A todos nos gustan las listas. Supongo que es una forma fácil y rápida de contrastar nuestros gustos con los de los demás. Además, si la lista sale publicada en un medio que nos inspira confianza, o sale de la mente de alguno de nuestros tótems culturales, las listas nos dan seguridad.
He querido hacer una lista de mis actrices y actores favoritos que trabajan en la actualidad y que tienen en común la suerte o desgracia de haber nacido en España.
Me referiré a actores de cine y el orden de los nombres no obedece a ningún criterio más que el que la inspiración me dicte. A propósito, no me veo capaz de ordenar en una lista mis gustos sobre el trabajo de otras personas, como si de alguna manera tuviera un método científico para clasificarlos. Por eso no pienso hacer trampas. Ya tienes las revistas para estos menosteres.
Juan Diego: se le ve poco como protagonista. Aunque, bien mirado, ¿cuántos actores de más de cincuenta años protagonizan alguna película interesante en España? Sin embargo, casi siempre lo borda, y mira que le han dado papeles malos.
Carmelo Gómez: empieza a pasarle el síndrome Imanol Arias. Como ya no da la talla como galán treintañero, se empieza a quedar sin trabajo. Una lástima porque pocas interpretaciones se recuerdan tanto como las suyas. ¿Viste La noche de los girasoles? Pues eso.
Emma Suárez: por asociación de ideas. En cuanto pienso en Carmelo, me viene a la mente Emma. La verdad es que ella siempre está bien y puede interpretar mujeres de muy diversas edades sin problemas.
Maribel Verdú: ha trabajado tanto y en tan pésimas películas, que nos hemos acostumbrado a su presencia. Además, arrastra la maldición de haber protagonizado sus mejores películas cuando todavía era muy joven. Sin embargo, pocas veces decepciona.
Luis Tosar: caballo ganador en todo proyecto en el que se embarca. Con otro físico ya habría desbancado a Antonio Banderas en el panorama internacional. Se mueve bien en la piel de cualquier personaje después de muchos años de interpretar al vecino de enfrente.
Javier Bárdem: inmenso. Ha experimentado una progresión casi milagrosa desde sus primeros trabajos con Bigas Luna. No se le resiste ningún género ni ningún papel. Lo mismo te conmueve con su Reynaldo Arenas o te hace sufrir como psicópata en la estupenda No es país para viejos.
Laia Marull: inexplicablemente esta grandísima actriz aparece y desaparece del panorama cinematográfico. Debería estar trabajando los 365 días del año para su desgracia y para suerte de los espectadores.
Imanol Arias: como el siguiente de la lista, se lo ha comido la televisión. Ese monstruo no perdona y suele acabar con las carreras de los mejores actores a cambio de unos honorarios estables.
Antonio Resines: ídem que el anterior, sólo que Resines cuenta con más registros que Imanol Arias. No lo digo yo, sino su filmografía.
Pilar López de Ayala: no es santa de mi devoción, pero qué le vamos a hacer... si es que es muy buena actriz. En las películas de época se sale. Y sabe llevar el peso de una película.
Eduard Fernández: otro que me cae gordo, seguramente porque casi siempre le toca interpetar a tipos antipáticos. Con todo, hay que reconocerle su buen hacer en todo lo que toca.
Lluis Homar: ya es un clásico, con mucha experiencia en las tablas, pero rescatado para el cine gracias, seguramente, a la mano de Almodóvar.
Lola Dueñas: le pasa como a las mejores canciones de Dire Straits- Hay muchísima gente que no sabe quién demonios las toca, pero a casi todo el mundo le gustan. Digamos que se trata de una habitual gran desconocida.
Álex Brendemühl: gran fuerza dramática. Ha hecho humor, sobre todo en teatro, pero no me gusta tanto como cuando interpreta a personajes perdidos en el paso de los días. Recomiendo ver "Yo", un film diferente y complicado de encontrar.
Óscar Jaenada: camaleónico, contenido o histriónico. Lo que le pida el papel. ¿Se puede pedir más?
Ingrid Rubio: otra actriz que, a fuerza de verla en muchísimas películas (ahora ha bajado el ritmo) nos ha acostumbrado a su forma de hacer, que es casi siempre excelente.
Podría seguir, porque uno no puede dejar de pensar en Carlos Hipólito, Emilio Gutiérrez Caba, Concha Velasco, Carme Alonso, Veronica Forqué, Carmen Maura o José Luis Gil. Pero, de alguna manera, la mitad de los que acabo de citar se reparten entre el teatro y la televisión; más de dos tercios se ha metido en un agujero negro para el espectador de cine, aunque algunos todavía los recordamos. Parece que el séptimo arte les ha dado la espalda. Y ya dije al principio que intentaría hacer una lista de actrices y actores de cine que trabajen asiduamente (con la excepción de Arias y Resines, pero, ¿cómo dejar de nombrarlos?)
