Estamos en guerra y casi no nos ha dado tiempo a sorprendernos. Esta vez lo han organizado de maravilla. Felicidades a los belicistas, incluido nuestro Gobierno.
Tan bien les ha salido la jugada que, a pesar de su lógica aplastante, cuesta relacionar este ataque a Libia con la venganza prometida por Bush tras el 11S.
Primero, las revueltas islámicas, aparentemente populares. Luego, la catástrofe del terremoto y el tsunami y el desastre nuclear de Japón. Como llovía sobre el suelo empantanado, una parálisis mundial por la crisis económica, nadie se opondría a la caza del chivo expiatorio. Ahora le ha tocado a Gadafi.
Estamos en guerra y casi no nos ha dado tiempo a sorprendernos. Esta vez lo han organizado de maravilla. Felicidades a los belicistas, incluido nuestro Gobierno.
Tan bien les ha salido la jugada que, a pesar de su lógica aplastante, cuesta relacionar este ataque a Libia con la venganza prometida por Bush tras el 11S.
Primero, las revueltas islámicas, aparentemente populares. Luego, la catástrofe del terremoto y el tsunami y el desastre nuclear de Japón. Como llovía sobre el suelo empantanado, una parálisis mundial por la crisis económica, nadie se opondría a la caza del chivo expiatorio. Ahora le ha tocado a Gadafi.
El Presidente de Libia es un dictador ridículo y cruel, casi tanto como Chávez, Castro en sus buenos tiempos, la mayoría de los dirigentes africanos y los asiáticos. Marruecos no vive una dictadura como la de Libia, pero casi. Yemen e Irán pugnarían duramente con la antigua colonia italiana por encabezar la larga lista de países malditos. Claro que China, Rusia, Corea del Sur no andan mucho mejor. Por no hablar de Pakistán, Siria, Sudán, Camerún, etc.
Qué casualidad que todas las miradas, que son muchas y expertas, se centren en un solo caso de nación corrupta, donde abunda el petróleo. Vaya por Dios. Justo cuando ya es un clamor que el petróleo tiene fecha de caducidad, justo cuando el barril está por las nubes.
La Unión Africana y la Liga Árabe se retractaron enseguida de su complacencia con el veredicto de la ONU. Ni siquiera la OTAN, siempre dispuesta a pulsar el gatillo, ha dado su visto bueno. Sin embargo, los españoles estamos en guerra.
Barack Obama ha conseguido así ganar a Bush en rapidez a la hora de empezar un conflicto armado. Ahora sólo necesita atacar a dos países más para dejarlo atrás en beligerancia.
Respecto a José Luis Rodríguez Zapatero, el socialista ha conseguido enviar sus tropas al exterior sin el control del Congreso y, lo más complicado, con el permiso de Rajoy, que no tardará en negarlo cuando se acerquen las elecciones.
¿Y después de no dejar piedra sobre piedra en Libia? Una costosa acción mundial para apagar el fuego de la inevitable guerra civil. Como buen negocio, el de la guerra, asegurará así una larga lista de meses con beneficios.
Primero, vendimos las armas a Gadafi (los mejores rifles de asalto son belgas); luego colocamos parte del stock que sobró en manos de los rebeldes y ahora los gobiernos occidentales se compran y venden el armamento a ellos mismos para acabar con las existencias. Mientras tanto, a fabricar más minas, obuses y tanques para solucionar la guerra civil libia.
En los planes futuros de esta gran industria, un montón de países totalitarios a los que amedrentar o armar, según convenga.
Un consejo para los Estados Unidos: vayan haciendo sitio en Alaska para el petróleo que rebosa de sus reservas. Cuando ya no quede ni una sola gota, y sólo si el plan de controlar el comercio mundial falla, pueden alargar ustedes la investigación en energías limpias hasta que coloquen todos sus millonarios barriles.
Les hablo de usted, faltaría más: de esclavo a amo.
Imagen del gráfico vía: Biocalli
Actualización a 23-3-2011: Estoy hasta los mismísimos de que en este país no se pueda opinar sin que te ubiquen a derecha e izquierda de PP y PSOE. Al PP no lo votaré ni muerto, pero eso no tiene nada que ver con mi libertad para reflexionar. Insisto: la derecha española nunca ha sido normal, pero eso no me obliga tampoco a abrazar a la izquierda española. Y si lo tengo que explicar otra vez, es que no merece la pena. Por cierto, en un debate de la Sexta, entre 7 periodistas de reconocidos medios españoles no se han puesto de acuerdo en averiguar el porqué tan repentino de esta guerra. Eso sí, han hablado de Rajoy y de Zapatero.
Actualización a 23-3-2011: Estoy hasta los mismísimos de que en este país no se pueda opinar sin que te ubiquen a derecha e izquierda de PP y PSOE. Al PP no lo votaré ni muerto, pero eso no tiene nada que ver con mi libertad para reflexionar. Insisto: la derecha española nunca ha sido normal, pero eso no me obliga tampoco a abrazar a la izquierda española. Y si lo tengo que explicar otra vez, es que no merece la pena. Por cierto, en un debate de la Sexta, entre 7 periodistas de reconocidos medios españoles no se han puesto de acuerdo en averiguar el porqué tan repentino de esta guerra. Eso sí, han hablado de Rajoy y de Zapatero.
Comentarios
Aquí manda, ha mandado y mandará el dinero y el poder, es lo único importante, lo único que cuenta, es y será siempre así, depende de quien/es en mayor o menor medida. Ahora vamos a manifestarnos y hacer caceroladas como cuando la guerra de Irak, vale?
Entonces, ¿por qué os posicionais?
A día de hoy no sabemos qué está pasando en Libia, pero sí sabemos que ayer las fuerzas de ¿seguridad? de Yemen abatieron a 50 manifestantes (oficialmente).
Sigo pensando que no es de ley intervenir en unos regímenes enarbolando la antorcha de la libertad y dejar durante ¡décadas! que en otras naciones se maten a miles de ciudadanos impunemente.
Aunque la intervención, guerra, o como la quieran llamar, en Libia fuese justa implicaría un agravio con respecto al resto de la humanidad. Un hecho justo puede implicar una injusticia en el conjunto mundial. Más grave es todavía que siempre muestran los dientes los mismos países, cuando quieren, contra los que quieren, como si la Tierra les perteneciera. Ahí no hay ética. Por tanto, dudo de que nadie pueda convencerme de que se trata de una acción justa tal y como acabo de explicar que entiendo la justicia.