El debate ya estaba en los medios de comunicación y entre la
gente antes de que muriera Hugo Chávez. En un mundo en blanco y negro, urge
saber si era bueno o malo, si era un defensor del pueblo o un tirano. Más aún,
si apoyaba una verdadera independencia americana con respecto a Estados Unidos
o le hacía el juego a la Casa Blanca.
Se pueden escuchar y leer a día de hoy todo tipo de
argumentos a favor y en contra del fenecido presidente venezolano. Me temo que
la maquinaria de la confusión logrará su objetivo, que no sepamos nada de nada.
Un breve paréntesis. Nos están acostumbrando a pensar por
dicotomías: A o B, verdadero o falso, comunistas o capitalistas, etc. La
mayoría de la gente no cuenta con recursos (ni tiempo) para tratar cada asunto
en profundidad. Lo único que tienen que hacer quienes controlan los medios de
comunicación es lanzar varios mensajes contradictorios: el cortocircuito en
nuestras mentes está garantizado.
Volviendo al tema, considero que hay un debate más fértil
que en España no se a producir y que la figura de Chávez bien podría inspirar.
Independientemente de sus verdaderos logros sociales y
económicos, dejando aparte sus esperpénticas actuaciones mediáticas, ¿alguien
duda del compromiso de Hugo Chávez con sus ideales panamericanos, Venezuela y,
en general, la política?
¿Alguien puede demostrar que Chávez era un farsante o que
estaba en el poder sólo por el dinero?
Ahora lanzo la cuestión al revés: ¿hay en la primera línea
de la política española algún hombre o mujer del que se pueda decir que se va a
consagrar en cuerpo y alma a su papel de estadista, a sus ideales o a su país
en el caso de resultar elegido?
Considero que no. Es más, estoy plenamente convencido de que no hay ningún político español con unas mínimas posibilidades de
gobernar que vaya a luchar hasta el final por honrar al pueblo que lo ha
votado.
Voy más lejos. Ni en segunda ni en tercera línea de batalla.
Si los hay, están en las trincheras preparándose para pegar carteles en la
próxima campaña electoral. No van a poder llegar a más, por falta de
preparación o por el veto de los que ostentan el poder, aunque sea la
presidencia de un partido local en un pueblo de menos de mil habitantes.
Éste es un debate capital que serviría para cambiar el rumbo
de muchas penurias que están por llegar. Por eso no se le dará cancha. Siempre
es mejor perder el tiempo beatificando a un muerto o escupiendo sobre su
biografía.
Comentarios
Es muy difícil desde este lado del mundo valorar la labor de un estadista latinoamericano cuando el recuerdo que nos dejan los medios de comunicación españoles estos día es su comentario a Bush en la ONU, sus amenazas a un representante del BBVA de que iba a nacionalizarle el banco en un plis plas o el famoso 'por qué no te callas'. A mí personalmente Hugo Chávez me parecía un dictador -por muchas elecciones que ganara- que optó por el camino de sacar a los pobres de su miseria -algo muy loable- y perseguir a cualquier opositor con métodos muy pocos democráticos por nuestras latitudes. La excusa de hacer reformas sociales importantes no puede servir para calificar de héroe a alguien que se ha pasado por el forro algunos principios básicos de cualquier sistema democrático como es, por ejemplo, la libertad de expresión. Claro que las masas lo adoraban a hora le lloran. Sucedió lo mismo con el narcotraficante Pablo Escobar -no pretendo compararlo, lógicamente- cuando miles de personas se lanzaron a la calle en su entierro. Escobar destinaba algunos millones procedentes de la droga -que provocaba miles de muertos- a mejorar las condiciones de vidas de los pobres en Medellín. También era un héroe para ellos. En fin, que espero que Venezuela y cualquier país latinoamericana retome el sendero de la democracia.