Ir al contenido principal

Privaticemos el Ministerio de Cultura

O el libro o el bañista, los dos juntos... complicado.
Me refiero al español, claro. Y me explico: a la que viajas por Europa y entras en una librería, descubres que en este país bajó el telón cuando Dickens gastaba pantalones cortos.

Ya no voy a desgranar el mundo de las novedades editoriales ni las cifras sobre lectores, que de por sí son avergonzantes. Basta con observar un tema, el que sea, y descubrir que, por encima de los Pirineos, sobre una sola materia versan decenas y decenas de libros ac tuales.

Aquí, en España, quieres encontrar algún libro sobre la creación de cómics, la Educación Secundaria o los vinos, y tienes que trasladarte a una macrolibrería de una gran ciudad para encontrar cuatro ejemplares, con suerte.

En Francia y Gran Bretaña, los países que mejor conozco en cuanto a librerías, te vuelves majareta con tanta diversidad de propuestas. Esto no es un acto de fe: haz la prueba con cualquier temática en una librería online española y en otra británica o francesa.

Hay otro signos de que no estoy sacando tajada de nuestro complejo de superioridad, que ése es otro tema ("como Ejpaña no hay ná"). Fíjate en las librerías de segunda mano. Ay, perdón, de viejo. Efectivamente, en España la mayoría son de viejo, ideales para encontrar una edición con las páginas amarillentas de Cartas marruecas, pero incapaces de abastecer al lector que no tiene muchos recursos económicos en cuanto a textos contemporáneos. En casi todos los países de Europa, funcionan los negocios de libros de segunda mano en buen estado. ¿Sabes por qué? Porque la gente compra libros por el gusto de leer, no para que quede bien en la estantería o para seguir la última moda en bestsellers.

A todo esto, pásate por la playa: ¿qué es lo que tienen los extranjeros de mediana edad entre las manos? Un libro. ¿Y los españoles? La revista Pronto o el Marca. Esto ya es completamente subjetivo, pero me reconocerás que es una imagen tan habitual que ya forma parte de las postales.

Y lo dejo aquí: no entro en la industria cinematográfica, que en España no existe. Podría cerrar con un colofón apocalíptico, pero hay que reconocer algunos méritos como la política sobre museos y las grandes mejoras en las bibliotecas de los últimos años, aunque con esto de las competencias ya no sé a quién atribuirle el mérito.

El título del artículo es tan engañoso como cualquier interpretación sobre el tema. A mí me apetecía denunciar el fracaso absoluto del Ministerio de Cultura sobre su principal función: mejorar la cultura de sus contribuyentes. Si los españoles no leen, quizá se deba también a la falta de estímulos y medios.
FINAL CONVENCIONAL

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
MORALEJA: El título no tiene sentido o es puro sarcasmo, porque ningún Gobierno privatizaría algo que no da dinero.

REFLEXIÓN: ¿Por qué cuando un Gobierno nacionaliza una empresa recae sobre sobre éste la sospecha de ser una dictadura y, en cambio, cuando privatiza una entidad los medios de comunicación aplauden la decisión "por el bien común"?

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
APÉNDICE NECESARIO

Respecto a la industria editorial de este país, me da la sensación de que está ocurriendo lo mismo que con los bancos, los supermercados, las gasolineras... Los grandes grupos editoriales devoran a las pequeñas editoriales para controlar el mercado y, por el camino, destruyen la libertad de escoger nuestro propio camino.

Así se explican lanzamientos millonarios sin competencia (cuando se publica un bestseller prometedor se cierran las compuertas al resto de libros), la politización del género de ensayo (la dicotomía forzada entre izquierda y derecha), la sinergia sospechosa entre el show-business y los libros (¿cómo puede haber tantos libros de Buenafuente en las estanterías?), la proliferación de obras de autores mediocres pero bien instalados (César Vidal y sus cuatro o cinco libros por año) y la flagrante falta de conexión entre Sudamérica y España, o viceversa (supongo que prefieren que la renta per cápita suba milagrosamente en ultramar a obtener menos beneficios por los mismos libros).

NOTA: Lo normal sería desarrollar este APÉNDICE en un artículo aparte. Si ha quedado demasiado vago o, sencillamente, no se entiende, lo despliego en otro post. Sólo tenéis que pedirlo. Da pereza, ¿verdad? Menos mal que escribo por gusto...

NOTA 2: Este artículo es un ejemplo de empezar a escribir sin tener ni idea del rumbo. Póngalo como ejemplo de malísimo texto en sus clases, profesores... Me hace ilusión.

Comentarios

Entradas populares de este blog

GTA V no es un juego para niños

He sido monaguillo antes que fraile. Es decir, he pasado por una redacción de una revista de videojuegos y desde hace más de cinco años me dedico a la docencia. De hecho, cuando nuestro Gobierno y la molt honorable Generalitat quieran, regresaré a los institutos y me dedicaré, primero, a educar a los alumnos y, en segundo lugar, a enseñarles inglés. Por este orden. Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista). Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.

Redescubriendo temas musicales: Jesus to a child

Las canciones que más adentro nos logran tocar son, en ocasiones, las más sencillas. La letra de Jesus to a child descolocará a los que asuman, por desconocimiento, que la belleza de la expresión escrita requiere complejidad. La sintaxis es clara, el vocabulario, sencillo, y la composición en su conjunto constituye una metáfora: el amante sufre la pérdida del ser querido, pero a pesar de la tristeza es capaz de comparar el hallazgo del amor verdadero con la limpieza de corazón con la que Jesucristo amaba a los niños, que son, por antonomasia, los seres humanos más puros que existen. Por este motivo, mucha gente interpreta la letra como una exaltación de los sentimientos nobles y, en realidad, la letra se puede explicar en clave de amistad idealizada o de amor perfecto en cuanto en tanto no deja lugar a la contaminación de otros sentimientos que no tengan que ver con la piedad y el desprendimiento.

Dos grandes pintores para una ciudad pequeña

Una obra de Alguacil que recuerda a Monet. En la calle Pizarro de La Vila Joiosa, probablemente una de las arterias principales de la ciudad (o pueblo, los que me habéis leído sabéis que los uso indistintamente en referencia a mi lugar de nacimiento) hay abierto desde tiempos inmemoriales un taller de un gran pintor: Evaristo Alguacil. Casi sin anunciarse, muchos aficionados a la pintura han insistido hasta recibir sus clases y quién más o quién menos conoce lo más representativo de su trabajo, sobre todo al óleo, principalmente esas marinas tan personales, tan vileras y universales al mismo tiempo. Sin embargo, pocos, en relación a la categoría del artista, conocen bien la obra de Alguacil. Creen que es un señor que repite cuadros sobre las casas de colores representativas de La Vila o se dedica solamente al puerto y sus barcos de pesca. Es cierto, y él lo reconoce, que son parte de su sello personal y la gente aprecia estas pinturas por dos motivos: por su calidad y, además,