Ir al contenido principal

Otra vez con el discurso del rey: la globalización y sus consecuencias

Ya traté este film en un post anterior, pero es que me están buscando las cosquillas.

Cuantas más valoraciones positivas leo de esta película, más entiendo que mis críticas de cine no hayan llegado a ninguna parte. Si ésta es la mejor película extranjera estrenada en España (según los Goya), la favorita de los Oscar, la triunfadora en los BAFTA y suma y siguie, significa que no tengo ni puñetera idea de cine.

A mí me parece una película correcta. Es decir, todo está en su sitio. Los personajes bien interpretados, los tiempos medidos para no aburrir y una ambientación lograda a pesar de que no cuenta con un superpresupuesto o, al menos, con la cantidad de dinero que suelen invertirse en las películas de época.

Sin embargo, la historia, lo que se cuenta en el film, carece de sorpresas y, eso para un servidor, es un lastre que pesa durante todo el metraje y que, al final, te deja con un sabor amargo.

Ideológicamente, no he visto película más amable con la monarquía británica. Nada que ver con "The Queen", por ejemplo.

Colin Firth y Bonhan Carter están bien, pero es lo habitual: normalmente superan con nota sus trabajos por flojas que resulten las películas que interpretan.

Por supuesto que Geoffrey Rush se sale en su papel, condenado a priori a no brillar demasiado, pero, de nuevo, es lo habitual en uno de los mejores actores del mundo.

Hay otro asunto que me preocupa: los académicos que le han dado el Goya... ¿la habrán visto en versión doblada? Porque en ese caso deberían sentir mucha vergüenza. Verla en otra lengua que no sea la suya original, el inglés, debería estar penado por la ley.

En definitiva, una película bien rodada, bien montada, bien ambientada, mejor interpretada y que sólo tiene un mérito sobresaliente, el que triunfa en nuestro mundo globalizado, que no disgusta a nadie. Y en el fondo creo que es lo que más me molesta del éxito de El discurso del rey, pues últimamente (aunque ya pasó con Titanic, por citar un ejemplo), se sube a los altares únicamente a las películas que no incordian.

Lo peor del caso es que esta epidemia de darle al premio a la obra menos mala afecta a la literatura, la música y, en general, a todos los artes que cuentan con un público mayoritario, capaz de desterrar los criterios de calidad por la democracia, que en política puede estar muy bien, pero en el arte casi nunca me convence.

ATENCIÓN: AQUÍ TE CUENTO PARTES DE LA PELÍCULA (en inglés, spoiler)

¿Quién no sabe desde el primer minuto que el "pobre" aspirante a príncipe tartamudo superará al final de la película sus dificultades? ¿Quíén no se espera la presencia de un maestro?

Lo que no me esperaba es la insoportable candidez de casi todos los personajes, excluyendo a los antagonistas, que casi no oponen resistencia y quedan desdibujados como un borrón.

El guión, para cualquiera que haya leído un par de libros sobre el tema, funciona con cronómetro. Los cambios de timón de la película vienen forzados por los guionistas para que nadie se aburra, no porque lo exija la historia. Así se entiende que de buenas a primeras el joven rey mande a hacer puñetas a su mentor, aunque, de nuevo... ¿quién no sabe que se van a reconciliar?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Redescubriendo temas musicales: Jesus to a child

Las canciones que más adentro nos logran tocar son, en ocasiones, las más sencillas. La letra de Jesus to a child descolocará a los que asuman, por desconocimiento, que la belleza de la expresión escrita requiere complejidad. La sintaxis es clara, el vocabulario, sencillo, y la composición en su conjunto constituye una metáfora: el amante sufre la pérdida del ser querido, pero a pesar de la tristeza es capaz de comparar el hallazgo del amor verdadero con la limpieza de corazón con la que Jesucristo amaba a los niños, que son, por antonomasia, los seres humanos más puros que existen. Por este motivo, mucha gente interpreta la letra como una exaltación de los sentimientos nobles y, en realidad, la letra se puede explicar en clave de amistad idealizada o de amor perfecto en cuanto en tanto no deja lugar a la contaminación de otros sentimientos que no tengan que ver con la piedad y el desprendimiento.

GTA V no es un juego para niños

He sido monaguillo antes que fraile. Es decir, he pasado por una redacción de una revista de videojuegos y desde hace más de cinco años me dedico a la docencia. De hecho, cuando nuestro Gobierno y la molt honorable Generalitat quieran, regresaré a los institutos y me dedicaré, primero, a educar a los alumnos y, en segundo lugar, a enseñarles inglés. Por este orden. Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista). Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.

The Amazing Spider-Man: larga vida al trepamuros

Los que habían colocado la segunda parte del SpiderMan de Sam Reimi como primera pieza del canon del subgénero de los superhéroes tendrán que mover baza. La mala noticia es que los críticos de cine (los oficiales) actúan como los hombres del tiempo, nunca rectifican. La película dirigida por Marc Webb ha conseguido trasladar las dos primeras entregas de Raimi a la tierra media de los proyectos notables, pero mejorables. Ahora mismo, más que hablar de The Amazing SpiderMan, me preocupa cómo realizar una crítica de una película redonda sin caer en el análisis técnico o en la rapsodia lisonjera. Lo primero me da pereza. Lo segundo, asco. La verdad es que no miento si digo que The Amazing SpiderMan es la mejor versión del trepamuros en celuloide. Incluso podemos hablar de este film con la misma seriedad con la que se aborda el Superman de Richard Donner y en la que se situarán, con el tiempo, los X-Men de Brian Singer, el Hulk de Ang Lee y, al menos, el primer Batman de Christo...