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Tu pareja, a examen

Son como humanos...
La mayoría de las veces me marco objetivos muy modestos en los artículos: particularmente, que se entiendan. Y, en los casos en los que la vanidad me imbuye, que mi opinión sirva para algo.

En esta ocasión me voy a poner un pelín más petulante que de costumbre. Me olvido de mi código ético para insinuarte si debes seguir con tu pareja o no.

Mira, no nos engañemos, si el párrafo anterior no te ha producido ningún efecto interno: vosotros dos váis de maravilla. Ahora bien, si se te ha encendido una alarma, esto no significa que tengas un problema grave. Piensa en simple, como diría Ockham. Tal vez sólo signifique que eres un ser pensante y preocupado por mejorar. No tiene nada de malo si lo sabes controlar.

En la mayoría de los casos hay unos indicadores infalibles para pararte a pensar seriamente si merece la pena continuar con tu pareja:
1. Os habéis pegado más de una vez. Algunos dicen que con un bofetón ya vale. Pero, ¿y si te pretendía reanimar después de una borrachera? Pegarse más de dos veces es muy grave de por sí. Y no hay excusa que valga.
2. Uno de los dos, o los dos, se refiere al otro con insultos o tiende a expresarse en estos términos: "eres un/a inútil". "Estás loco/a". O similares.
3. Cada día discutís una o dos veces y piensas que todas las parejas lo hacen.
4. Has dejado de lado tus amistades y no eran unos gilipollas. Por lo menos no eran más gilipollas que tú.
5. Te conformas con tu pareja. Los/las hay peores... aunque sospechas que también existen ejemplares mucho mejores.
6. Desde que estás con tu pareja has cambiado a peor y estás convencido/a de que es culpa suya.

Lo dejamos en seis indicadores. Muy generales.

Razones para quedarte con tu pareja hay miles. Podemos resumir unas cuantas:
1. Su presencia mejora tu estado de ánimo, pero si no está junto a ti sigues siendo una persona normal.
2. Tu idea de futuro junto a esa persona te ilusiona, pero no te condena.
3. Sigues viendo y conociendo gente atractiva, pero no te apetece liarte con estas personas, o por lo menos no pasa de una fantasía (a no ser que entre vuestros códigos de pareja esté el amor libre).
4. Cuando discutes con tu pareja, no tienes la sensación de hablar con un muro ni de recibir una mansalva de palos.
5. No te planteas nunca cambiar de pareja.

Sin embargo, hay motivos que de por sí no deberías confundir con una problemática de pareja:

1. Te sientes sumido/a en un estado de ansiedad, depresión, desánimo, etc. y no sabes por qué. En este caso, dale la patada en el culo a tu jefe o a tu psicólogo. Quizá tu pareja no tenga nada que ver.
2. Has descubierto que hay gente que reúne unas cuantas cualidades que les sitúa por encima de tu pareja en tu particular ranking. Pero ya sabías que no estabas con un hombre ni una mujer perfecta, ¿verdad?  Además, ¿en qué lugar de su ranking te sitúas tú? Te aseguro de que fluctúas (como el precio de la almendra, la cotización de las modelos y la audiencia de los programas), pero si te quiere, no importa demasiado.
3. Tenéis una crisis, de ésas que llegan cada tres o cuatro meses. ¿Sólo tres o cuatro meses? Deberíais estar contentos.
4. Odias a tu familia política. Bueno, eso de odiar a alguien es una pérdida de tiempo, pero lo normal es que tus padres tengan unos intereses opuestos a los padres de tu pareja. Yo sospecho de los que se llevan de puta madre con su familia política. Lo respeto e incluso lo envidio (según los casos), pero me parece antinatural.
5. No te apetece tener hijos con él o ella. ¿No será que no tienes trabajo y pagas casi tanto de alquiler como lo que recibes del paro? O vamos más allá: ¿es obligatorio tener hijos?

Y me dejo para el final una pregunta que todo el mundo que está en pareja se ha hecho alguna vez:
Ya que soy especial, ¿no mereceré estar junto a una persona mejor? Cariño, incluso tu pareja se siente especial en algunos aspectos que tú ni siquiera sospechas. Todos nos sentimos así casi siempre. De lo contrario, los suicidios se multiplicarían. Si te consideras superior a la persona con la que convives, me temo que le has perdido el respeto a tu pareja. Es así de simple: lo ves como a un extraño, pero con un agravante: conoces todos sus defectos y te dan grima.

La misma pregunta formulada al revés, ¿merezco tener a mi lado alguien tan especial?, evidencia una falta de autoestima que deberías tratarte ya. Si estás con un vampiro emocional, un maltratador o un narcisista y no te gustaría sentirte como una mierda el resto de tus días, deberías dejarlo durante un tiempo. Si mejoras: ya tienes la solución. Si los problemas continúan y tu psicólogo te ha recomendado un psiquiatra y éste te ha dicho que tienes tratamiento para rato, tal vez no necesites una nueva pareja sino un nuevo enfoque.

Si la has cagado y has perdido a tu pareja ideal para siempre, recuerda que nadie es insustituible, no vas a tener una segunda vida para saber si has hecho lo mejor y, por último, que el pasado sí existe, pero cuanto más lejos quede, mejor.

Fuente: la vida de los otros y la mía propia.

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