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Vivir sin Facebook

Algunos van al cine y sólo ven Facebook.
Pienso en las vacaciones de Semana Santa, en el verano, en un bucólico y quimérico destierro de varios días a una casa rural o incluso en un monasterio. Y Facebook no me encaja.

Son muchas horas pegadas al ordenador y poca efectividad. El pegamento suele ser Facebook.

Descartada para los próximos 12 meses (por lo menos) la adquisición de un móvil inteligente, no me atrevo a descolgarme de Facebook definitivamente.

Otra vez el miedo a desaparecer de los pensamientos de los demás. Y si no me piensan... ¿seguiré existiendo?

Estoy convencido de que sí. Gracias a Dios. Pero cuanto más me convenzo, más tintes sobrenaturales adquiere la duda.

De momento, he desactivado mi perfil de Facebook unos días.

Además, para qué nos vamos a engañar, las últimas semanas el balance ha sigo negativo: polémicas, malentendidos que no deberían haber acabado en discusiones, acelerones de varios compañeros, neuras propias y ajenas...

Volveré, porque hay cuatro o cinco personas que me esperan allí, que se entretienen, que me contactan para charlar, sonreír. Y cuando vuelva, no pienso anunciar mi regreso, porque me iré a las semanas otra vez. Muchas veces de hecho. Hasta que me acostumbre a vivir sin Facebook.

Si algún día tengo tiempo y ganas, analizaré qué papel desempeña la gente en esta plataforma para practicar el deporte de moda: la crítica infundada, la egolatría y la observación sarcástica desde la parálisis del voyeur que nunca se expone y siempre está dispuesto a criticar.

¿Red social? En algunos casos. Más bien es un escaparate que, entre otras cosas, muestra las dificultades que tenemos los seres humanos para comunicarnos por cualquier canal.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
A ver si tienes cojones para resistir, yo nunca lo he tenido y aquí estoy, tengo dos piernas, dos brazos, me miro frente al espejo y creo que no me falta de nada. Es más, recuerdo incluso que hace 10 años vivía sin teléfono móvil y el mundo seguía girando, amanecía cada día ... reconozco que he sido durante algunos años un usuario bastante intenso del messenger, pero es que te permitía mantener cierta privacidad y nadie tenía más información de aquella que tú les querías proporcionar. Esto del facebook me supera, me desborda, no entiendo que gracia tiene ir ahí a exponer tus intimidades y cotillear las ajenas, es grotesco. Y de todos modos David, decidas lo que decidas, no importa, porque nada importa nada. Pero yo soy libre.

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