Magnífico técnico: va líder y se carga el vestuario. |
El hombre que trata de quitar la paja del otro con el dedo, el que quita y pone personal del club, el que convence a los demás de intrincadas tramas de espionaje arbitral, el que nunca ha jugado bien al fútbol y se las da de sabio del deporte, porque los resultados le han acompañado.
Al señor Mourinho se le ha visto el plumero en cuanto se ha medido contra el Barça: qué locura de alineación en el partido de ida del Chupito del Rey. Ni los jugadores blancos se la creían.
Cuánta agresividad en su equipo y qué poco juego. Sin embargo, los títulos le avalan, y en estos tiempos el resultado importa más que la profesionalidad, y el trabajo más que la propia persona.
Por otra parte, no sólo a Urdangarín, Camps, Blanco y similares les va de perlas que media España se preocupe por las mourinhadas. Al Barça le va de cine. Escribo esto sin saber quién pasará a la siguiente ronda de la Copa del Rey. Pero, es evidente que el Barça como entidad no ha hecho los deberes de enero.
La plantilla cuenta con dos defensas centrales de confianza. Sólo dos. Y en los laterales, uno por lado. Mediapuntas los hay de todos los colores. Los dos porteros son de confianza, pero un delantero centro nato... tampoco hay ni uno solo.
Si el Barça termina enero sin fichar dos defensas como mínimo, a poco que surjan lesiones o sanciones, el mejor club de la historia hincará la rondilla.
Y podemos echar la culpa a Rosell y a sus colaboradores, pero la principal diana debe de ser Josep Guardiola.
Al técnico que sólo le lanzan flores, le voy a acusar de algo que no considera ningún código penal, pero que me parece detestable. Guardiola es el típico trabajador corporativo. Si el capitán del buque se equivoca y el Barça va directo hacia el iceberg, el contramaestre Guardiola no se rebelará y se hundirá con el barco.
Se equivoca Guardiola al no exigir recambios de calidad para la defensa. Y el tan cacareado fin de ciclo llegará, ojalá me equivoque, como siempre ocurre: por culpa de los que comandan la nave.
Claro, que puestos a comparar, Pep sale reforzado si lo equiparamos con Mourinho. El portugués está beneficiando a su agente y compatriota Mendes en detrimento de su equipo colando en el club a jugadores que le son fieles. Mourinho no es de nadie más que de él mismo. Y con su permanencia en el Real Madrid puede que gane algún título más, pero seguirá sembrando tempestades y ofreciendo la antideportividad como primer recurso.
A todo esto, el Barça y el Madrid seguirán polarizando la sociedad, que es lo que interesa. Así sacaremos la fuerza por la boca del hincha en lugar de la del manifestante. Me encanta el fútbol, me maravilla el juego del Barça, pero si corren tiempos pésimos para la lírica, la narrativa y el arte y la cultura en general, no es justo que el fútbol acapare toda nuestra atención.
Entono el mea culpa, pero soy de los que piensa que la mejor crítica viene desde dentro del propio asunto. Fútbol como entretenimiento, sí. Extradimensionarlo para desviar la atención, eso sí que no.
A todo esto: la gesta del Mirandés, un 2ªB que ha llegado a semifinales de la Copa del Rey me sirve para recordar que el fútbol debería ser, ante todo, un deporte. Y en la competición deportiva, no en el espectáculo, impera la cultura del esfuerzo y de la superación. Por ejemplo, la estrella del equipo, Pablo, dio un recital de fútbol contra el Espanyol después de haber cumplido con su jornada laboral en el banco. Un ejemplo para muchas estrellas a las que hay que motivar constantemente para que corran en un estadio de primera división.
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