Podría haberlo titulado "Rapapolvos a los periódicos", pero antes de que a la precariedad cotidiana se le llamara crisis; para ser justos, antes de que la precariedad a la que estamos acostumbrados fuera a peor, las noticias seguían un orden más o menos acompasado, como una sinfonía. Mejor o peor, pero se podía palpar la armonía.
En estos tiempos de pobredumbre general, da la sensación de que el filtro de las noticias que importan, interesan y preocupan se ha averiado. Muchos pensarán que esto es bueno, que el pack incluye una mayor dosis de transparencia y de, otra vez la dichosa palabrita, democracia (aunque aquí no tenga nada que ver).
Después de publicar, con muy mala leche, artículos de baja estofa, que sólo buscan molestar, me voy a poner serio y, además, voy a ser totalmente franco: rechazo esta amalgama de noticias variadas porque considero que es una de las muchas maniobras para fomentar la confusión.
Abres un diario hoy y te encuentras en primera plana con una sanción severa, que soliviantará los ánimos de un sector amplio de la población, al ciclista Alberto Contador. Una condena de carácter retroactivo que no sólo le quita el triunfo de la competición donde se le detectó una mínima porción de sustancia prohibida, sino que le desposee de títulos posteriores. Por cierto, se le ha aplicado la condena máxima posible. Un tema interesante para la mayoría, pero ¿merece tanta relevancia? Posiblemente, si se piensa en la cobertura de los triunfos del Barça o del Madrid, por comparación, la respuesta sea sí. Pero, en lugar de justificar otras portadas futboleras, ¿no debería hacernos reflexionar?
Siguiendo con los deportes, grandes titulares para un espectáculo norteamericano que a casi nadie importa en España: la Superbowl, miniconcierto de Madonna incluido.
Excesiva también la cobertura de la batalla por el poder de los republicanos de Yanquilandia. Quizá para compensar, también nos informan de la ganadora de las primarias en el partido mexicano derechista PAN.
Luego, noticias de gravedad diplomática que nos retrotraen a la Guerra Fría: Rusia y China aprietan los dientes porque a nadie le ha gustado su veto a la resolución de la ONU contra la represión siria. En principio, noticia justificada, pero nos falta perspectiva. ¿No detectáis cierto maniqueísmo? ¿Acaso los Estados Unidos no vetan resoluciones en principio necesarias? ¿Por qué no se abre el debate sobre la ONU y su estructuración?
En torno a todo el continente asiático, aparte de los conflictos en Siria, sólo se nombra a China, Corea del Sur y Japón en relación con el frío, como no, siberiano (supongo que en aquellas latitudes, con razón). En la India, como es un país diminuto, seguramente no ha pasado nada importante. Ni en Pakistán.
Respecto a África, más allá de las protestas en Egipto, nada más. Quizá alguna columnita de cuatro líneas. Habría que estudiar el caso aparte y con una lupa de mil aumentos.
¿Y la cultura? La noticia más reseñada es la subasta millonaria de un Cézanne, la pintura más cara hasta la fecha. Aunque, ¿es una noticia culturalmente reseñable? ¿Tiene mucho que ver con las corrientes culturales? Se dice de pasada que los compradores son los monarcas de Qatar. ¿No deberíamos analizar por qué un país donde hay tanto muerto de hambre y represaliado se permite esos lujos?
Y, por todas partes, diversas noticias en clave económica. Todas en el aire. Es la verdad. La mayoría apuntan a un compás de espera tenebroso. A mí me sorprende la facilidad con la que los supuestos expertos en la materia señalan el diagnóstico del comportamiento de las bolsas mundiales. "Es Grecia", afirman sin titubeos. Como si alrededor de las operaciones bursátiles no existiese una intrincada red de empresas dedicadas a la especulación al minuto con resultados casi imprevisibles. Pero, despertad: los índices bursátiles marcan el ritmo de la vida de todo el globo y detrás de estos indicadores se encuentran profesionales de comprar barato para vender caro. ¿Es éste el mundo en el que queremos vivir?
