Ir al contenido principal

Vivo en la preocupación

A decir verdad creo que es patológico, pero lo cierto es que cuando tengo trabajo temo quedarme sin él, y cuando no lo tengo, me da miedo no conseguir uno que me complazca.

Por lo mismo, si escribo, temo escribir tonterías, y si no lo hago me sulfura el hígado desaprovechar que tengo dedos y corazón para escribir.

Cuando leo, a su vez, me preocupa mucho perderme la vida en directo, la que me imagino que le sucede a los demás. Y cuando no leo, me da la sensación de que no podré leer todo lo que tengo pendiente jamás en mi vida.

Si quedo con alguien, ¿por qué no habré aprovechado para desarrollar mi yo (o mi no-yo)? Si estoy solo, ¿acaso nadie quiere estar conmigo?

Cuando llueve, ojalá pudiera pasear bajo un sol radiante. Si brillan las calles, me gustaría tener una excusa para esconderme bajo las sábanas con un cuaderno o un libro entre las manos.

Ahora viene cuando escandalizo a todo el mundo: si termino de escribir unos cuentos o una novela, hay momentos en los que me paraliza el miedo y puede ser por dos motivos que no tienen nada que ver, al menos en lo que a mi inteligencia respecta, no consigo encontrar el nexo:

-¿Cómo sobrellevaré la fama cuando descubran que esto es una pieza de la que merece la pena hablar todo el tiempo y en todas las latitudes?

-¿A qué sala de tortura iré cuando me muera y me acusen de haberme perdido el aire fresco de los días escribiendo esta porquería?

Lo llevo bien, porque me he acostumbrado, pero reto a todo ser viviente a que viva un solo día con el fantasma de la preocupación yendo de un lado a otro de tu cabeza, pasando de la sangre de las venas a los latidos del corazón.

Hay que estar muy loco. Y ser muy fuerte.

Comentarios

doctor galigari ha dicho que…
Llevo un mes que descubrí tu blog y me parece muy interesante, hablas de muchos temas y lo haces, se nota, de corazón. Te recomiendo igualmente a todos los que les guste escuchar opiniones que no estén suscritas a tertulias y sectas de los medios.
Sin duda debe ser complicado querer cumplir el 100% de lo que uno espera, o esperaría. A mi entender sólo queda el disfrute del momento y no de los resultados.
¡Carpe diem!
David Navarro ha dicho que…
Gracias por tu simpatía y empatía, que es donde fallamos muchos.
Tu entender enciende mi envidia al rojo vivo.
Bueno, hay una cosa que creo que debo destacar: lo escrito perdura, los estados emocionales son transitorios. Por suerte.

Entradas populares de este blog

GTA V no es un juego para niños

He sido monaguillo antes que fraile. Es decir, he pasado por una redacción de una revista de videojuegos y desde hace más de cinco años me dedico a la docencia. De hecho, cuando nuestro Gobierno y la molt honorable Generalitat quieran, regresaré a los institutos y me dedicaré, primero, a educar a los alumnos y, en segundo lugar, a enseñarles inglés. Por este orden. Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista). Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.

Redescubriendo temas musicales: Jesus to a child

Las canciones que más adentro nos logran tocar son, en ocasiones, las más sencillas. La letra de Jesus to a child descolocará a los que asuman, por desconocimiento, que la belleza de la expresión escrita requiere complejidad. La sintaxis es clara, el vocabulario, sencillo, y la composición en su conjunto constituye una metáfora: el amante sufre la pérdida del ser querido, pero a pesar de la tristeza es capaz de comparar el hallazgo del amor verdadero con la limpieza de corazón con la que Jesucristo amaba a los niños, que son, por antonomasia, los seres humanos más puros que existen. Por este motivo, mucha gente interpreta la letra como una exaltación de los sentimientos nobles y, en realidad, la letra se puede explicar en clave de amistad idealizada o de amor perfecto en cuanto en tanto no deja lugar a la contaminación de otros sentimientos que no tengan que ver con la piedad y el desprendimiento.

Dos grandes pintores para una ciudad pequeña

Una obra de Alguacil que recuerda a Monet. En la calle Pizarro de La Vila Joiosa, probablemente una de las arterias principales de la ciudad (o pueblo, los que me habéis leído sabéis que los uso indistintamente en referencia a mi lugar de nacimiento) hay abierto desde tiempos inmemoriales un taller de un gran pintor: Evaristo Alguacil. Casi sin anunciarse, muchos aficionados a la pintura han insistido hasta recibir sus clases y quién más o quién menos conoce lo más representativo de su trabajo, sobre todo al óleo, principalmente esas marinas tan personales, tan vileras y universales al mismo tiempo. Sin embargo, pocos, en relación a la categoría del artista, conocen bien la obra de Alguacil. Creen que es un señor que repite cuadros sobre las casas de colores representativas de La Vila o se dedica solamente al puerto y sus barcos de pesca. Es cierto, y él lo reconoce, que son parte de su sello personal y la gente aprecia estas pinturas por dos motivos: por su calidad y, además,