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Coches Julio Verne SA


Todos los que sufrimos las diez plagas bíblicas cuando nos ponemos delante del volante estamos de enhorabuena. Ya no es ciencia ficción. Los coches podrán circular sin necesidad de conductor y, lo mejor, no tendrán que aguantar sus sermones como le ocurría al pobre Michael Knight con el pesado de KIIT.

La prueba de lo anterior es que Google ha puesto en circulación siete vehículos Toyota que conducían sin nadie al volante y, de todos, sólo uno sufrió un percance al darle un empujoncito al coche que tenía delante parado en un semáforo. Gracias a los láseres, radares y un montón de cachivaches tecnológicos recorrieron más de 1500 km. La gente que se cruzó con los Toyota en la carretera no sufrió un infarto porque en cada vehículo iban dos personas para supervisar que todo iba bien.

Me joroba, sin embargo, que no hayan hablado del control vía satélite, porque es como yo me había imaginado hace unos años la conducción automática. De todas maneras, aún es pronto para saber cómo funcionará ese sistema (yo no lo descartaría todavía).

Lo que es seguro es que los accidentes se reducirán a unos mínimos de récord. No desaparecerán porque siempre existirá la posibilidad de los errores técnicos. Además, me imagino que se seguirán fabricando coches convencionales para los nostálgicos que quieran conducir como toda la vida. ¿Se conformarán los aventureros con coches que puedan manejar hasta que surja un obstáculo y el ordenador (o la red vial central) tome el control? Creo que no.

En el futuro, pues, se combinarán dos formas de conducir: una con coches que funcionen independientemente de la pericia de los conductores por carreteras cien por cien seguras ,y la segunda, con carreteras convencionales y coches que dependerán, como los de ahora, de las habilidades del que se ponga al volante.

Allá cada cual. Si piensas que conducir es un asco, ojo al dato, porque una mínima porción de la tecnología ya viene incorporada a vehículos a la venta hoy mismo. Para abrir boca puedes ver cómo aparca solito un coche de Ford. Marcas como BMW, Volkswagen ya han ideado sistemas similares. Esto ya es una realidad.

Por otra parte, con el tiempo, estoy convencido de que los coches no contaminantes se acabarán imponiendo. Este paso será decisivo para curar las heridas del planeta. Pero, ¿a quién voy a engañar? A mí que me encanta viajar y que me pongo nervioso con sólo quitar el freno de mano se me pone la piel de gallina imaginándome un mundo en el que te puedas desplazar donde quieras y echar una cabezadita si te apetece.

Si la tecnología triunfa y el progreso se hace carne (o, mejor dicho, coche) antes de que cumpla los cincuenta, prometo irme hasta Noruega en coche. Y no descarto atravesar Europa por Rusia y terminar en Asia. A la vuelta, podría pasar por la India o por donde me dé la gana.

Claro, que ya puestos, elijo una autocaravana para poder ahorrarme el hotel y dormir donde me venga la real gana. También pienso en los beneficios que estas tecnologías reportarán a invidentes y discapacitados e incluso a las personas mayores, que serán mayoría en Occidente en poco tiempo.

Ahora despierto un poco a la realidad y caigo en la cuenta de que el gremio de mecánicos y chapistas podrían poner el grito en el cielo. Otro oficio que podría desaparecer. Que yo sepa, según la ley de la jungla capitalista, el pez grande siempre se zampa al pequeño. Así que tendrán que resignarse a desaparecerse o a reciclarse en otro sector. A no ser que el volumen de coches convencionales se equipare al de los autónomos, de forma que se convierta en uno de los hobbies estrella.

Para más adelante, espero dedicarle unas líneas al siguiente paso, las aeronaves domésticas o, todavía más allá, el teletransporte. Personalmente, esta última opción me parece poco ventajosa. Imagínate que a tu jefe le da por enviarte a quince direcciones distintas en una sola mañana aprovechando la tarifa plana del teletransportador. Por no hablar de las visitas sorpresa de tus suegros un domingo a la hora de la siesta. Pero, ahora más en serio, lo que no me gusta nada es que se elimine del todo el trayecto del viaje. Muchas veces, el itinerario es más importante que el lugar de destino.

En fin, di quieres conocer más detalles sobre los coches de Google, puedes encontrar información en páginas como ésta. Si, además, te interesa ahondar en detalles, aqyí te dejo un artículo que examina a fondo el tema. Aapunta aquí accederás en un periquete. Como el tiempo, que vuela.

Comentarios

JESUS ha dicho que…
Me han gustado mucho tus disquisiciones sobre los coches del futuro cercano. Se me ocurrieron situaciones grotescas y hasta graciosas cuando se implante el uso de coches ocupados pero autotripulados por tecnología satélite y me imaginaba la llamada a un número 902 donde te dijeran: " manténgase en su coche los próximos minutos por una eventual caída de la señal, en breve podrá continuan su viaje" y tu cabreado por haber quedado tirado en un pequeño pueblo de Teruel ó en medio del desierto de los Monegros jajajaja; o incluso, desde los coches eléctricos llamando por teléfono para que se acerquen a recargarte la batería. Y es que queda mucho por hacer en este campo. Dichos coches son caros y con poca autonomía. Además su uso está muy limitado hasta que se implanten cargadores en centros estratégicos, gasolineras, etc...Otra cuestión muy importante es la durabilidad de las baterías y el alto precio de las mismas. De cualquier forma, me imagino que ya habrá mentes preclaras trabajando en todas estas mejoras y que las compañías eléctricas se estarán frotando las manos. Pero si algún día se te ocurre montar una cadena específica para recargar baterías de coches eléctricos me apunto.

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