Ir al contenido principal

Hipnotizado por La mujer de negro (la película y la novela)

¿Cómo es posible que sienta lo mismo viendo una película que al leer el libro en la que se inspira la obra versionada? Pues nada más y nada menos que este fenómeno me ha ocurrido con La mujer de negro.

Y, claro, me he quedado estupefacto. La atmósfera opresiva aun con predominancia de espacios abiertos, el argumento poco enredado para este tipo de títulos que incluyen apariciones sobrenaturales y casas encantadas, cierto ritmo extrañamente tranquilo, pero turbador... y un protagonista bastante anodino que, por increíble que parezca, Daniel Radcliffe borda en su versión cinematográfica.



Ahora me resulta imposible discernir cuál de las dos obras mantiene durante más tiempo el misterio del final. Diría que la novela de Susan Hill resulta más previsible, porque cuenta con menos elementos, aunque los personajes que intervienen son prácticamente los mismos y la causalidad de los hechos, básicamente la misma.

Por supuesto que hay diferencias entre la película y la novela, pero no modifican el espíritu de la obra, y, ante todo, salvaguardan el terror gótico de calado psicológico en una obra que, si no fuera porque va al grano en las descripciones y sobre todo en el retrato de la sociedad, parecería escrita en el siglo XIX.

En el film hay unos cuantos giros más que en la novela, porque de lo contrario no llegaría a los sesenta minutos y se agradece la labor de Jane Goldman, que firma el guión y nos da unos sustos de más, que al fin y al cabo es lo que el espectador busca en este tipo de obras.

Resultará complicado borrar de mi memoria la evocadora imagen de una mansión aislada durante parte del día por una caprichosa marea que cubre las marismas en las que afloran brumas y zonas pantanosas. Por no hablar de un horizonte bellísimo, ahora ya me centro en el film, y la escalofriante belleza de la muerte plasmada en los entornos victorianos.

En cualquier caso, lo que me lleva a escribir este artículo es que, sin querer engrandecer dos obras interesantes pero en ningún caso magistrales, no recuerdo ninguna adaptación cinematográfica mejor trazada. A simple vista, casi podría dar la sensación de que la autora escribió la novela como un elemento de marketing más de la película (productos que, aunque cueste creerlo, tienen su público. Me refiero a las novelizaciones de las películas recientes). Y no, no es así a no ser que estemos ante uno de los timos culturales del año.

Si tengo que recomendar una de las dos versiones de La mujer de negro, de todas formas, recomiendo la cinematográfica. La novela, a pesar de que su brevedad (un centenar escaso de páginas) preludia sus limitaciones en cuanto a diversidad de situaciones y nos deja con ganas de más, de modo que su final resulta, no por menos previsible, algo abrupto.

En cualquier caso, se trata de una estupenda alternativa a esas historias de los imitadores de Stephen King que te llevan a través de 500 páginas al territorio del todo vale donde afloran demonios de no sé qué civilizaciones antiguas y pergaminos de códigos secretos. Algo que a mí ya me pilla demasiado cansado.

Por cierto, la historia remite a la obra maestra de Bram Stoker, Drácula, con la llegada de un pipiolo inglés a una zona rural para tratar un negocio. Obviamente, Drácula es uno de los pilares del género de terror y La mujer de negro, una casa de muñecas muy lograda.

Ojo al realizador James Watkins, que promete grandes obras. Susan Hill, por su parte, es autora de un buen número de bestsellers.

pd: Escrito antes del día de la Huelga General, aunque este trabajo no se renumera y se hace con gusto, casi deleite.

Comentarios

Entradas populares de este blog

GTA V no es un juego para niños

He sido monaguillo antes que fraile. Es decir, he pasado por una redacción de una revista de videojuegos y desde hace más de cinco años me dedico a la docencia. De hecho, cuando nuestro Gobierno y la molt honorable Generalitat quieran, regresaré a los institutos y me dedicaré, primero, a educar a los alumnos y, en segundo lugar, a enseñarles inglés. Por este orden. Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista). Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.

Redescubriendo temas musicales: Jesus to a child

Las canciones que más adentro nos logran tocar son, en ocasiones, las más sencillas. La letra de Jesus to a child descolocará a los que asuman, por desconocimiento, que la belleza de la expresión escrita requiere complejidad. La sintaxis es clara, el vocabulario, sencillo, y la composición en su conjunto constituye una metáfora: el amante sufre la pérdida del ser querido, pero a pesar de la tristeza es capaz de comparar el hallazgo del amor verdadero con la limpieza de corazón con la que Jesucristo amaba a los niños, que son, por antonomasia, los seres humanos más puros que existen. Por este motivo, mucha gente interpreta la letra como una exaltación de los sentimientos nobles y, en realidad, la letra se puede explicar en clave de amistad idealizada o de amor perfecto en cuanto en tanto no deja lugar a la contaminación de otros sentimientos que no tengan que ver con la piedad y el desprendimiento.

Empleados más puteados del mes (Cash Converters)

Es una franquicia que no ha dejado de crecer con la crisis. Sin embargo, y a pesar de abrir nuevos locales, todo apunta a que les va fatal. Lo primero que percibes es que los empleados no cobran incentivos por vender más, o si los reciben, son de pena. Haz la prueba. Intenta entrar cuando quedan diez minutos para el cierre. De repente, todos desaparecen hasta que a menos ocho minutos una voz cavernosa te invita a marcharte. Inmediatamente, la persiana cae como si fuera confeti. Luego está el mal rollo entre ellos. El otro día un señor me atiende en la zona en la que te compran los productos, bastante sórdida siempre, y llegan dos compañeros con un avioncito teledirigido. Poco más y se los come. Delante de mí y sin reparos, les echó una bronca de mil demonios.