De relleno, aunque algunos diarios les dan todo el protagonismo: el congreso del PSOE (la izquierda, que muy bien, y la derecha, que fatal), una idiotez sobre el rey Juan Carlos y el 23-F, más noticias sobre el frío (¡el frío es noticia en pleno invierno!), corruptelas varias, los juicios a Garzón y un etcétera de tristes noticias sin conexión aparente más que el pesimismo complaciente en el que nos quieren instalar.
A fin de cuentas, la prensa se ha especializado en seguir los dictados de los poderes para confundir y achantar la moral de las personas que hemos perdido la confianza en nuestros representantes y que, peor aún, desconocemos la naturaleza de los que realmente manejan los hilos (y a los que no hemos elegido).
A día de hoy un periódico, y no digamos un programa televisivo de noticias, es un campo de minas. Hay que andar con muchísimo ojo: ningún titular puede pasar por inocente. Sin embargo, ampararse en el complicado y, a veces, nauseabundo estado de la información para ampararse en la ignorancia y darle la espalda al mundo tampoco parece sensato.
¿Y qué hacemos? Ésta es siempre la pregunta.
En estos tiempos de pobredumbre general, da la sensación de que el filtro de las noticias que importan, interesan y preocupan se ha averiado. Muchos pensarán que esto es bueno, que el pack incluye una mayor dosis de transparencia y de, otra vez la dichosa palabrita, democracia (aunque aquí no tenga nada que ver).
Después de publicar, con muy mala leche, artículos de baja estofa, que sólo buscan molestar, me voy a poner serio y, además, voy a ser totalmente franco: rechazo esta amalgama de noticias variadas porque considero que es una de las muchas maniobras para fomentar la confusión.
Abres un diario hoy y te encuentras en primera plana con una sanción severa, que soliviantará los ánimos de un sector amplio de la población, al ciclista Alberto Contador. Una condena de carácter retroactivo que no sólo le quita el triunfo de la competición donde se le detectó una mínima porción de sustancia prohibida, sino que le desposee de títulos posteriores. Por cierto, se le ha aplicado la condena máxima posible. Un tema interesante para la mayoría, pero ¿merece tanta relevancia? Posiblemente, si se piensa en la cobertura de los triunfos del Barça o del Madrid, por comparación, la respuesta sea sí. Pero, en lugar de justificar otras portadas futboleras, ¿no debería hacernos reflexionar?
Siguiendo con los deportes, grandes titulares para un espectáculo norteamericano que a casi nadie importa en España: la Superbowl, miniconcierto de Madonna incluido.
Excesiva también la cobertura de la batalla por el poder de los republicanos de Yanquilandia. Quizá para compensar, también nos informan de la ganadora de las primarias en el partido mexicano derechista PAN.
Luego, noticias de gravedad diplomática que nos retrotraen a la Guerra Fría: Rusia y China aprietan los dientes porque a nadie le ha gustado su veto a la resolución de la ONU contra la represión siria. En principio, noticia justificada, pero nos falta perspectiva. ¿No detectáis cierto maniqueísmo? ¿Acaso los Estados Unidos no vetan resoluciones en principio necesarias? ¿Por qué no se abre el debate sobre la ONU y su estructuración?
En torno a todo el continente asiático, aparte de los conflictos en Siria, sólo se nombra a China, Corea del Sur y Japón en relación con el frío, como no, siberiano (supongo que en aquellas latitudes, con razón). En la India, como es un país diminuto, seguramente no ha pasado nada importante. Ni en Pakistán.
Respecto a África, más allá de las protestas en Egipto, nada más. Quizá alguna columnita de cuatro líneas. Habría que estudiar el caso aparte y con una lupa de mil aumentos.
¿Y la cultura? La noticia más reseñada es la subasta millonaria de un Cézanne, la pintura más cara hasta la fecha. Aunque, ¿es una noticia culturalmente reseñable? ¿Tiene mucho que ver con las corrientes culturales? Se dice de pasada que los compradores son los monarcas de Qatar. ¿No deberíamos analizar por qué un país donde hay tanto muerto de hambre y represaliado se permite esos lujos?
