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Madridistas, la décima (todavía) no existe

Hay que conseguirle una camiseta a este hombre!!!
Está bien que alguien en este país maldito disfrute por unas horas, y en ese sentido la Copa de la Liga de Campeones ganada por el Real Madrid el 24 de mayo cumplió con su papel. Algunos fueron felices y otros rabiamos como perros. Unos y otros dejamos de pensar en temas importantes por unas horas.

La final me pareció previsible y muy mal arbitrada. Previsible porque el Real Madrid jugó mal y se aprovechó de sus mortales zarpazos y el Atlético de Madrid tiró de orden táctico, de empeño y de fuerza, pero faltaron destellos de calidad que sobran en el club blanco. Lo del árbitro es grave: ¡Cinco minutos de descuento! Ni los más viejos de Lisboa… Y ese penalti a poco del final de la prórroga. ¿Era necesario pitarlo si existen dudas razonables y ya ganaban 3-1?

 Lo importante para España estos días no es que los muy gilipollas han (porque yo no he sido) vuelto a confiar en el PP, sino que “hemos” conseguido la décima.

Lástima que no fuera la décima copa de nada. Recordemos que el sistema de Champions League no se implantó hasta la temporada 92-93. Y, que se sepa, el Real Madrid ha conseguido cuatro títulos en este formato, uno más que el FC Barcelona.

En la anterior modalidad y, sin querer entrar en detalles (por ahora), el equipo madrileño conquistó seis títulos, cinco consecutivos, por uno del Barça. Pero el torneo era demasiado distinto.

No sólo cambia el nombre, Copa de Europa, sino toda la mecánica de las eliminatorias: a partir de 1992 se introdujo la liguilla de cuatro equipos, que resulta fundamental para premiar la regularidad de los clubs de fútbol (se valora más la calidad que la suerte, y de paso se penaliza a los equipos que buscan el empate, que sólo vale un punto). Además, el propio trofeo adquirió mayor importancia desde que jubiló a la Recopa, trofeo que ya no se disputa en Europa.

Por si acaso alguien me acusa de tramposo, es mejor que no investigue cómo se desarrollaron las primeras copas de Europa. El criterio para seleccionar las escuadras resulta muy discutible, tanto que uno de los fundadores del torneo fue el presidente del Real Madrid, con lo que aseguraba la presencia del equipo merengue siempre, pasara lo que pasara en la Liga. ¿Y el camino hacia la victoria? Un paseíto en comparación con el via crucis actual. En la primera Copa de Europa, por ejemplo, el vencedor sólo necesitó cuatro partidos para  coronarse rey del continente.

En las últimas “champions” el equipo ganador ha tenido que disputar unos 10 partidos como mínimo. Y si se hubiera tenido que clasificar de forma indirecta, habría tenido que jugar más de una docena.

Sería de recibo, pues, dividir entre Copas de Europa y Ligas de Europa, ya que son torneos diferentes, que sólo se parecen en que confluyen los campeones de liga con un importante añadido: también los segundos y los terceros son seleccionados (incluso un cuarto equipo en el caso de España si pasa una previa).

Puestos a pedir, no estaría mal dividir las Copas del Rey entre Copas del Generalísimo y Copas del Rey. Dejarlo tal cual es un despropósito, aunque el sistema de competición haya cambiado menos que el de las competiciones europeas. Mi tesis es que todas las decisiones tomadas en una Dictadura quedarán siempre bajo sospecha y la elección de árbitros así como las directrices a los colegiados han de estar, a la fuerza, en entredicho.

Si contamos Copas de Franco como Copas del Rey y Copas de Europa de 16 equipos elegidos a dedo como Champion Leagues también podríamos devolver los antecedentes penales a Felipe González por su pasado antisistema.


Y la verdad, con la pasta que cobra por sus múltiples puestos de consejero de grandes empresas, quedaría raro raro raro.

Comentarios

Andrés ha dicho que…
Me arremango antes de escribir este comentario. Quitar méritos a las 10 copas ganadas por el Real Madrid me parece de muy poco señorio. Aunque te duela, el Madrid ha ganado 10 Copas de Europa. Que fueran organizadas las primeras por un periódico -como también fue en sus inicios el Tour de Francia, por ejemplo- es algo circunstancial y quizás tan injusto como que un equipo que haya quedado cuarto en su liga a 20 puntos del campeón juegue la Liga de Campeones. A mi el sistema más justo de organizar la Copa de Europa sería que la jugaran los campeones de cada país a eliminatoria directa, como se había hecho toda la vida hasta que las televisiones comenzaran a mandar en el fútbol y nos obligue a tragarnos partidos infumables y previsibles desde octubre a marzo para que los señores de Heineken tengan publicidad durante ocho meses. Te recomiendo el artículo de Alfredo Relaño en El Pais del lunes sobre la organización de las primera copas de Europa marcadas no solo por temas deportivos sino también por económicos (una década después del fin de la guerra mundial) y políticos. Evidentemente no me alegré del triunfo del Real Madrid y se me pone un nudo en la garganta cuando veo la cara de tristeza de los atléticos tras el gol de Sergio Ramos. Pero creo que tenemos una mala costumbre en este país de empezar a buscar excusas cuando queremos desacreditar el triunfo de alguien que no nos gusta: que si copas en blanco y negro, que si no jugaban los mejores, que si el sistema de competición.... Luego no nos enfademos los cules cuando nos recuerdan los merengues a un tal Obrebo y Stamford Bridge o semejantes estupideces. El Madrid ganó la décima y nosotros a intentar que el año que viene no ganen la undécima.
David Navarro ha dicho que…
SI lo hubiese escrito totalmente en serio, sería muy necio y tú me habrías dado una lección.

Igualmente tienes razón, aunque no me parece descabellado llamarle de diferente manera a dos competiciones tan distintas. Eso sí, en el global son 10 y punto. La diferencia que propongo ahora en serio es la posibilidad de poder denominarla 6+4. Pero, al final, 10.
David Navarro ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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