Que los otros se empeñen en hundirnos se me antoja triste, pero es natural dentro de un contexto en el que lo único que cuenta es crecer. Los países, como los organismos, necesitan devorar a los demás para hacerse más grandes. Ahora bien que los propios españoles hayan apostado democráticamente por el recorte social y público, es decir por el atraso, merece figurar en los anales de nuestra historia negra.
Y aquí estamos: los españoles, convertidos en carnaza. Hay algo que todo el mundo debería saber. Son Malas noticias. Los sacrificios que nos van a imponer desde dentro y desde fuera sólo van a servir para que seamos más pobres.
El absurdo pone otra vez en evidencia la supuesta sabiduría de los economistas. Quieren que España no crezca para poder acceder a nuevos préstamos que nos saquen de la crisis.
En el fondo, no hay una voluntad de crear una Europa unida y fuerte. Nada de eso. Los países ricos, con Alemania a la cabeza, quieren la bolsa o la vida. En este caso se van a llevar unos cuantos años de nuestras vidas y, de propina, la bolsa.
Es sencillo: si España no crece y además se endeuda más, las agencias de calificación nos irán restando puntos, de manera que dentro de un lustro necesitaremos mendigar para que alguien invierta en este país.
Por eso, propongo que intentemos huir de esta sementera de frustraciones. Lo más lejos posible. Quizá a América del Sur.
Ellos han prosperado en cuanto a democracia y, como han atravesado una dura crisis, hay mucho por hacer. En Europa la democracia está siendo sustituida por golpes de estado pacíficos: esos gobiernos de tecnócratas que nadie ha elegido.
Los que dan lecciones de patriotismo mientras se arrodillan ante Merkel y los mercados se pueden quedar con España entera. A mí me gusta mi país, pero la cantidad de cretinos que lo habita me sobrepasa.
Y aquí estamos: los españoles, convertidos en carnaza. Hay algo que todo el mundo debería saber. Son Malas noticias. Los sacrificios que nos van a imponer desde dentro y desde fuera sólo van a servir para que seamos más pobres.
El absurdo pone otra vez en evidencia la supuesta sabiduría de los economistas. Quieren que España no crezca para poder acceder a nuevos préstamos que nos saquen de la crisis.
En el fondo, no hay una voluntad de crear una Europa unida y fuerte. Nada de eso. Los países ricos, con Alemania a la cabeza, quieren la bolsa o la vida. En este caso se van a llevar unos cuantos años de nuestras vidas y, de propina, la bolsa.
Es sencillo: si España no crece y además se endeuda más, las agencias de calificación nos irán restando puntos, de manera que dentro de un lustro necesitaremos mendigar para que alguien invierta en este país.
Por eso, propongo que intentemos huir de esta sementera de frustraciones. Lo más lejos posible. Quizá a América del Sur.
Ellos han prosperado en cuanto a democracia y, como han atravesado una dura crisis, hay mucho por hacer. En Europa la democracia está siendo sustituida por golpes de estado pacíficos: esos gobiernos de tecnócratas que nadie ha elegido.
Los que dan lecciones de patriotismo mientras se arrodillan ante Merkel y los mercados se pueden quedar con España entera. A mí me gusta mi país, pero la cantidad de cretinos que lo habita me sobrepasa.
Comentarios
Acertado. Plenamente.
A esa parte del mundo ve ÚNICAMENTE si llevas contigo dinero para iniciar tu propio emprendimiento o tienes buenas opciones a un puesto de trabajo de alto nivel.
Elige con cuidado países de baja corrupción si tu caso es el primero (ONG Transparencia Internacional).
Si no es así, intenta Australia, Canada, Nueva Zelanda, etc. No salgas de la sartén para caer en las ascuas amigo.
¿Y que solución piensan? Qué tal si empobrecen a un país o a varios, los hacen pequeños y dependientes, que trabajen casi gratis para sus empresas. Porque yo sí creo que se montarán empresas de otros países en España, pero con la misma intención que lo hicieron en los años 60, porque trabajaban muchas horas y a bajo precio. Vamos, que los 50 años de retroceso nadie nos los quita y, otra vez, a empezar de cero.
Y, a dónde ir, ni idea, donde vayas lo pasarás mal, seguro, y, para que te vaya bien habrá que tener esa pizca de suerte que no todos los "españoles por el mundo" tienen.