El viejo Neymar "at his best". |
Tiene 16 años y él y su novia esperan un hijo para dentro de cinco meses. Aunque entrena día y noche, le gustaría sacarse el graduado en Barcelona un año de éstos.
Rogelio Mazzi posee una madurez intelectual, fuera de lo común, como su técnica futbolística. De él dicen que tiene la potencia de Cristiano Ronaldo, la visión de Xavi, el regate de Messi y la precisión táctica de Pepe. Casi nada. Se le ha comparado con otros jóvenes como Pato, Özil e incluso con Messi, pero casi todo el mundo coincide en que se trata del nuevo Neymar.
Me lo encuentro bailando en una discoteca infantil y le pido que salga un momento para charlar en exclusiva para el blog. Su novia le advierte: "no te demores mucho", pero consigo salir con él. A la salida de la disco, le pregunto qué tiene el fútbol. ¿Por qué no ha elegido ser broker o diputado? Le repito la cuestión y le aclaro qué significa... diputado. Visto que no me entiende, le hago un gesto para que se quite los auriculares, pero en lugar de quitárselos, muestra el signo de OK con los dedos. Toca algo en su su iPod y me contesta, con sabiduría, que el fútbol es fútbol. Y continúa: cada partido es una batalla, porque no hay rival pequeño.
También tengo que repetirle la siguiente cuestión. Se disculpa, porque se ha vuelto a activar la música. Los auriculares de unos 10 centímetros de radio tampoco ayudan. Se los deja colgados del cuello, pero debe de contestar un mensaje de texto. Vuelve a excusarse mientras teclea a toda velocidad. Tras una leve espera de cinco minutos, retoma la charla y dice que el reggaeton le motiva, porque le hace sentir nostalgia de la infancia, como Lady-Gaga o los Gormiti. Me hace reír con ese último comentario. Él está serio frente a mi grabadora. Lo dicho, todo madurez.
Ante los rumores de una crisis de identidad, me responde que en el mundo del fútbol hay mucho interés contrapuesto. Lógicamente, a un delantero le preocupa no meter goles. Pero, matiza, "el gol es cuestión de rachas". De todas maneras, añade, lo importante es el juego del equipo, no los triunfos individuales. Le digo que acabo de tener un "dejà-entendu", pero no me entiende la broma. Da igual, lo tranquilizo.
A muchos nos extraña que haya elegido el Español como club en lugar del Barcelona. A Mazzi le parece una decisión lógica: "mi sueño se ha cumplido. Siempre había querido triunfar en una escuadra española". Me enseña incluso una fotografía en la que se le ve de pequeño con la equipación de la selección española. Es de hace cuatro años. Por último, tenemos que hablar de su pequeño rifi-rafe con el capitán periquito. "Elegí lanzarla yo y salió rozando el larguero. Es la lotería de los penaltis". Además, remata, "los trapos sucios se lavan en el vestuario. Y lo que pasa en la cancha, se queda en la cancha".
Dejo al nuevo Neymar que regrese a la discoteca. Es domingo por la tarde, casi las ocho, y a las nueve tiene que estar en casa.
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