Y, por todas partes, diversas noticias en clave económica. Todas en el aire. Es la verdad. La mayoría apuntan a un compás de espera tenebroso. A mí me sorprende la facilidad con la que los supuestos expertos en la materia señalan el diagnóstico del comportamiento de las bolsas mundiales. "Es Grecia", afirman sin titubeos. Como si alrededor de las operaciones bursátiles no existiese una intrincada red de empresas dedicadas a la especulación al minuto con resultados casi imprevisibles. Pero, despertad: los índices bursátiles marcan el ritmo de la vida de todo el globo y detrás de estos indicadores se encuentran profesionales de comprar barato para vender caro. ¿Es éste el mundo en el que queremos vivir?
De relleno, aunque algunos diarios les dan todo el protagonismo: el congreso del PSOE (la izquierda, que muy bien, y la derecha, que fatal), una idiotez sobre el rey Juan Carlos y el 23-F, más noticias sobre el frío (¡el frío es noticia en pleno invierno!), corruptelas varias, los juicios a Garzón y un etcétera de tristes noticias sin conexión aparente más que el pesimismo complaciente en el que nos quieren instalar.
A fin de cuentas, la prensa se ha especializado en seguir los dictados de los poderes para confundir y achantar la moral de las personas que hemos perdido la confianza en nuestros representantes y que, peor aún, desconocemos la naturaleza de los que realmente manejan los hilos (y a los que no hemos elegido).
A día de hoy un periódico, y no digamos un programa televisivo de noticias, es un campo de minas. Hay que andar con muchísimo ojo: ningún titular puede pasar por inocente. Sin embargo, ampararse en el complicado y, a veces, nauseabundo estado de la información para ampararse en la ignorancia y darle la espalda al mundo tampoco parece sensato.
¿Y qué hacemos? Ésta es siempre la pregunta.
Comentarios
Me hace gracia, aunque lo respeto, las personas que cuestionan qué debe ser noticia y que no debe ser noticia en un medio de comunicación. Para empezar, hay una serie de profesionales que deciden cada día que es y que no es noticia y la relevancia que se le debe dar. Y muchas veces -te lo digo por experiencia propia- ni el propio periodista que debe escribir la noticia esta de acuerdo con la relevancia que se le da. Las noticias que comentas en la parte inicial del artículo tienen una relevancia mundial, aunque tu puedas no estar de acuerdo. Contador simboliza la lucha contra el dopaje y es uno de los mejores en una disciplina deportiva seguida desde Francia a Australia; la venta del Van Gogh es el récord pagado nunca por una obra pictórica. Es cierto que si coges diferentes periódicos todos hablan de las mismas noticias lo cual es un problema derivado en cierta manera de la crisis económica por la que atraviesan los medios y a que todavía no han asumido el papel que juega internet. Creo que una persona curiosa como tú que siempre quiere ir más allá de la noticia se equivoca -y se indigna- cuando acude a los medios tradicionales en papel. Existen otros medios escritos en los que se profundiza más en los temas importantes de actualidad mundial. Los periódicos tradicionales viven en una economía de guerra: se han permitido prejubilar a sus redactores más veteranos y contratan a periodistas con menos experiencia, han cerrado corresponsalías y fían su información internacional a las agencias de noticia e internet. De ahí que se hable más de Egipto que del hambre en Sudán. En fin, te recomiendo un cambio de hábitos periodísticos, jejejeje. Andrés.
Pero ya que Internet les gana la partida siempre, podrían tratar las noticias con una amplitud de miras, una cantidad de información contrastada y una reflexión mayores. Yo creo que ése es el papel que les corresponde: explicar las noticias desde la reflexión, el análisis y la calidad.
En cuanto a lo que debe de ser, o no, noticia, a mí me sigue pareciendo que el caso Contador debería ir incrustado en la sección de deportes un par de días, el de la sentencia y el de la rueda de prensa, y ya está. Obviamente, es mi opinión.
Un placer tener tu opinión aquí. Al final, visto que nadie más debate, te he respondido por deferencia a un tipo que sabe muy bien lo que dice y cómo lo dice.