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Intereconomía pasa el cepillo a sus telefieles


Ups, he tapado el número de cuenta...
Qué sorpresa la mía cuando me he enterado de que el canal del emblema del toro cabreado, de los spots sobre la familia católica, la de la moral y las buenas costumbres, pide dinero a los espectadores así, por las buenas.

La excusa es una supuesta persecución sufrida por el canal ¿privado? por parte del contubernio judeomasónico (por el PSOE y PRISA, vaya).

Intereconomía, la empresa del ex diputado del PP Julio Ariza, utiliza como anzuelo una heróica gesta por la libertad que no hay por dónde cogerla, pues, que se sepa, llevan emitiendo burradas desde el primer día.
El funcionamiento del cepillo es fácil: ellos ponen la cuenta corriente hasta en la sopa, de La Caixa para más INRI, y se supone que los españoles, con la crisis a cuesta, con la cantidad de desgracias que ocurren cada día en el mundo, van corriendo a las sucursales bancarias para financiar los sueldazos de Mario Conde y compañía.

Tiene guasa la cosa, y sólo podía ocurrir en España. A mí lo que más me maravilla es la caradura de los jefazos de la cadena. Como si no hubiera otro canal deficitario en este país, como si no existieran medio millón de causas nobles a las que apoyar en un mundo que va a la deriva.

Lo más sorprendente es que el magnate Julio Ariza posee más de treinta empresas, según consta en el Registro Mercantil. Además, entre sus amigos se encuentran un tal Rouco Varela y algunos de los prelados clave del Opus Dei. Vamos, un multimillonario que se empapa de la más falsa humildad católica para pedir dinero por la jeta. Por algo se trata de un ex político que estaba tan a la derecha del PP que decidieron borrarlo del mapa antes de hacer uno nuevo. Más o menos de la catadura de Vidal-Cuadras, para que os hagáis una idea.

Si sirve de algo mi consejo, a la que vuestro corazoncito católico se conmueva con la mendicidad de Intereconomía, pasad por la iglesia más cercana y pedid una confesión express.

Luego, tras la penitencia testimonial del cura, apoyad a alguna ONG contrastada o compradle un bocata al vagabundo de la esquina. Os sentiréis mejor.

Puede que simpaticéis con la idea de que Intereconomía sea un canal que sólo sirve para desgastar al PSOE y apoyar a la Iglesia. Ojalá pudiera contagiar mi antiderechismo español. Me sobran argumentos, pero me faltan ganas y, sobre todo, poderes extrasensoriales. Además, empiezo a pensar que el panorama político de este país no tiene arreglo. Vaya, que si echáramos a los dados las próximas elecciones, no saldríamos ni más beneficiados ni más perjudicados.

De todas maneras, y para no perder el hilo ahora que se acaba la madeja, si estáis de acuerdo en que la enésima cruzada de la derecha merece vuestro apoyo, ¿por qué no os hacéis militantes del PP o colaboráis con Cáritas? Es bastante más valiente y honesto. Aunque, ¿desde cuándo la derecha española se distingue por su valentía y su honestidad?

Como mucho, son sinvergüenzas y cínicos. Hablo de los dirigentes, claro. La masa social que apoya al PP se diferencia poco de cualquier otro tipo de borreguismo. Bueno, a mí me caen peor de entrada, pero eso no es grave.

Si los que leís este blog habéis dado un solo céntimo a Intereconomía, enviadme el recibo por e-mail, y a lo mejor me pienso poner mi cuenta bancaria en el blog. Aunque quizá lo mejor sea cerrar el chiringuito y dedicarme a tocar la harmónica bajo una palmera, que también me gusta y me dará el mismo rendimiento económico.

Más información vía El Referente

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