Sucedió este verano: Catalunya prohibió las corridas de toros y, como no había muchas más noticias que dar en territorio español (y porque a nadie le interesa que en África y en media Asia se mate la gente), la ley se convirtió en polémica nacional. Ahí van unos apuntes después de varios meses de conversaciones, lecturas y reflexiones. (Por cierto, si quieres saber qué pinta la foto de los pollos cuando en el título se lee claramente "toros", haz caso del mensaje): Primero, un recordatorio: el parlamento catalán representa a la ciudadanía, porque fue elegido democráticamente. Por lo tanto, sus decisiones se deben respetar, aunque por supuesto se puede estar de acuerdo o en desacuerdo. Las leyes del parlamento catalán no repercuten en el resto del territorio catalán. Por eso, si un señor de Burgos se disgusta por la prohibición de las corridas en Catalunya, se puede evitar fácilmente el disgusto, pues la ley no tiene validez en Burgos ni en Cuenca ni los miles de municipios y
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