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Al diablo con la prima de riesgo

Ver las cosas como son: ésa es la cuestión. No es necesariamente fácil aplicarlo a nuestras vidas. El principal problema estriba en que casi todo el mundo suscribe que ya lo hace.

Nadie quiere ser un iluso. Sin embargo, apegarse a la realidad para no parecer un trasnochado es, paradójicamente, el atajo directo a vivir al son de pajaritos que pían sin descanso.

Estos días todo el mundo sabe cómo va la prima de riesgo, el Ibex35, la inflación, etc. Y sin embargo, ¿cuántos resistirán un debate en profundidad sobre la economía, sea la española o la mundial? Muy pocos, me temo.

Aunque no es éste el tema del post. Mi tesis va por otro lado. Sostengo que la gente se arma de información que no logra dominar ni entender para simular que controla la realidad.


Quienes así o hacen, los que se ven obligados a seguir la terminología, datos y análisis sobre la economía financiera parten de dos errores: por un lado, creen que la realidad es esto: cifras y números de un sistema excesivamente complejo que los gandes mandamases del Sistema mastican para su comprensión. ¡Como si eso fuera rentable! Pero es el segundo error de base el que más me preocupa: si la realidad es la memorización de datos financieros, entonces controlan la realidad, y por tanto, quedan eximes de la sinrazón del monstruo llamado crisis. Se creen vacunados por tener acceso a la verdad sobre la crisis.

Nada más alejado de la realidad. El sistema genera monstruos colosales e inaprensibles, El conjunto de coordenadas que deriva en un despido multitudinario, en la subida de impuestos y en la carestía de la vida o en la merma de derechos sociales, que son la realidad tangible, tiene un viaje de sólo ida. No son coordenadas que se puedan introducir en los navegadores individuales, en cada uno de los cerebros de las personas... ¿Y de qué serviría?

De hecho, parte del éxito del sistema es su blindaje. ¿A quién le echamos la culpa cuando la crisis nos afecta de pleno? Desde luego, estar al día de lo que las noticias, filtradas de antemano, nos indican de modo sesgado y a caballo pasado sobre la crisis no sirve para nada más que para crear la fantasía en el contribuyente de que tiene la situación controlada.

Dadas las circunstancias, recomiendo encarecidamente que nos centremos en luchar por nuestros derechos y en exigir que nos dejen vivir con dignidad. Saber la evolución de la prima de riesgo al dedillo es una soberana pérdida de tiempo, amén del descontrol absoluto al jugar a un juego en el que podemos apostar, pero ni entendemos las reglas ni nos es permitido ganar.

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