Tengo que reconocer que me ha salido una lista demasiado conservadora, muy poco fresca. Es verdad, pero no puedo fingir que me entusiasman los nuevos actores que llegan al cine vía televisión. En primer lugar, porque los proyectos en los que se embarcan me gustan tanto como el pan congelado. Y, en segunda instancia, porque me veo incapaz de seguir series como El internado, Aída, Águila roja y un largo etcétera. No digo que todas las series españolas que se emitan actualmente sean malas, sino que no me interesan.
No me cabe en la cabeza incluir a gente como Paco León o Fernando Tejero, por mejor que me caigan, por más películas que interpreten. Tal vez con el paso del tiempo. De todas maneras, yo no creo que estén a la altura de ninguno de los que he citado en la lista. Más potencial veo en actores emergentes como Quim Gutiérrez, pero es muy pronto para lanzar las campanas al vuelo.
Otros actores más veteranos como Alberto Sanjuan te dan una cal y otra de arena, al igual que le sucede a Antonio de la Torre, Adriana Ozores o Alberto Jiménez. Suelen estar bien, pero de vez en cuando te defraudan. Aunque para ser francos, los que creo que defraudan son los proyectos en los que se embarcan. Es lo malo de no tener una industria cinematográfica en España, al contrario de lo que sucede en Francia, que el talento de intérpretes, realizadores y guionistas queda a la intemperie del azar o de criterios muy difundidos en España: el amiguismo, la picaresca de las subvenciones y otras costumbres patrias.
Puede que se me haya olvidado alguien, pero no pienso incluirlo más tarde... De esta manera conservo el artículo con la frescura que le quería dar de entrada, aunque si la repaso, me parece un elenco de actores digno de Garci, de lo más conservador, como dije antes. No cabe duda de que se han quedado fuera del filtro multitud de secundarios que me encantan, pero de los que apenas recuerdo sus caras (estoy pensando en el actor que sale en Los lunes al sol y que en El bola interpreta al padre maltratador. Lo podría buscar y quedar bien. No, eso sería ortopédico, periodístico, pero ficticio).
Otro factor que influye es la calidad de la película: si creo que un film me va a defraudar, directamente trato de evitarlo y eso en el cine español pasa demasiado a menudo. Por eso me puedo estar perdiendo jóvenes actores y actrices cargados de talento, pero en manos de los guionistas y directores chapuceros de siempre, los que viven de las subvenciones, los que se creen divos, aquellos que han sabido a qué árbol político arrimarse o los que se equivocaron de oficio. De ésos ya hablaré otro día, antes de que me entre urticaria.
He querido hacer una lista de mis actrices y actores favoritos que trabajan en la actualidad y que tienen en común la suerte o desgracia de haber nacido en España.
Me referiré a actores de cine y el orden de los nombres no obedece a ningún criterio más que el que la inspiración me dicte. A propósito, no me veo capaz de ordenar en una lista mis gustos sobre el trabajo de otras personas, como si de alguna manera tuviera un método científico para clasificarlos. Por eso no pienso hacer trampas. Ya tienes las revistas para estos menosteres.
Juan Diego: se le ve poco como protagonista. Aunque, bien mirado, ¿cuántos actores de más de cincuenta años protagonizan alguna película interesante en España? Sin embargo, casi siempre lo borda, y mira que le han dado papeles malos.
Carmelo Gómez: empieza a pasarle el síndrome Imanol Arias. Como ya no da la talla como galán treintañero, se empieza a quedar sin trabajo. Una lástima porque pocas interpretaciones se recuerdan tanto como las suyas. ¿Viste La noche de los girasoles? Pues eso.
Emma Suárez: por asociación de ideas. En cuanto pienso en Carmelo, me viene a la mente Emma. La verdad es que ella siempre está bien y puede interpretar mujeres de muy diversas edades sin problemas.
Maribel Verdú: ha trabajado tanto y en tan pésimas películas, que nos hemos acostumbrado a su presencia. Además, arrastra la maldición de haber protagonizado sus mejores películas cuando todavía era muy joven. Sin embargo, pocas veces decepciona.
Luis Tosar: caballo ganador en todo proyecto en el que se embarca. Con otro físico ya habría desbancado a Antonio Banderas en el panorama internacional. Se mueve bien en la piel de cualquier personaje después de muchos años de interpretar al vecino de enfrente.
Javier Bárdem: inmenso. Ha experimentado una progresión casi milagrosa desde sus primeros trabajos con Bigas Luna. No se le resiste ningún género ni ningún papel. Lo mismo te conmueve con su Reynaldo Arenas o te hace sufrir como psicópata en la estupenda No es país para viejos.
Laia Marull: inexplicablemente esta grandísima actriz aparece y desaparece del panorama cinematográfico. Debería estar trabajando los 365 días del año para su desgracia y para suerte de los espectadores.
