Cuando empecé este proyecto tenía varios objetivos para no acabar abandonándolo como otros muchos, que es la peor amenaza que se cierne sobre todo lo que empiezo.
Quería seguir escribiendo, llegar a la gente, suscitar el interés de escritores y editores y crecer positivamente. Cuatro objétivos básicos.
Ahora mismo me encuentro con una sensación triste, no del tipo de tristeza que llama a la negatividad, pero sí lo suficientemente fuerte como para contrarrestar el empuje que te ayuda a escribir sin saber por ni para qué.
Creo que he escrito mucho en este blog, pero ni el medio ni el género me ha permitido indagar en temáticas literarias, que son las que me interesan.
En cuanto al público, he llegado a un tope. La mayoría de visitas no encuentra alicientes para compartir mis textos ni siquiera para debatir sobre ellos. Algunos llegan al blog por equivocación. Otros por amistad.
Desde luego, ningún intelectual, escritor o editor ha encontrado motivos suficientes como para contactar conmigo. Supongo que por todo lo anterior. De todas maneras, el cuarto objetivo es el más importante.
En cuanto a mi crecimiento personal, es verdad que he utilizado el blog con fines terapeúticos. Lo que no me apetece soltarle a un amigo lo he arrojado aquí. Es algo necesario, pero incompatible también con el resto de objetivos. Si bien mis textos me han permitido mantenerme a flote en más de una ocasión, no han servido para ir más allá. Sólo para seguir como estaba. Indudablemente, el lector de Internet (un lector que requiere textos atractivos, novedosos y breves) ha dado la espalda a muchos de esos posts en los que he arrojado mis sentimientos y reflexiones.
Por otra parte, la realidad económico-social y las novedades políticas en España y Catalunya me han llevado a una espiral peligrosa. Este mundo de intrigas, de falsedades y de movimientos estratégicos sólo te beneficia si estás en el ajo: si vives de ello. De lo contrario, te arrastra y no puedes desembarazarte de un deseo irrefrenable de denunciar los abusos del Sistema e incluso te da por querer ilustrar a la gente, como si el poco interés que la mayoría de las personas procesa a la política se debiera a la ignorancia. Más bien creo que estas personas han visto el principio de la espiral y han sabido adivinar que no hay nada nuevo bajo el sol, y por eso se han bajado a tiempo del tiovivo.
Uso la imagen de la espiral cuando me refiero a esos caminos que parecen llevarte a alguna parte, dicho de otro modo, que disimulan su circularidad, pero que al final no sólo no te permiten viajar lejos sino que te llevan a la destrucción.
Una semana. Nada más. Luego veremos hacia dónde dirijo el blog. Sólo descarto una especialización con miras a ganar dinero. El resto de caminos queda despejado.
Quería seguir escribiendo, llegar a la gente, suscitar el interés de escritores y editores y crecer positivamente. Cuatro objétivos básicos.
Ahora mismo me encuentro con una sensación triste, no del tipo de tristeza que llama a la negatividad, pero sí lo suficientemente fuerte como para contrarrestar el empuje que te ayuda a escribir sin saber por ni para qué.
Creo que he escrito mucho en este blog, pero ni el medio ni el género me ha permitido indagar en temáticas literarias, que son las que me interesan.
En cuanto al público, he llegado a un tope. La mayoría de visitas no encuentra alicientes para compartir mis textos ni siquiera para debatir sobre ellos. Algunos llegan al blog por equivocación. Otros por amistad.
Desde luego, ningún intelectual, escritor o editor ha encontrado motivos suficientes como para contactar conmigo. Supongo que por todo lo anterior. De todas maneras, el cuarto objetivo es el más importante.
En cuanto a mi crecimiento personal, es verdad que he utilizado el blog con fines terapeúticos. Lo que no me apetece soltarle a un amigo lo he arrojado aquí. Es algo necesario, pero incompatible también con el resto de objetivos. Si bien mis textos me han permitido mantenerme a flote en más de una ocasión, no han servido para ir más allá. Sólo para seguir como estaba. Indudablemente, el lector de Internet (un lector que requiere textos atractivos, novedosos y breves) ha dado la espalda a muchos de esos posts en los que he arrojado mis sentimientos y reflexiones.
Por otra parte, la realidad económico-social y las novedades políticas en España y Catalunya me han llevado a una espiral peligrosa. Este mundo de intrigas, de falsedades y de movimientos estratégicos sólo te beneficia si estás en el ajo: si vives de ello. De lo contrario, te arrastra y no puedes desembarazarte de un deseo irrefrenable de denunciar los abusos del Sistema e incluso te da por querer ilustrar a la gente, como si el poco interés que la mayoría de las personas procesa a la política se debiera a la ignorancia. Más bien creo que estas personas han visto el principio de la espiral y han sabido adivinar que no hay nada nuevo bajo el sol, y por eso se han bajado a tiempo del tiovivo.
Uso la imagen de la espiral cuando me refiero a esos caminos que parecen llevarte a alguna parte, dicho de otro modo, que disimulan su circularidad, pero que al final no sólo no te permiten viajar lejos sino que te llevan a la destrucción.
Una semana. Nada más. Luego veremos hacia dónde dirijo el blog. Sólo descarto una especialización con miras a ganar dinero. El resto de caminos queda despejado.
Comentarios
Sobre mi no parlo: ja ho dic tot aquí i en privat :-)