Ir al contenido principal

Monarquía o República... la disyuntiva insultante

Genial alegoría de la realidad CENSURADA.
En un país libre y democrático no habría lugar a dudas. ¿Cuál de los dos sistemas te permite elegir al que consideras mejor Jefe del Estado?

Decisión tomada.

Ergo, fuera la Monarquía.

Sin embargo, España es un estado, no me canso de repetirlo, deficiente en muchos aspectos.

La incultura tapada, la que no sale en las encuestas, es de tal índole que desvirtúa cualquier consulta popular y engrandece debates innecesarios como éste.


Un sistema monárquico en el siglo XXI sólo puede sustentarse por motivos personalistas. Esto es, la Familia Real, dado que se dedica en cuerpo y alma a representar a su pueblo, debería ser la más preparada del Estado para defender los intereses de la nación.

En términos democráticos, la Monarquía, puesto que se trata de un sistema de castas y que, además, goza de privilegios con respecto al resto de los ciudadanos, no puede tener defensa posible.

Por eso, el único debate abierto se centra en las personas. En el caso de los Borbones, el Rey Juan Carlos I ha superado toda las líneas rojas éticas. Y su familia está descompuesta por todos los bandos, incluyendo un grave caso de corrupción. Por lo tanto, nadie en su sano juicio puede decir que un rey que abdica tras haber decepcionado a sus más firmes defensores tenga algún derecho para designar sucesores.

Además, está la duda razonable: si la censura llega hasta hoy día prohibiendo la portada de una revista humorística, ¿qué nos queda por saber de Juan Carlos I y de su hijo? ¿Qué más sorpresas nos aguardan? La Monarquía se alimenta de la censura a la libertad de expresión para no deteriorar su imagen. El precio que tiene que pagar es que el ciudadano desconfíe de la institución.

Una vez agotada la única posibilidad racional de optar por una Monarquía, sólo queda el rescoldo romántico, la adhesión interesada y la ignorancia de un alto grupo de españoles que no contrasta informaciones y ni tan sólo se informa (ni lee).

Por tanto, la República, más que preferible o, si se quiere, mejor que la otra opción, resulta inevitable si seguimos pensando que en España el Estado de Derecho y la Democracia son más importantes que cualquier preferencia personal.

Me gustaría leer razones argumentadas para defender la Monarquía más allá de la posibilidad de que politicuchos como Aznar puedan llegar a Jefes de Estado. Esto no es un argumento. Esto es un ataque claro a la validez de la democracia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

GTA V no es un juego para niños

He sido monaguillo antes que fraile. Es decir, he pasado por una redacción de una revista de videojuegos y desde hace más de cinco años me dedico a la docencia. De hecho, cuando nuestro Gobierno y la molt honorable Generalitat quieran, regresaré a los institutos y me dedicaré, primero, a educar a los alumnos y, en segundo lugar, a enseñarles inglés. Por este orden. Calculo que más de la mitad de mis alumnos de ESO (de 12 a 16 años) juegan a videojuegos con consolas de última generación, esto es, PlayStation 3 y Xbox 360 (dentro de unos meses, esta información quedará obsoleta: hay dos nuevas consolas a la vista). Deduzco, a su vez, que de este alto porcentaje de estudiantes, la mayoría, y no sólo los niños, querrá hacerse con el último título de la saga GTA: la tan esperada quinta parte.

Redescubriendo temas musicales: Jesus to a child

Las canciones que más adentro nos logran tocar son, en ocasiones, las más sencillas. La letra de Jesus to a child descolocará a los que asuman, por desconocimiento, que la belleza de la expresión escrita requiere complejidad. La sintaxis es clara, el vocabulario, sencillo, y la composición en su conjunto constituye una metáfora: el amante sufre la pérdida del ser querido, pero a pesar de la tristeza es capaz de comparar el hallazgo del amor verdadero con la limpieza de corazón con la que Jesucristo amaba a los niños, que son, por antonomasia, los seres humanos más puros que existen. Por este motivo, mucha gente interpreta la letra como una exaltación de los sentimientos nobles y, en realidad, la letra se puede explicar en clave de amistad idealizada o de amor perfecto en cuanto en tanto no deja lugar a la contaminación de otros sentimientos que no tengan que ver con la piedad y el desprendimiento.

Dos grandes pintores para una ciudad pequeña

Una obra de Alguacil que recuerda a Monet. En la calle Pizarro de La Vila Joiosa, probablemente una de las arterias principales de la ciudad (o pueblo, los que me habéis leído sabéis que los uso indistintamente en referencia a mi lugar de nacimiento) hay abierto desde tiempos inmemoriales un taller de un gran pintor: Evaristo Alguacil. Casi sin anunciarse, muchos aficionados a la pintura han insistido hasta recibir sus clases y quién más o quién menos conoce lo más representativo de su trabajo, sobre todo al óleo, principalmente esas marinas tan personales, tan vileras y universales al mismo tiempo. Sin embargo, pocos, en relación a la categoría del artista, conocen bien la obra de Alguacil. Creen que es un señor que repite cuadros sobre las casas de colores representativas de La Vila o se dedica solamente al puerto y sus barcos de pesca. Es cierto, y él lo reconoce, que son parte de su sello personal y la gente aprecia estas pinturas por dos motivos: por su calidad y, además,