Los que habían colocado la segunda
parte del SpiderMan de Sam Reimi como primera pieza del canon del
subgénero de los superhéroes tendrán que mover baza. La mala
noticia es que los críticos de cine (los oficiales) actúan como los
hombres del tiempo, nunca rectifican.
La película dirigida por Marc Webb
ha conseguido trasladar las dos primeras entregas de Raimi a la tierra
media de los proyectos notables, pero mejorables.
Ahora mismo, más que hablar de The
Amazing SpiderMan, me preocupa cómo realizar una crítica de una
película redonda sin caer en el análisis técnico o en la rapsodia
lisonjera. Lo primero me da pereza. Lo segundo, asco. La verdad es
que no miento si digo que The Amazing SpiderMan es la mejor versión
del trepamuros en celuloide. Incluso podemos hablar de este film con
la misma seriedad con la que se aborda el Superman de Richard Donner
y en la que se situarán, con el tiempo, los X-Men de Brian Singer,
el Hulk de Ang Lee y, al menos, el primer Batman de Christopher
Nolan.
Y es que the Amazing SpiderMan consigue
lo mejor de dos mundos: el disfrute trepidante de una aventura de
superhéroes y el abordaje psicológico de héroe y villano en un
drama de altura.
Digo de altura, no por las acrobacias
del enmascarado por Nueva York, sino porque los personajes poseen las
luces y las sombras que suelen alternar en la sufrida realidad.
La interpretación de Andrew Garfield
también influye positivamente. La calidad de su trabajo, empero, no
debería servir para cargar las tintas contra el anodino Tobey
Maguire, porque el lagarto antagonista también se saley, pensando en
los SpiderMan anteriores, no se puede decir que Willem Dafoe o James
Franco sean malos actores. Decirlo de Dafoe, al menos, tiene delito.
Por tanto, habrá que atribuirle al guión y a la dirección de
actores gran parte del mérito.
Podría seguir por el camino del
análisis, pero ¿no deberías comprar una revista especializada de
vez en cuando para acceder a sesudas críticas de tres o cuatro
columnas? Yo creo que sí.
Por lo que me pagan en este blog podría
concluir que esta película está por encima de la socorrida frase:
“gustará a los fans del subgénero”. Es más, incluso un
espectador que reniegue de los superhéroes podrá disfrutar del
film, justo como ocurre con Batman Begins.
Hay cameo de Stan Lee. No es éste, es mucho más divertido. |
En mi opinión hay detalles que brillan
con luz propia: en primer lugar, el ritmo. Ni la introducción se
resuelve a velocidad de crucero como en el primer SpiderMan de Raimi
ni transita por el desierto en monopatín como sucede en el propio
Batman Begins o incluso en Iron-Man, que se pasa gran parte de la
película haciéndose el traje. Aquí, en cambio, todo fluye, y salvo
en algunas escenas de acción de ésas de montaje entrecortado
videoclipero, lo que se cuenta, lo que se intuye y el disfrute van
siempre de la mano. Los detalles humorísticos, sobre todo utilizando
el punto de vista externo como hicieron muy bien Richard Donner y
Richard Lester en los tres primeros SuperMan, generan más de una
carcajada.
Otro acierto, la fotografía. A la que
puedas, fíjate en las tomas. Algunas son verdaderos pósters. Un
estilo en ocasiones, muy romántico y gótico, por cierto.
Suma y sigue: el realismo viene de la
mano del tratamiento de los personajes y no tanto de las escenas de
barrio suburbial como ocurría en el film de Raimi. Además, el uso
del ordenador queda más disimulado, especialmente en el traje. A mi
juicio, uno de los lastres de las entregas de Sam Raimi: conjugar el
hiperrealismo de las escenas de calle de Peter Parker con las
animaciones ultramodernas del héroe en acción rompían el
equilibrio del conjunto.
Y a mí particularmente me parecen
meritorias las actuaciones de Martin Sheen y Sally Field como los
tíos de Parker. Ojo, porque los personajes, sobre todo el del tío
Ben, también están muy bien perfilados. También me gusta el
supervillano doctor Connors (Rhys Ifans). Algo menos, Gwen (Emma
Stone), pero el motivo principal es que los guionistas han dejado su
personaje un poco abandonado. Tampoco descarto cierta nostalgia de Kirsten Dunst.
La historia, además, está muy bien
narrada, ¿lo dije ya? Incluso los normalmente embutidos flashbacks
no estropean el conjunto. Quizá alguien le pueda demandar un poco de
originalidad a la premisa central precisamente por el incidente con
el tío Ben, pero el espectador valorará que en esta ocasión no se
recalque su efecto catalizador. Hasta el final, SpiderMan está lleno
de dudas, de turbulencias. Para los profanos al personaje, emparenta
con el Batman de Miller, pero la realidad es que encaja con la
evolución en los cómics del trepamuros.
A mi juicio, la versión reptil del "malo" chirría bastante. |
Por ponerle otro pero, y si no me
equivoco será el cuarto, no acaban de cuajar los chistosos
comentarios de SpiderMan en plena faena justiciera. Las pocas veces que
el héroe los articula cuesta integrarlos en el complicado dibujo del
personaje que si bien es contradictorio y rico en matices como un ser
de carne y hueso también se le puede clasificar de taciturno.
Por cierto, la música de James Horner suena a trabajo de mercenario. Un deja-vu constante. Lástima porque habría propulsado el film de Webb a otra dimensión.
Si eres de los que sólo lee el final
de una crítica, insisto, es la mejor película sobre el superhéroe
más carismático de Marvel. Olvídate de la mala experiencia de
SpiderMan 3, deja de lado la publicidad, prescinde del 3D si puedes
(o quítate las gafas durante la sesión, que lo verás igual).e film, digan lo que digan, no es no es
más de lo mismo: es mejor.
PD: Me olvido de las
cursivas en los títulos y lo hago adrede. Hay que aprender a distinguir mérito de
calidad y ésta otra de algo que no se suele dar en Internet, la
excelencia.
Comentarios