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Googleando a David Navarro (Googling David Navarro)


Desde los inicios del buscador Google, el primero que daba muestras de cierta solvencia en Internet (que ahora pongo en entredicho), la gente calmó su desconfianza con la búsqueda de información sobre otras personas. A mí, que no uso seudónimo, me ha pasado en infinidad de ocasiones. Alguna vez que otra para mal. Y como me volverá a ocurrir, dejadme que agradezca tanto interés por mi persona con unas aclaraciones.

Información para empresas: Enhorabuena, has encontrado al David Navarro que buscabas. Debes saber que tu búsqueda ya la llevaron a cabo con éxito otros antes. Es lógico que lo hayas hecho si supones que el blog de una persona te ayudará a decantarte por su contratación como trabajador. Pero lo cierto es que tu premisa no tiene fundamento. Si yo buscara a un profesor de inglés y Stephen King estuviera acabado como escritor y ahora se dedicara a la enseñanza, ¿dejaría de contratarlo porque existe el peligro de que esté trastornado? Al fin y al cabo, ha escrito mucho sobre enfermos psiquiátricos, exorcistas, demonios y vampiros.
Hazme caso. David Navarro sólo ha escrito unos cuantos artículos destinados a mejorar su currículum y si lo lees (tienes una pestañita arriba) te darás cuenta de que ha trabajado en varios sectores no siempre relacionados. Este blog sólo te será útil si te interesa saber cómo escribo, sobre todo en cuanto a la versatilidad de estilos y de temas. Si te interesa mi perfil de profesor, traductor, corrector, guionista, etc. estás desperdiciando tu tiempo y borrándome injustamente del panel de candidatos de Infojobs.

Ojo, no corrijo los textos salvo errores de bulto. Por tanto, no soy tan mal corrector como parece. ¿Cómo confiar en un corrector que deja sus textos sin corregir? Déjame que te haga otra pregunta: ¿cómo confiar en un cocinero que cena una pizza precocinada? Ahora sin ironías: el blog no me reporta ni un solo céntimo y no, no soy rico ni tengo un sueldazo. ¿Queda claro?

Información personal: Prefieres investigar sobre mi vida antes que preguntarme directamente qué tal me va. Pues entonces te vas a llevar una información equivocada, no falsa, simplemente errónea. Verás: todos tenemos la capacidad de ofrecer lo mejor de nosotros mismos, incluso en los casos en los que somos más dañinos que un criadero de zombis.

En mi caso, no es exactamente así: muy pocas veces expreso mis emociones más sinceras. Cuando lo hago, suele tratarse de artículos que no vienen a cuento de nada de lo que sobresale en la actualidad. A menudo son muy abstractos, largos y dicen que plomizos.

A veces utilizo este blog como si tuviera una columna de opinión en un periódico. Ahí me suele interesar más el análisis que el estilo, pero, en la medida de lo posible, también me gusta trabajarlo. El hecho de que tenga auténticos bodrios publicados en este blog no difiere de otra realidad: no soporto escribir mal ni enviando un sms. Y, sin embargo, ocurre.

Por último, me va muy bien escribir algunos textos para experimentar formas narrativas antes de ejecutarlas en obras más largas o ambiciosas.

En cualquier caso, este blog ni prácticamente ninguno de sus artículos sirve como termómetro del estado de mis asuntos personales. Ten en cuenta que si hablo de mí no lo hago de mi verdadero yo, el que se funde con la gente y no produce ningún interés, sino de un yo literario, casi ficticio.

Este texto surge a partir de saber que el director de un instituto privado descartó mi currículum como profesor de inglés a partir de algunos, no sé cuáles exactamente, de mis textos. Mal hecho.  Si yo encontrara un par de poemas suyos en un cajón, digamos comprometidos o directamente salvajes, no propondría su dimisión como director de una institución que vela por la cultura y la educación de los jóvenes.

Comentarios

doctor galigari ha dicho que…
A raíz de la justificación de tu escrito, me apetecía opinar sobre ese comentado interés que les ha entrado a los que contratan por fisgonear nuestros perfiles en facebook, twitter, y demás redes sociales. Es algo por lo que llevo tiempo aterrorizado. Porque parece ser que valoran que la persona sea participativa, decidida, ingeniosa, que tenga iniciativa, etc. Con sólo mirar su twitter, la conocen. Sin conocerla.

Me cabrea mucho que uno se tire tanto años estudiando para que se valore lo 'cool' que eres en el mundo virtual. Porque al final, es sólo eso, ser molón. Y para qué sirve que escribas bien, que tengas un currículo completísimo, que te lo curres, que te preocupe hacer bien las cosas, si al final el que se lleva la medallita es el que tiene más cara, el que sabe hacer de lo imaginario su mundo real, en el que los demás pican. Porque no nos engañemos, cuando algo dicen que funciona en internet, se acaba llenando de mucha paja. Y las redes sociales están llenas. Menos mal que, aun habiendo mucha porquería, todavía se encuentran blogs con sustancia, el tuyo entre ellos.

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