces una idea de lo que tienes que soportar durante toda tu vida? Te voy a confesar un secreto: la mejor semana de mi vida. No sucedió nada especial. Fue la primera semana que pasé en el extranjero. A pesar de los nervios, con 18 años recién cumplidos, no la olvidaré nunca. ¿Por qué? No digo que se deba a un solo motivo, pero la verdad es que, recién pasadas las primeras elecciones que ganó Aznar, me vino de perlas no recibir ninguna noticia de España. Ni una sola. Y fui feliz.

El 11 de abril, el lunes que viene, plántate ante la manipulación de los medios de comunicación que sólo intenta minar tus defensas para colarte ideas tan absurdas como que la culpa de la crisis económica es nuestra, que debemos sacrificarnos por Europa y pagar de nuestros bolsillos una ayuda millonaria a los bancos que, por arte de magia, repiten beneficios cada año. ¿Pero cómo pueden atreverse siquiera a colar una mentira tan cruel?

¿Acaso has escuchado en algún programa o has leído en algún periódico la opinión de algún supuesto especialista que plante cara a este abuso? No, ni lo harás, porque viven de los medios, que sólo son los tentáculos de las multinacionales. Ya ni te acuerdas, pero hubo un tiempo, no muy lejano, en el que los países controlaban sus propias políticas. Ahora mismo, todo el mundo sabe que da igual quién gobierne. Manda Europa. Y el FMI, entre otros organismos, dirige a Europa. Y suma y sigue.

No le des vueltas. No lo vamos a cambiar. Pero vamos a neutralizar sus efectos tergiversadores. En primer lugar, porque no somos idiotas. Y, sobre todo, porque necesitamos darle plantón a la contaminación desinformativa.

Sólo será una semana. Cuando llegue el domingo, te sentirás mucho mejor... hasta que pongas un telediario. En ese momento lo verás todo con claridad.

Recuérdalo: del 11 al 18 de abril, dale plantón a los malos rollos. Si, además, quieres compartir la experiencia, corre la voz. No hace falta que reenvíes el enlace del post. Lo importante no es la publicidad para el blog (todavía no he visto ni un céntimo de Google, ni lo espero), sino el mensaje.

Imagen vía Marketing Weblog

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