¿Iban a detener a un hombre o a todos los bostonianos? |
La gente quería una cabeza en bandeja de plata tras los dos atentados. Y les han dado dos: la de un muerto y la de uno que lo ha contado de milagro, aunque parece que la garganta tardará en utilizarla (esta información por parte del Gobierno izquierdista de Obama parece un mal chiste de humor negro: para uno que puede hablar...)
Lo que ha ocurrido es muy grave. Por supuesto, el atentado es una salvajada. Sin embargo, la reacción de las fuerzas policiales de Boston, el FBI, los SWAT y el largo etcétera de efectivos han dado una lección de radicalismo religioso casi a la altura de los integristas islámicos. El ojo por ojo de la Biblia, la Torá y el Corán.
No sólo disparan y preguntan después, sino que se permiten el lujo de paralizar una de las ciudades más importantes del mundo, Boston, y sus alrededores. Toque de queda por dos supuestos asesinos terroristas de los que en Irlanda del Norte y, por ejemplo, España han proliferado a centenares. Y normalmente se les ha acabado cogiendo sin necesidad de convertir una operación policial en una película de terror.
En los medios de comunicación estadounidenses, la información errática y tergiversada; y la palabra "presunto" eliminada del vocabulario. Los dos hermanos eran los autores. Aunque dijeran que eran rusos primero, luego chechenos, a continuación que el menor había nacido en otro sitio, más adelante le colocaban una mujer maltratada al mayor y una hija para luego desmentirlo. Vaya, que no tenían ni idea de quiénes eran los dos hermanos de marras. La única constante en la fórmula era que se trataba de los autores del atentado y que habían actuado por su cuenta. Esta información, que es la importante, no admitía discusión alguna.
Ni en la mejor película de Hollywood. |
Es la lógica de la inercia. Lo malo es que hoy en día cuesta colar mentiras a todo el mundo sin que nadie responda. En principio, el mayor cayó abatido a tiros. Para demostrarlo, se filtraron testimonios y reconstrucciones del asesinato. Sin embargo, ahora resulta que la versión oficial es que su hermano menor lo atropelló, suponemos que sin querer, en su huida (aunque también podrían filtrar que decidió eliminarlo porque los islamistas radicales no sólo son unos bestias sino que no quieren a sus hermanos).
De pasada, con todo este espectáculo sangriento nos hemos enterado de que la legislación norteamericana permite que las autoridades interroguen a los sospechosos de terrorismo sin presencia de un abogado, retenerlos el tiempo que haga falta y, supongo, a la vista de los hechos, que sugiere la posibilidad de matar preferiblemente al sospechoso antes que detenerlo (Guantámano parte XXV).
Y uno se pregunta: si son la élite de los cuerpos de seguridad del mundo mundial, ¿no son capaces de disparar cartuchos que duerman a los delincuentes? Pongamos que no puede ser: no soy experto en la materia y sí un tanto ingenuo. En cualquier caso, ¿no tienen la puntería suficiente para acertar en las extremidades para que no huyan? ¿Conocen el extenso catálogo de gases capaces de desarmar a cualquiera sin matarlo?
Sólo quiero añadir un detalle: recordemos los esfuerzos por los militares estadounidenses por detener a Bin Laden vivo. Os lo recuerdo yo. No hicieron ninguno. Como si no les importara hacer justicia con garantías legales. Como si pudieran prescindir de la valiosa información que los terroristas pueden aportar. Como si fueran ganado defectuoso, vaya.
El salvajismo institucional podrá estar legalizado, reglado y admitido por la sociedad, pero no deja de ser barbarie.
NOTA: Mi pésame por los fallecidos en el atentado y si se pudo haber capturado vivo al sospechoso, mi condena a la barbarie. Por supuesto, deseo que todos los heridos se restablezcan física y psicológicamente. Y que no haya más atentados de ningún tipo ni abusos de autoridad.
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