Imanol Arias: como el siguiente de la lista, se lo ha comido la televisión. Ese monstruo no perdona y suele acabar con las carreras de los mejores actores a cambio de unos honorarios estables.
Antonio Resines: ídem que el anterior, sólo que Resines cuenta con más registros que Imanol Arias. No lo digo yo, sino su filmografía.
Pilar López de Ayala: no es santa de mi devoción, pero qué le vamos a hacer... si es que es muy buena actriz. En las películas de época se sale. Y sabe llevar el peso de una película.
Eduard Fernández: otro que me cae gordo, seguramente porque casi siempre le toca interpetar a tipos antipáticos. Con todo, hay que reconocerle su buen hacer en todo lo que toca.
Lluis Homar: ya es un clásico, con mucha experiencia en las tablas, pero rescatado para el cine gracias, seguramente, a la mano de Almodóvar.
Lola Dueñas: le pasa como a las mejores canciones de Dire Straits- Hay muchísima gente que no sabe quién demonios las toca, pero a casi todo el mundo le gustan. Digamos que se trata de una habitual gran desconocida.
Álex Brendemühl: gran fuerza dramática. Ha hecho humor, sobre todo en teatro, pero no me gusta tanto como cuando interpreta a personajes perdidos en el paso de los días. Recomiendo ver "Yo", un film diferente y complicado de encontrar.
Óscar Jaenada: camaleónico, contenido o histriónico. Lo que le pida el papel. ¿Se puede pedir más?
Ingrid Rubio: otra actriz que, a fuerza de verla en muchísimas películas (ahora ha bajado el ritmo) nos ha acostumbrado a su forma de hacer, que es casi siempre excelente.
Podría seguir, porque uno no puede dejar de pensar en Carlos Hipólito, Emilio Gutiérrez Caba, Concha Velasco, Carme Alonso, Veronica Forqué, Carmen Maura o José Luis Gil. Pero, de alguna manera, la mitad de los que acabo de citar se reparten entre el teatro y la televisión; más de dos tercios se ha metido en un agujero negro para el espectador de cine, aunque algunos todavía los recordamos. Parece que el séptimo arte les ha dado la espalda. Y ya dije al principio que intentaría hacer una lista de actrices y actores de cine que trabajen asiduamente (con la excepción de Arias y Resines, pero, ¿cómo dejar de nombrarlos?)
Tengo que reconocer que me ha salido una lista demasiado conservadora, muy poco fresca. Es verdad, pero no puedo fingir que me entusiasman los nuevos actores que llegan al cine vía televisión. En primer lugar, porque los proyectos en los que se embarcan me gustan tanto como el pan congelado. Y, en segunda instancia, porque me veo incapaz de seguir series como El internado, Aída, Águila roja y un largo etcétera. No digo que todas las series españolas que se emitan actualmente sean malas, sino que no me interesan.
No me cabe en la cabeza incluir a gente como Paco León o Fernando Tejero, por mejor que me caigan, por más películas que interpreten. Tal vez con el paso del tiempo. De todas maneras, yo no creo que estén a la altura de ninguno de los que he citado en la lista. Más potencial veo en actores emergentes como Quim Gutiérrez, pero es muy pronto para lanzar las campanas al vuelo.
Otros actores más veteranos como Alberto Sanjuan te dan una cal y otra de arena, al igual que le sucede a Antonio de la Torre, Adriana Ozores o Alberto Jiménez. Suelen estar bien, pero de vez en cuando te defraudan. Aunque para ser francos, los que creo que defraudan son los proyectos en los que se embarcan. Es lo malo de no tener una industria cinematográfica en España, al contrario de lo que sucede en Francia, que el talento de intérpretes, realizadores y guionistas queda a la intemperie del azar o de criterios muy difundidos en España: el amiguismo, la picaresca de las subvenciones y otras costumbres patrias.
Puede que se me haya olvidado alguien, pero no pienso incluirlo más tarde... De esta manera conservo el artículo con la frescura que le quería dar de entrada, aunque si la repaso, me parece un elenco de actores digno de Garci, de lo más conservador, como dije antes. No cabe duda de que se han quedado fuera del filtro multitud de secundarios que me encantan, pero de los que apenas recuerdo sus caras (estoy pensando en el actor que sale en Los lunes al sol y que en El bola interpreta al padre maltratador. Lo podría buscar y quedar bien. No, eso sería ortopédico, periodístico, pero ficticio).
Otro factor que influye es la calidad de la película: si creo que un film me va a defraudar, directamente trato de evitarlo y eso en el cine español pasa demasiado a menudo. Por eso me puedo estar perdiendo jóvenes actores y actrices cargados de talento, pero en manos de los guionistas y directores chapuceros de siempre, los que viven de las subvenciones, los que se creen divos, aquellos que han sabido a qué árbol político arrimarse o los que se equivocaron de oficio. De ésos ya hablaré otro día, antes de que me entre urticaria.
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