Al parecer, el inmigrante ilegal se cansó de recorrer las ciudades de España con discos y DVD piratas de Bisbal, Hannah Montana y compañía. En un momento, según el protagonista de esta historia, “de bajón que te cagas”, el senegalés Mamadou Martínez se enteró por la radio de que el Gobierno había echado el cerrojo al Valle de los Caídos.
Como no vendía ni una puñetera copia, decidió comprar varios discos y películas de saldo con la idea de hacer negocio en el Valle de los Caídos. Tuvo que hacer autoestop para llegar, porque se había quedado sin un céntimo. Una vez allí, se instaló en la explanada frente a la basílica cargado películas de cine de barrio y discos folclóricos.
Tal y como Mamadou había supuesto, los españoles salieron de sus cavernas y empezaron a peregrinar en masa hacia el monumento franquista. El senegalés lo vio claro desde el principio: “En cuanto a un español le prohíben algo, lo hace aunque no le guste. Y si son fachas, con más motivo. Éstos siempre están cabreados (risas)”.
Las fuerzas de seguridad del Estado se presentaron frente a la manta de Mamadou al tercer día y, cuando procedieron a su detención, un guardia civil, cojo de nacimiento, propinó una patada a los discos de Mamadou. Primero con una pierna. Luego, con la otra. Sus compañeros estaban dispuestos a apalear al senegalés ante una multitud expectante. Sin embargo, de pronto, el guardia civil, que había recuperado la movilidad en su pierna derecha, se dirigió hacia sus compañeros gritando que había ocurrido un milagro.
Uno por uno, los agentes de la benemérita se convencieron del espectacular cambio. Enseguida, la muchedumbre se contagió de la euforia del guardia civil y llevaron en hombros a Mamadou ante el abad, que le permitió dormir en la sacristía.
Al día siguiente, acudió mucha más gente al Valle de los Caídos. Casi un tercio de los cinco mil visitantes acudieron a aclamar al senegalés. La presencia de tanto público y, sobre todo, de las cámaras de televisión impidió el arresto de Mamadou, y el abad hizo el resto al convertirlo al catolicismo. No se quedó de ahí. Al final de la solemne misa pidió públicamente que dieran de alta en la seguridad social al senegalés que, además, tenía sangre española, no era negro del todo, y se sabía el padre nuestro (el antiguo).
Tras los resultados de una encuesta desfavorable al PSOE, el Ministro de trabajo aseguró en la SER que daría carta de legalidad a la profesión del senegalés, siempre que pirateara productos de RTVE que, recalcó, “no necesita ninguna fórmula para autofinanciarse. Puede con todo”.
Así, casi sin quererlo, Mamadou Martínez se convirtió en el primer trabajador del ramo top-manting. De momento, esta maniobra ha servido al PSOE para seguir cerrando la basílica del Valle de los Caídos con el objetivo secreto de cambiar el cadáver de Franco por el de Pablo Iglesias. Aunque se trata de un rumor, al parecer las dos familias estarían de acuerdo con el trueque. Incluso se habla de una alternancia de féretros con períodos de 10 años.
Ahora es la RAE la que amenaza con cerrar sus puertas si se acuñan términos como top-manting. Su propuesta de denominar a la ocupación de estraperlo africano y de estraperlista mantero han sido recibidas por sorna por el portavoz del Gobierno. Ante la pregunta de un periodista por el plantón de la RAE, el propio portavoz ha declarado: “Si quieren cerrar, que cierren. Total, allí no va nadie”.
Cachondeo News
Como no vendía ni una puñetera copia, decidió comprar varios discos y películas de saldo con la idea de hacer negocio en el Valle de los Caídos. Tuvo que hacer autoestop para llegar, porque se había quedado sin un céntimo. Una vez allí, se instaló en la explanada frente a la basílica cargado películas de cine de barrio y discos folclóricos.
Tal y como Mamadou había supuesto, los españoles salieron de sus cavernas y empezaron a peregrinar en masa hacia el monumento franquista. El senegalés lo vio claro desde el principio: “En cuanto a un español le prohíben algo, lo hace aunque no le guste. Y si son fachas, con más motivo. Éstos siempre están cabreados (risas)”.
Las fuerzas de seguridad del Estado se presentaron frente a la manta de Mamadou al tercer día y, cuando procedieron a su detención, un guardia civil, cojo de nacimiento, propinó una patada a los discos de Mamadou. Primero con una pierna. Luego, con la otra. Sus compañeros estaban dispuestos a apalear al senegalés ante una multitud expectante. Sin embargo, de pronto, el guardia civil, que había recuperado la movilidad en su pierna derecha, se dirigió hacia sus compañeros gritando que había ocurrido un milagro.
Uno por uno, los agentes de la benemérita se convencieron del espectacular cambio. Enseguida, la muchedumbre se contagió de la euforia del guardia civil y llevaron en hombros a Mamadou ante el abad, que le permitió dormir en la sacristía.
Al día siguiente, acudió mucha más gente al Valle de los Caídos. Casi un tercio de los cinco mil visitantes acudieron a aclamar al senegalés. La presencia de tanto público y, sobre todo, de las cámaras de televisión impidió el arresto de Mamadou, y el abad hizo el resto al convertirlo al catolicismo. No se quedó de ahí. Al final de la solemne misa pidió públicamente que dieran de alta en la seguridad social al senegalés que, además, tenía sangre española, no era negro del todo, y se sabía el padre nuestro (el antiguo).
Tras los resultados de una encuesta desfavorable al PSOE, el Ministro de trabajo aseguró en la SER que daría carta de legalidad a la profesión del senegalés, siempre que pirateara productos de RTVE que, recalcó, “no necesita ninguna fórmula para autofinanciarse. Puede con todo”.
Así, casi sin quererlo, Mamadou Martínez se convirtió en el primer trabajador del ramo top-manting. De momento, esta maniobra ha servido al PSOE para seguir cerrando la basílica del Valle de los Caídos con el objetivo secreto de cambiar el cadáver de Franco por el de Pablo Iglesias. Aunque se trata de un rumor, al parecer las dos familias estarían de acuerdo con el trueque. Incluso se habla de una alternancia de féretros con períodos de 10 años.
Ahora es la RAE la que amenaza con cerrar sus puertas si se acuñan términos como top-manting. Su propuesta de denominar a la ocupación de estraperlo africano y de estraperlista mantero han sido recibidas por sorna por el portavoz del Gobierno. Ante la pregunta de un periodista por el plantón de la RAE, el propio portavoz ha declarado: “Si quieren cerrar, que cierren. Total, allí no va nadie”.
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