Querido weblog (o cuaderno de bitácora o blog a secas):* Si nunca escribí mi propio diario por miedo a que mi madre se lo leyera aprovechando cualquiera de mis ausencias estudiantiles, ¿cómo leches voy a contarte mis secretos sabiendo que hay un público potencial de miles de millones de internautas? De acuerdo. Mi madre apenas sabe qué es Internet, pero si se entera de que he abierto un diario, seguro que me envía un cargamento de pings cada diez minutos para ver cómo tengo la conexión. Ya me la imagino limpíando código, organizándolo todo en etiquetas o corroborando que no incluyo material para adultos. De todas maneras, pensándolo bien, con todo esto de la red de redes, la red social, la alianza de civilizaciones, la globalización, etc. me siento más solitario que cuando, hace muchos años, esbocé mis primeros intentos de diario personal en una libreta. Claro que por aquel entonces ni siquiera teníamos móvil. Quizá por eso las palabras dichas con espontaneidad cobraban importancia. Te
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