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Lost no me emociona

Pues es la verdad. Sin ánimo de llamar la atención ni de molestar a nadie. Se había creado mucha expectación con el estreno de la temporada final, y a mí el capítulo doble me ha recordado la odiosa segunda temporada, donde nada avanzaba.

En mi opinión, el cine anda mucho más enfermo de lo que nos imaginamos y de ahí que, en comparación, el buen momento de algunas series está propiciando esta etapa dorada de la ya, por fin, tele lista.

En realidad, a mí más que lista me parece resabida. Porque por cada serie buena estrenan diez mediocres. O si no que se lo digan a los clones de CSI. En fin, poco importa mi opinión. Todo el mundo considera que todas las series nuevas tienen mucho que ofrecer, y que el futuro camina de la mano de la televisión en alta definición.

Del cine no se dice nada, porque sigue en crisis desde hace tanto tiempo que la cantinela se ha vuelto insoportable. Eso lo entiendo. Sin embargo, la realidad es que ET y la receta mágica de Hollywood terminó con la magia del cine de gran nivel técnico.

En cuanto a España, hoy se ven las primeras películas producidas por Querejeta y, la verdad, da vergüenza ajena qué películas tan justitas como Ágora o Los abrazos rotos sean lo mejor que tienen que ofrecernos. Pero esto es otro cantar. A cuento de mi falta de emoción por Lost me he perdido en, quizá, mi verdadera necesidad: volver a dar un golpe en la mesa. Flojito esta vez.

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