Yo casi lo he conseguido. Por tanto tú puedes.
No tiene secreto, ya lo verás, aunque es esencial deshinibirse, actuar sin tacto ni tino, y lanzarse a la yugular de tus conocidos.
Se trata de decir la verdad. Es tu verdad, de acuerdo, pero hasta que no cambies de opinión es lo más cercano que te hallarás de una posible verdad absoluta.
En plena era del individualismo, todas las personas que conoces, y las que no, se creen autosuficientes. La mayoría apenas duda, porque siempre conducen con la carrocería de "si lo creo, es así". Y lo hacen por la autopista del "cómo se debe hacer algo", que es una mezcla entre los valores de su familia (inconsciente o conscientemente) y su pareja (o persona más significativa) y la corriente mayoritaria de pensamiento. Como paracoches llevan el lema "somos libres de hacer lo que nos dé la gana", "cada cual es responsable de sus actos", "el fin justifica los medios" y "todas las opiniones valen lo mismo".
Ante tal panorama, acelera a fondo y atropella los deseos, creencias y teorías de tu amigo con el morro de un Mercedes.
Dale consejos si no los acepta. Critícalo si se cree infalible. Métete hasta los abismos de su interior si su lema es "vive y deja vivir". Proclama tu verdad como la única versión válida cuando tu amigo abogue por el relativismo. Y no dejes de hurgar en la herida hasta que te salpique de sangre.
Si aciertas; si le estás diciendo la verdad, te odiará con todas sus fuerzas. Si te equivocas de cabo a rabo le inspirarás tanta compasión que tal vez algún día, si su agenda y su relativismo moral autocomplaciente y egoísta se lo permite, incluso te aconseje un libro, un autor, una película, etc. Es lo más lejos que va a llegar.
Deséngañate, no te dará un consejo. No te va a decir su verdad, porque simplemente no le interesa romper las reglas. Sabe que si entra en tu juego, podrás meter las narices en su vida las veces que quieras. Sobre todo, sabe que atreverse a decirle la verdad a un amigo implica mucho valor, no pocos riesgos y una ingente cantidad de tiempo.
NOTA: La imagen corresponde al cartel de "Enemigo mío" un ejemplo de cine eficaz con cuatro duros, ideal para intolerantes y gente que sólo ve el último blockbuster.
No tiene secreto, ya lo verás, aunque es esencial deshinibirse, actuar sin tacto ni tino, y lanzarse a la yugular de tus conocidos.
Se trata de decir la verdad. Es tu verdad, de acuerdo, pero hasta que no cambies de opinión es lo más cercano que te hallarás de una posible verdad absoluta.
En plena era del individualismo, todas las personas que conoces, y las que no, se creen autosuficientes. La mayoría apenas duda, porque siempre conducen con la carrocería de "si lo creo, es así". Y lo hacen por la autopista del "cómo se debe hacer algo", que es una mezcla entre los valores de su familia (inconsciente o conscientemente) y su pareja (o persona más significativa) y la corriente mayoritaria de pensamiento. Como paracoches llevan el lema "somos libres de hacer lo que nos dé la gana", "cada cual es responsable de sus actos", "el fin justifica los medios" y "todas las opiniones valen lo mismo".
Ante tal panorama, acelera a fondo y atropella los deseos, creencias y teorías de tu amigo con el morro de un Mercedes.
Dale consejos si no los acepta. Critícalo si se cree infalible. Métete hasta los abismos de su interior si su lema es "vive y deja vivir". Proclama tu verdad como la única versión válida cuando tu amigo abogue por el relativismo. Y no dejes de hurgar en la herida hasta que te salpique de sangre.
Si aciertas; si le estás diciendo la verdad, te odiará con todas sus fuerzas. Si te equivocas de cabo a rabo le inspirarás tanta compasión que tal vez algún día, si su agenda y su relativismo moral autocomplaciente y egoísta se lo permite, incluso te aconseje un libro, un autor, una película, etc. Es lo más lejos que va a llegar.
Deséngañate, no te dará un consejo. No te va a decir su verdad, porque simplemente no le interesa romper las reglas. Sabe que si entra en tu juego, podrás meter las narices en su vida las veces que quieras. Sobre todo, sabe que atreverse a decirle la verdad a un amigo implica mucho valor, no pocos riesgos y una ingente cantidad de tiempo.
NOTA: La imagen corresponde al cartel de "Enemigo mío" un ejemplo de cine eficaz con cuatro duros, ideal para intolerantes y gente que sólo ve el último blockbuster.
Comentarios