Ir al contenido principal

El artículo perfecto

Tiene que ser breve, atractivo, provocador y mentiroso.

Pues bien, ahí va: la mayoría de los hombres somos unos cobardes y nos liamos con vosotras porque nos acojona acercarnos a chicas como las de la foto.

Además, nos encanta el verano porque nos ponemos las botas haciendo lo único que sabemos hacer con las chicas guapas y atractivas: salivar de gusto.

Y si tu novio sólo se pone las gafas de sol para ir a la playa... Ése es de los nuestros.
¿Para qué le das al botón de seguir leyendo? He dicho que era breve, atractivo, provocador y... mentiroso. Pero merece la pena siempre ir más allá para encontrar la verdad. ¿Estás seguro?

Comentarios

David Navarro ha dicho que…
Y como nadie dice nada, pues lo digo yo:
David, tienes un humor a lo Esteso y Pajares pasado de moda.
Señor Navarro, basta ya de estereotipos.
Ciudadano Navarro, en el Caleidoscopio Térmico tocabas temas importantes y no chorradas.

Tenéis razón, pero el Gran Wyoming hace lo mismo cada noche y lo aplauden decenas de miles de personas (yo entre ellos).
El humor siempre va codificado. No es lo mismo un gag con un personaje gay en Aída que en The Flying Circus. En la primera serie el código es: "están entre nosotros, los aceptamos, pero mira que son raros y cuánta pluma tienen" y en The Flying Circus es "todos los que juzgan a alguien por su condición sexual son tan garrulos como los personajes de este sketch".
Santiago Segura y el artífice de Borak y Brüno dejan caer la ambigüedad: "nos reímos de los sectores menos poderosos de la sociedad, pero también de los que se burlan de ellos".
En Aquí no hay quien viva, sin embargo, no tienen reparos en pintar a un marginado como un drogata cachondo y medio alelado y, en cambio, dibujar una pareja gay casi normalizada (con sus problemas, etc.), aunque se corre un tupido velo en cuanto al sexo que no se aplica a los personajes heteros. En A dos metros bajo tierra superan este concepto, pero ya son palabras mayores.

Entradas populares de este blog

GTA V no es un juego para niños

He sido monaguillo antes que fraile. Es decir, he pasado por una redacción de una revista de videojuegos y desde hace más de cinco años me dedico a la docencia. De hecho, cuando nuestro Gobierno y la molt honorable Generalitat quieran, regresaré a los institutos y me dedicaré, primero, a educar a los alumnos y, en segundo lugar, a enseñarles inglés. Por este orden. Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista). Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.

Redescubriendo temas musicales: Jesus to a child

Las canciones que más adentro nos logran tocar son, en ocasiones, las más sencillas. La letra de Jesus to a child descolocará a los que asuman, por desconocimiento, que la belleza de la expresión escrita requiere complejidad. La sintaxis es clara, el vocabulario, sencillo, y la composición en su conjunto constituye una metáfora: el amante sufre la pérdida del ser querido, pero a pesar de la tristeza es capaz de comparar el hallazgo del amor verdadero con la limpieza de corazón con la que Jesucristo amaba a los niños, que son, por antonomasia, los seres humanos más puros que existen. Por este motivo, mucha gente interpreta la letra como una exaltación de los sentimientos nobles y, en realidad, la letra se puede explicar en clave de amistad idealizada o de amor perfecto en cuanto en tanto no deja lugar a la contaminación de otros sentimientos que no tengan que ver con la piedad y el desprendimiento.

Dos grandes pintores para una ciudad pequeña

Una obra de Alguacil que recuerda a Monet. En la calle Pizarro de La Vila Joiosa, probablemente una de las arterias principales de la ciudad (o pueblo, los que me habéis leído sabéis que los uso indistintamente en referencia a mi lugar de nacimiento) hay abierto desde tiempos inmemoriales un taller de un gran pintor: Evaristo Alguacil. Casi sin anunciarse, muchos aficionados a la pintura han insistido hasta recibir sus clases y quién más o quién menos conoce lo más representativo de su trabajo, sobre todo al óleo, principalmente esas marinas tan personales, tan vileras y universales al mismo tiempo. Sin embargo, pocos, en relación a la categoría del artista, conocen bien la obra de Alguacil. Creen que es un señor que repite cuadros sobre las casas de colores representativas de La Vila o se dedica solamente al puerto y sus barcos de pesca. Es cierto, y él lo reconoce, que son parte de su sello personal y la gente aprecia estas pinturas por dos motivos: por su calidad y, además,