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Los alegres y liberales pasos de Semana Santa

Con la Iglesia has topado, Bassi.
El Ayuntamiento de Madrid le ha enviado un informe a la Delegación de Gobierno para recomendarle que prohiban la manifestación atea, que quiere capitanear el payaso Leo Bassi en la capital de España.

En su recomendación, el vicealcalde Manuel Cobo alega que esta manifestación busca mofarse de la religión católica, pero, en cambio, no la vería tan inapropiada si se celebrase en Nochevieja (me abstengo de comentar esta última razón.)

Está claro que es una provocación por parte del bufón y de quienes apoyan la iniciativa. ¿Y acaso no lo es la concentración a favor de la familia, que paralizó Madrid, y que sirvió para que el PP se promocionara de tapadillo bajo la enorme capa de la Conferencia Episcopal?

Manifestarse a favor de la familia me resulta tan absurdo que incluso una procesión atea parece cobrar sentido. ¿Quién puede estar en contra de la familia? ¿Acaso no tenemos casi todos una familia? La familia no es ni buena ni mala. Es natural. Como las orejas a los lados de la cabeza, como el cielo que nos cubre. Lo que pasa es que los jerifaltes católicos, en realidad, quieren imponer un modelo de familia. Ellos sí que faltan el respeto a las madres solteras, por circunstancias o porque les da la gana; a las parejas homosexuales que no tienen por qué renunciar a adoptar niños si pueden darles una educación y cariño; a los niños que viven en orfanatos y cuya familia son el resto de niños y sus tutores.

Los curas, los numerarios y demás personajes asexuados, ¡ya tiene narices el asunto!, salen a la calle, paralizan la vida cotidiana de la ciudad para tratar de imponer a los demás su manera de ver la sexualidad, que es en el fondo el tema principal del sainete. A ellos les molesta que los padres divorciados cambien de pareja, que los solteros tengan relaciones esporádicas y que los homosexuales se acuesten con gente de su mismo sexo. De las parejas heterosexuales que malcrían a sus hijos y no se demuestran amor alguno no dicen nada, con tal de que marquen la casilla apropiada en la Declaración de la Renta...

Claro que Leo Bassi la quiere monta. Y con razón. Porque sabe que en España hay tabúes que escuecen muchísimo. Pero, ¿qué ocurre con los que no queremos participar en las procesiones y los pasos y, sin embargo, nos encontramos con calles cortadas, muchedumbres y asfaltos resbaladizos por la cera de los cirios? ¿Acaso no pueden comprender nuestras autoridades que a mí, como ciudadano con los mismos derechos que los demás, me moleste una procesión detrás de otra? ¿Y qué decir de los pobres extranjeros que se encuentran, de repente, en la penumbra, con el son terrorífico de los tambores, de fondo a unos encapuchados tal cual visten los miembros del Ku Klux Clan? Por supuesto que estoy frivolizando ahora, como que me parece todo surrealista.

En el fondo, preferiría que nuestra carcomida sociedad pasara por otras pruebas como, por ejemplo, dar la misma dimensión que se da la religión oficial del Reino al resto de religiones. Qué distintas serían las caras de los beatos, tan comprensivas y llenas de ternura cuando ven a un tipo con taparrabos jugando a ser Jesucristo, y horrorizadas si viesen a un grupo de musulmanes fustigándose por la calle.

Por supuesto que tienen que permitir la manifestación atea, porque mientras haya gente con ganas de reivindicar sus ideas, y se ajuste a la ley, no podrán legitimar una prohibición. Además, me parece poco inteligente por parte de los políticos que se ofusquen con posiciones extremas, pues ya se sabe que al final son cuatro gratos los que se apuntan a estas iniciativas.

Me gustaría creer que vivo en un país donde tanto derecho tienen los católicos a sacar sus imágenes de paseo como otros a celebrar su ateísmo.

Ojo ,que hay pasos preciosos, que respeto una barbaridad a la gente que participa en las procesiones con verdadero sentimiento, que incluso se me ponen los pelos de punta con una saeta sincera y sentida... pero con la intolerancia y el fanatismo no trago. ¡No trago!

NOTA: Hace poco han imputado al humorista Leo Bassi y al rector de la Universidad de Valladolid por ejercer su derecho a llevar a cabo una representación en la que se parodiaba al Papa. Más información y adhesiones en contra de esa decisión alega e inmoral en esta página web.

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