Friends will be friends, temazo de Queen. |
Es mucho.
Cada uno, a su manera. Desde la llamada de cuatro minutos
aproximadamente hasta la velada nocturna de seis horas, pasando por un
encuentro fugaz en un parque, con niños de por medio, con lo que mi importancia
quedaba relegada a un tercer o cuarto plano, ya que los pequeños siempre
acaparan las atenciones y, además, había un rencuentro entre tres amigos al que asistía como testigo.
En este último encuentro, breve, fui motivo, instrumento y
complemento circunstancial. Lo dicho: cada cual me mostró su amistad a su
manera y según unas variables que, por suerte, escapan a mi pobre entendimiento.
Todo esto sin contar con las muestras de cariño que se han
quedado por el camino, simplemente porque no nos hemos encontrado en el momento
y lugar conveniente.
No incluyo, ¡muy mal por mi parte!, la llamada necesaria y cariñosa
de mi compañera de fatigas.
Ni el contacto con mi familia, que estúpidamente doy por
supuesto.
A mí, que sólo soy un hombre limitado, me parece muy
importante que haya más de una decena de personas que hayan alterado el orden
natural de sus vidas para hacerme más feliz. Y que esto me haya sucedido en
menos de veinticuatro horas casi se podría considerar un milagro.
Cuando vengan las vacas flacas de mi ánimo (de natural, flojo), tiraré de esta sensación. Es
más, la estiraré como un chicle hasta que se rompa. Para antes de que suceda
habré encontrado un par de motivos para amar la vida. Ésa es mi intención.
No me merezco estos minutos de gloria probablemente, pero no puedo evitar
disfrutarlos.
Lo que sí me hará enormemente feliz es que alguien que esté
acostumbrado a leer mis críticas, quejas y lamentos se sienta un poco mal
porque muestre un lado más luminoso.
Si existe alguien con tan mala fe, por favor que se muestre: las manifestaciones
demoníacas alimentan la esperanza de que exista un dios misericordioso.
NOTA: El amigo que me soportó más de seis horas merecería un artículo aparte. Ésa es la verdad. ¿Pero cómo laurearlo sin que los demás se sientan ninguneados o el propio interesado se me suba a las barbas? Yo creo que con esta nota queda todo dicho. En cualquier caso, espero que cuando importaba, en los segundos u horas que durase el encuentro, todos supieran que me estaban haciendo momentáneamente feliz.
Comentarios
Sincero texto, sí, pero pasteloso. No lo retocaré para que quede como modelo de lo que no debo volver a publicar.