Son amigüitos, que diría ella. |
Las ansias de ver al amigo
son sólo eso, ansias,
y desesperar ante el reloj
es mi sola desgracia.
En los adentros de cada uno,
el tiempo está enterrado
y cuando uno cava en la piedra
se estanca en el duro fango.
Los segundos se harán poesía,
los minutos, una novela hablada
cabalgando sobre el segundero,
acariciando las escenas pasadas.
Cuando nos volvamos a ver, amigo.
casi nada del ayer y del ahora, mil crónicas.
Del futuro, los buenos deseos,
y a cada instante, ¡un reguero de gloria!
NOTA: Tras leer una antología de Antonio Machado y con el mismo espíritu de parodiar a los grandes diciendo medias verdades y burlándome, sobre todo, de la ansiedad que te hace sentirte en medio del océano cuando los teléfonos no responden y jugarretas así de pueriles.
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