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El cantar del mío gilipollas

Por supuesto que no pienso escribir mis penurias en romance.

Aparte del nerviosismo por verme en la estacada, llama la atención que mi currículum sólo llegue, según las ofertas de Infojobs, para contratos temporales de unos 1.200 euros al mes, si llega, con jornadas de las 9 a las 19 horas con un maravilloso descanso para comer de dos horas.

Ahora estoy centrado en la enseñanza y sufriendo los recortes para sustitutos e interinos del derechista Artur Mas, que como todos los derechistas sólo conoce un método para paliar la crisis: cerrar el grifo del empleo público, del estado del bienestar, de la cultura y de la solidaridad.

Digo yo que estaría bien enviarles una cartita a los empresarios que, vía Internet, solicitan esclavos muy cualificados. En esta breve carta les podríamos decir que somos gilipollas por perder el tiempo con sus ridículas ofertas, pero no tanto como para aceptarlas.

Ya sé que el horno necesita bollos, pero la situación laboral (y muchas otras) está a un punto del subdesarrollo y, precisamente por eso, tenemos que decir basta. De lo contrario será pan para hoy y hambre para mañana.

La otra opción es cambiar el chip: por ejemplo, podría imprimir mi currículum en papel higiénico y solicitar un puesto de trabajo allá donde vea inmigrantes explotados. Por la zona de las fábricas, que ahora las obras están paradas. Casi merece la pena pasar doce horas sudando como un cerdo, manchado de grasa hasta las cejas, sin apenas tiempo para pensar, que vestir de traje en una oficina donde calentar la silla, hacerle la pelota al jefe y atenerse a sus caprichos por 1.200 euros brutos. En el mejor de los casos.

A mí me parece más digno trabajar como un animal y cobrar como una persona, que tratar con animales y sentirse un auténtico gilipollas.

A los extranjeros que quieran venir a trabajar a España: por el mismo precio, yo me iría a Francia, Alemania, Suiza, Gran Bretaña. Os van a poner tantas trabaas como en mi país, pero ganaréis más dinero y tendréis unas condiciones laborales casi dignas.

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