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23-F: el agujero negro se expande (parte II, y final)

Se sabe que hubo un trama civil, pero sólo se detuvo a un tal García Carrés, un falangista que se comunicó durante gran parte del 23-F con Tejero e incluso Milans del Bosch. ¿Nos tenemos que creer que ese señor, con acceso directo a un general del ejército español, actuó por su cuenta y riesgo?

Resulta curioso también que de los 200 guardia civiles que entraron en el hemiciclo, a ninguno lo echaran del cuerpo. El reglamento lo permitía, pero no se hizo.

Suma y sigue. Muchos de los mandos militares sublevados no fueron condenados a pena alguna. A día de hoy la mayoría no se arrepiente de su participación.

El propio Tejero tenía un historial escandoloso (una ojeada a la Wikipedia basta para hacerse una idea) antes de saltar a la fama, pero nada evitó que siguiera ascendiendo en su carrera militar. Poco antes de poner en jaque a toda España intentó algo similar con la Operación Galaxia. Le cayeron sólo 7 meses.

Luego, durante sus 14 años de cárcel tras el golpe fallido, según los reclusos, disfrutó de numerosos tratos de favor. Ya en 1982 se permitió el lujo de organizar un partido de extrema derecha desde la cárcel: obtuvo casi 30.000 votos. Será porque su rehabilitación iba viento en popa que su condena a 30 años se aligeró con el tercer grado en 1993 y la condional en 1996. Al final, menos de la mitad de los años por los que fue condenado.

En el 2006 rompió su silencio con una carta al diario "Melilla hoy", que el resto de medios nacionales rechazaron. En la misiva adopta el papel de salvador de la patria y se dirige al rey acusando a Zapatero de la ruptura de España. Además, el colmo, se lamenta del peligro que corre la Constitución por el Estatut de Catalunya. Tejero, salvador de la Constitución. Si no fuera tan grave, casi me haría reír.

A pesar de que se nos intenta convencer de que el ex teniente coronel vive de forma discreta y se ha cultivado hasta el extremo de vivir de su arte, de vez en cuando se le ve en fiestas de guardar como el aniversario de la muerte del Asesinísimo Franco en el pabellón turístico de los fascistas, el Valle de los Caídos.

La realidad es que Franco murió en la cama y que sus seguidores han desafiado el estado de derecho y la Constitución sin que nada ni nadie les frene, excepto la muerte. Seguimos siendo un país de acomplejados. Vamos, que le tenemos pánico a la derecha. Seguramente se trata de un acto reflejo. Sabemos de lo que son capaces de hacer en el nombre de la patria. Su patria. Recordemos que todavía hoy los españoles subvencionan con sus impuestos entidades como la Fundación Francisco Franco. Aquí la extrema derecha vinculada al Dictador puede hacer y deshacer. Igualito que en Alemania donde todo lo relacionado con los nazis está prohibido. En este país, con la excusa de que Franco, estricto sensu, no fue fascista, uno puede ver como cualquiera enarbola la bandera del aguilucho sin que pase nada. Y no, eso no es ser democrático, eso es ser gilipollas, porque no conozco ningún otro caso de un país democrático que permita el culto a sus tiranos (todavía escribirá alguien en el blog que Franco inventó la Seguridad Social, que hizo muchos pantanos, que salvó a su país del famoso y ridículo contubernio, etc.)

Prometido, ya no hablo más de Franco, que me solivianto. Sigo con la crónica.

¿Cómo se ha tratado en televisión el trigésimo aniversario del 23-F? Sólo un dato: el 23 de febrero apenas dos canales, Telecinco y la 2, emitieron un programa especial. El primero, a un horario imposible, las doce y media de la madrugada, y el de la 2 no pudo ser más comedido, más aburrido, más protocolario. ¿Y cómo puede ser que las televisiones no aprovecharan el evento del día? Muy fácil: habían gastado toda su artillería durante la última semana y media. Con tal de adelantarse a sus rivales cansaron al espectador con sucesivos programas clonados de la competencia (algún canal incluso reemitió un reportaje de 2006).

En la prensa, la traca también empezó a arder demasiado pronto y para el fin de semana anterior al aniversario ya habían quemado toda su pólvora con la publicación de los extractos de las actas del Congreso de los Diputados.

Sin embargo, algunos medios no desaprovecharon la ocasión de mostrar su verdadero rostro. El diario ABC decidió utilizar una visita al pazo de Armada para... ¿tratar de esclarecer la verdad? Nada de eso. Prefirieron redactar una poética semblanza del viejo militar y Jovellanos, que al parecer se hospedó un tiempo en la mansión gallega. Verlo para creerlo. Atención al mimo con el que se trata al tiparraco que intentó convertirse en Presidente del Gobierno sin pasar por las urnas.

¿La sociedad española ha aprendido de sus errores? Éste es el comentario de una lectora a propósito de una entrevista a Armada: “Un caballero. Lo hecho, hecho está y no hay que reescribir la historia en los periódicos. Esta es la estirpe de hombres que estamos perdiendo. Es curioso como muchos de los grandes viven tanto tiempo. Me acuerdo ahora de Serrano Súñer, quien vivió hasta los 102”.

Por suerte, más arriba encuentro otro comentario: “ Ni el general Armada ni nadie: nadie dice nada, nadie sabe nada, nadie oyó nada. Este es un pais [sic] de fandango y opereta, pelacañas y tragaldabas, manso y de pescuezo duro, que traga con lo que le echen, mastica con la boca abierta, bebe vino barato y en vez de hablar, berrea”.

Y dejémoslo aquí, porque desde luego el panorama es como para echarse a temblar. Mejor retirarse a tiempo. Por mí que se queden con su España querida antes de que la vuelvan a bombardear. Por suerte, he viajado lo suficiente para saber que tan mal como en España no se vive casi en ninguna parte de Europa.

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