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Contradicciones peligrosas

El bestseller de estas Navidades.
El martes pasado, Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, admitió que su partido ya cuenta con que si gobiernan habrá protestas sociales «cuando Mariano Rajoy diga todo lo que hay que hacer para sacar al país adelante».

Al día siguiente Mariano Rajoy, en una entrevista a TVE, elude la pregunta de Pepa Bueno sobre los comentarios de su compañera, pero se le escapa que tendrán que hacer recortes por todas partes excepto en derechos sociales. Supongo que necesitaríamos un mes más de campaña para saber a qué se refiere el líder del PP con los derechos sociales.

Poco después rectifica, ante el acoso (necesario, porque el tío se enrosca cual serpiente de cascabel) de la periodista, y promete que no tocará las pensiones. Es decir, que todo lo demás es "tocable".

Durante el resto de la entrevista, Mariano Rajoy sortea a la perfección cualquier pregunta incómoda y se niega a dar datos sobre crecimiento económico, cifras de parados, etc. aunque un poco antes acabe de decir que a los dos años de mandato ya se notarán los resultados de su gestión. Sin embargo, se le escapa otro detalle clave: sostiene que con la gravedad de la crisis es casi imposible preveer qué va a ocurrir.

Y, por una vez, Zapatero, Rubalcaba y Rajoy están de acuerdo en algo. Ahora hace falta que los votantes se convenzan de una vez de lo que algunos venimos diciendo hace mucho tiempo. Ningún dirigente habido o por haber podría  haber parado un golpe de las características de esta hecatombe económica. Palabra de Rajoy, aunque supongo que preferiría no haberlo dicho ante las cámaras.

NOTA: Ahora toca ir a votar. Por supuesto, con el exceso de información que tengo, no puedo ni siquiera pensar en un voto para el PP. Tampoco me parece de recibo alimentar el bipartidismo votando al PSOE. Tengo que admitir que Rubalcaba me parece, de lejos, el mejor político de primera fila. Quizá Jaúregui y Gallardón (ahora bastante apagado) podrían estar a su altura. El problema es que no sólo se presenta Rubalcaba.
Respecto a Izquierda Unida: el programa en su página web es una virguería y han hecho algo sensacional, como es recoger las opiniones de plataformas ciudadanas. Sin embargo, tengo que estudiarlo detenidamente. Me huele que es imposible lograr lo que se proponen. Aunque, sabiendo que no tienen opción alguna de ganar, creo que sería positivo para contrarrestar los abusos de Alemania (Europa) que sacasen el mayor número de diputados posible. Pero con este sistema de reparto de escaños lo tienen complicado.
A nacionalistas no voto. Yo soy del mundo. Y, por tanto, creo (ojo, es mi creencia) que los demás también lo son. Voto en España porque es donde el azar me ha colocado, pero acotarme más todavía en un lugar me parece demasiado.
¿Otras alternativas? UPYD me recuerda mucho a Ciudadanos: no sé de qué van. Los veo rebotados contra el PSOE, complacientes en sus críticas al PP, antinacionalistas y, en general, huecos, o mejor dicho, inflados de propuestas abstractas que suenan bien a simple vista. No, tampoco los votaré.
¿Otras propuestas? Algunas me parecen una tomadura de pelo respetable: marihuanistas, antitaurinos, escaños vacíos, etc. Esta última, rectifico, me parece interesante, pero muy fantástica (irreal). No creo que sirva para nada.
Para terminar, he de reconocer que el gran Sistema me impide conocer multitud de partidos pequeños, a los que por ignorancia o desconfianza, no puedo votar. Me es materialmente imposible estudiarme los programas de todos los partidos prácticamente desconocidos, aunque haga una criba y me deshaga de opciones falangistas, estalinistas y humorísticas. Seguro que nos estamos perdiendo propuestas y personas interesantes, pero eso ya lo tengo asumido (como cuando voy a una tienda de discos, a un cine, a una librería, etc.)
El domingo, cuando entre en el colegio electoral, el corazón me dirá a quién tengo que votar. La cabeza, visto el panorama, resulta insuficiente. Y el que diga lo contrario, o es mucho más inteligente que yo (cuestión más que probable) o es un fanático (una teoría que tampoco deberíamos desechar).

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