Ir al contenido principal

El transfondo de la matanza de Noruega (I)

La extrema derecha amenaza Europa.
La ocasión es perfecta para que el columnista de turno se adorne con un canto a la paz y a la hermandad de las personas. Hay quienes han aprovechado la masacre de Noruega para recordarnos que el Apocalipsis empezó hace algún tiempo, cuando todos estábamos de parranda. Supongo que habrás leído y escuchado todo tipo de argumentos más o menos razonados y razonables, pero ante crímenes tan humanos que parecen inhumanos se echa de menos la voz descarnada de una persona que habla desde sus adentros sin más filtro que los límites de su voz y de su vocabulario.


Este testimonio necesario no lo vas a encontrar aquí tampoco, pues nunca he ocultado que el blog tiene unas pretensiones estilísticas y una ideología propia, la mía. A fin de cuentas si quisiera escribir un diario íntimo, me cuidaría mucho de que nadie lo leyese, incluido su autor, pues su fin no es otro que purgar heridas del alma.

Lo que sí puedo es decirte mi verdad: creo que a ese malnacido tendrían que haberlo tumbado con varios disparos en las piernas y en los brazos, de modo que sólo le quedara el tronco para respirar y la cabeza para afrontar su culpa. Si te parece una barbaridad, a mí me resulta inconcebible que dediquen un solo minuto a arrestarlo intacto después de la carnicería para que esté en plena forma al cabo de las pocas horas para montar su defensa y, de paso, pavonearse de encarnar al demonio, al cristiano modelo, al patriota perfecto o al antimarxista con una misión divina.

A la ciudadanía sólo nos deberían preocupar dos asuntos: si actuó por su cuenta y riesgo o, en cambio, hay asociaciones, grupúsculos o incluso partidos políticos que lo han alentado directa o indirectamente.

Si está como una cabra, que lo aíslen bien de los demás internos y que lo suelten cuando las familias de los fallecidos sean demasiado viejos como para matarlo a machetazos.

Si cualquier grupo de extrema derecha, por pequeño o grande que sea resulta ser cómplice, instigador o mero animador de la tragedia, espero que sigan el a menudo mal ejemplo español y se salten la democracia por una vez para imponerles un duro castigo.

Ahora que las tragedias son globales, y siendo europeos en los paupérrimos momentos, no podemos observar la matanza como un hecho lejano. Hemos de hacer un esfuerzo y adoptar medidas como una sociedad moderna y, por tanto, bien informada, que se anticipa a los desastres.
Por tanto, toda organización radical, del signo político que sea, que auspicie la violencia debe censurarse, prohibirse y, si es necesario, perseguirse.
Es más, hay que terminar con las trifulcas que los políticos mantienen artificialmente para aumentar su cota de poder y que muchos ciudadanos pueden acabar confundiendo con las señas de identidad genuinas de una ideología que se ajusta a sus miedos u obsesiones.
La realidad es que en España, y en otros muchos países, vivimos de espaldas a lo que sucede en el mundo. Los sociólogos ya han advertido, desde antes de que la vida y los libros de Stieg Larsson lo pusiera de moda, un creciente aumento de la derecha extremista en casi toda Europa.
En Escandinavia incluso se han convertido en una opción de gobierno. En Holanda, también. Y todos hemos oído hablar del Frente Nacional de los Le Pen. Además, recordemos que en el Este de Europa tienen motivos de sobra para huir de las propuestas que huelan a comunismo y, por deformación ideológica, son carne de la extrema derecha (recordarás los gemelos polacos, por ejemplo, y su cruzada contra los homosexuales).

No quiero ahondar en un tema que requiere de una investigación rigurosa. En el siguiente artículo aporto mi grano de arena para evitar el crecimiento de estas corrientes atroces en nuestro propio suelo, o mejor dicho, en el suelo que pisamos (porque bien podríamos haber nacido en Ruanda y ni siquiera tener la oportunidad de perder el tiempo en Internet).

Imagen vía El antifascismo está despierto (no conozco a fondo el blog, por tanto no comparto sus opiniones, sólo he tomado prestada la imagen)

Comentarios

Entradas populares de este blog

GTA V no es un juego para niños

He sido monaguillo antes que fraile. Es decir, he pasado por una redacción de una revista de videojuegos y desde hace más de cinco años me dedico a la docencia. De hecho, cuando nuestro Gobierno y la molt honorable Generalitat quieran, regresaré a los institutos y me dedicaré, primero, a educar a los alumnos y, en segundo lugar, a enseñarles inglés. Por este orden. Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista). Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.

Redescubriendo temas musicales: Jesus to a child

Las canciones que más adentro nos logran tocar son, en ocasiones, las más sencillas. La letra de Jesus to a child descolocará a los que asuman, por desconocimiento, que la belleza de la expresión escrita requiere complejidad. La sintaxis es clara, el vocabulario, sencillo, y la composición en su conjunto constituye una metáfora: el amante sufre la pérdida del ser querido, pero a pesar de la tristeza es capaz de comparar el hallazgo del amor verdadero con la limpieza de corazón con la que Jesucristo amaba a los niños, que son, por antonomasia, los seres humanos más puros que existen. Por este motivo, mucha gente interpreta la letra como una exaltación de los sentimientos nobles y, en realidad, la letra se puede explicar en clave de amistad idealizada o de amor perfecto en cuanto en tanto no deja lugar a la contaminación de otros sentimientos que no tengan que ver con la piedad y el desprendimiento.

Dos grandes pintores para una ciudad pequeña

Una obra de Alguacil que recuerda a Monet. En la calle Pizarro de La Vila Joiosa, probablemente una de las arterias principales de la ciudad (o pueblo, los que me habéis leído sabéis que los uso indistintamente en referencia a mi lugar de nacimiento) hay abierto desde tiempos inmemoriales un taller de un gran pintor: Evaristo Alguacil. Casi sin anunciarse, muchos aficionados a la pintura han insistido hasta recibir sus clases y quién más o quién menos conoce lo más representativo de su trabajo, sobre todo al óleo, principalmente esas marinas tan personales, tan vileras y universales al mismo tiempo. Sin embargo, pocos, en relación a la categoría del artista, conocen bien la obra de Alguacil. Creen que es un señor que repite cuadros sobre las casas de colores representativas de La Vila o se dedica solamente al puerto y sus barcos de pesca. Es cierto, y él lo reconoce, que son parte de su sello personal y la gente aprecia estas pinturas por dos motivos: por su calidad y, además,