"Oye, baja el nivel de las preguntas". |
Días antes le habían allanado el camino. Las posibles zancadillas de los periodistas del ente público ya no serían una posibilidad al haber descabezado a todos los sujetos peligrosos de pensar de forma diferente a los intereses del Gobierno.
Por eso, en Los desayunos de TVE al Ministro de Industria nadie le pone trabas para que caracolee su discurso. Un país sin apenas industria, que depende de los demás para abastecerse de energía, y en el que su Ministro saca pecho sin que ningún periodista le ponga en aprietos.
Casi al mismo tiempo, en RNE habla la presidenta del PP en Catalunya cagándose en la manifestación que presumiblemente abarrotará las calles de Barcelona al día siguiente pidiendo la autodeterminación.
Por la noche, a las 21:30 en punto, prime time absoluto, empieza la entrevista a Rajoy. Curiosamente es María Casado, la misma que asistió al monólogo del Ministro Soria por la mañana la que empieza con una pregunta, la del temido rescate, y a continuación se calla. Por cierto, una pregunta que no por pactada produce estragos en Rajoy, que tarda cinco segundos en dejarse de titubeos para, al final, no dejar nada.
Luego, cinco periodistas supuestamente representativos de la pluralidad informativa, preguntan a turnos para que nadie interrumpa a Rajoy en peroratas interminables en las que no da ningún titular. Ni uno.
Entre los periódicos representados: la extrema derecha (La Razón y ABC), la derecha (El Mundo y La Vanguardia) y el centroizquierda (El País). Curiosamente es Victoria Prego, de El Mundo, la que en más aprietos pone al Presidente. Anabel Díez, de El País, recibe una respuesta airada a su primera cuestión por lo que desaparece del plató. Los demás, a dorar la píldora.
Aunque, como el programa sólo dura 45 minutos, tampoco existe el riesgo de que Mariano Rajoy se enrede él mismo en la madeja al hablar, por ejemplo, del desmantelamiento del estado del bienestar y de los beneficios sociales.
En los informativos nocturnos del canal 24 horas de TVE, las caras nuevas, tras las decapitaciones políticas, subrayan las frases maravillosas de Rajoy que pasan por novedades como que no tocará las pensiones. Probablemente la única promesa electoral que le queda por romper.
Así da gusto, Rajoy.
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