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La fortaleza mental no basta ante la crisis

Les llaman enfermedades mentales y, en realidad, lo son también del corazón.

Una persona inteligente que acaba postrada en una cama, incapaz de ver el sol que se desliza por el cielo, incapaz de sentir apetito o de demostrar alegría ante la sonrisa de un niño, tiene un problema más allá de lo racional.

Le pueden diagnosticar mil tipos de depresión, ansiedad, manía o lo que bien estimen los doctores de cabecera, psicólogos, psiquiatras, curanderos, homeópatas...



El caso es que podría no haber ningún problema en la mente. Su ser interior se siente incapaz de afrontar la vida, aunque pueda comprender que su actitud no es saludable. Las pequeñeces del día a día lo hacen menguar. Esto que a algunos les parece una maravilla, a otros una rutina, a esa persona le supone un escollo insalvable.

Las razones por las que un día cualquiera entra la luz en la oscuridad de alguien condenado a consumir pastillas durante sus restos no se sabrán nunca.

Pero, ojo, es sumamente fácil entrar, y muy complicado salir.

La falta de esperanzas, las noticias negativas, la escasez, los cambios de rutina, etc. son abono perfecto para caer en una depresión.

De la batalla que seguirá después sólo vencerá el amor. Con paciencia, cariño y compasión conseguirás que la persona que fue salga a la supericie. También será una prueba para ti. Quizá una de las más complicadas de tu vida. Ánimo.

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