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Mourinho: hay justicia

Esta vez escribo sin ínfulas de nada, sin arreglos ni apoyos gráficos, desde los intestinos, desde el corazón, desde el hambre de justicia, desde el lado más inocente de mi parte irracional.

Seré breve, porque la idea tampoco necesita un despliegue arquitectónico. Es simple. Por eso es verdad. Mourinho, enemigo de la modestia, sembrador de tempestades, mal ganador, eterno manipulador: me alegro de que estés pasando una noche horrible, a pesar de tu ego, de tu mansión, de tus millones. Hoy crees que te ha ganado la partida el entrenador casi anónimo del equipo casi desconocido. El del bigotito. El único que se atrevió a pararte los pies.

Sin embargo, esta tarde es la justicia la que te ha visitado y, aunque no lo creas, te ha hecho un favor. A mí me ha hecho un favor también. Al manifestarse, la justicia te ha puesto en tu sitio, de mortal vulnerable, de energúmeno falible, con tendencia al error. De paso, a todos los demás nos ha dado esperanza.

Allá donde los prepotentes ejerzan su violencia desde su poltrona hacia las personas de bien siempre se abrirá un abismo de injusticia deseoso de cerrarse, algún día, cuando menos lo esperemos. Pues el Universo, en su aparente tendencia al caos, busca infinitas vías para la perfección.

O dicho de otra manera, Mourinho jódete.

NOTA: A propósito de la derrota del Real Madrid contra el Sporting de Gijón en el Santiago Bernabéu. Un equipo multillonario contra otro que sobrevive como puede y al que el entrenador del Real Madrid menospreció en el partido anterior. Qué curioso: esta noche los asturianos han acabado con el récord de Mourinho, que llevaba nueve años imbatido en casa. Bravo por los últimos, porque siempre serán los primeros.

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